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Media distancia

El rincón más colorido de Italia

Acantilados, pueblos marineros y gastronomía son lo mejor de Liguria

Panorámica de la villa de Vernazza, en la costa de Liguria, Italia.
Panorámica de la villa de Vernazza, en la costa de Liguria, Italia.

Las maravillas de Italia no se limitan solo a la grandiosidad de sus ciudades o a la belleza de regiones tan conocidas como Toscana.

Otros rincones del país transalpino también cautivan por sus paisajes o su gastronomía, sobre todo aquellos que no reciben demasiados turistas. Este es el caso de Liguria.

Hablamos de la franja costera al sur de las ciudades de Milán y Turín, continuación de la Costa Azul francesa, que se extiende a uno y otro lado de la ciudad portuaria de Génova y consta de las provincias de Imperia, Savona y La Spezia.

Esta franja costera situada al sur de Milán es ideal para los que huyen del turismo de masas

Cuenta con una orografía muy escarpada, un terreno lleno de acantilados y rocas cubiertos por viñedos que crecen hacia el mar y hacen que uno se pregunte: ¿cómo recogen la uva?

Este rincón italiano es famoso entre los locales por tener playas bellas, aunque rocosas, y las vistas más impactantes de todo el país. Además, las pequeñas villas marineras que salpican toda la costa son el refugio de los italianos más bohemios.

Pero a diferencia de otros puntos de Italia, en Liguria es raro encontrarse con un exceso de turistas internacionales, si acaso, con algún vecino francés o con los pocos suizos que se animan a cruzar el paso alpino del Gran San Bernardo para disfrutar de unos días en la playa. Así que el ambiente italiano está asegurado al máximo.

Acantilados y ruinas en la costa de Liguria.
Acantilados y ruinas en la costa de Liguria.

De entre todos los kilómetros del litoral destaca el Cinque Terre (Cinco Tierras), un saliente de la costa formado por cinco pueblos en la zona de La Spezia. La villa de Vernazza es uno de ellos y enamora al visitante con sus casas de colores –llamadas trampantojos– y su ambiente marinero, donde además es posible disfrutar de la auténtica gastronomía ligur.

El pueblo de Camogli se asoma al golfo Paradiso a pocos kilómetros de Génova. Otra típica villa marinera cuyo pasado y presente pescador han dejado hueco al textil y los hilados artesanales. Destaca la basílica menor de Santa María Asunta, que se asoma al puerto y fue levantada en el siglo XII. Los amantes del mar pueden disfrutar también de una visita al museo marinero, que custodia curiosas obras.

Al otro lado de Génova, hacia Francia, merece la pena visitar los pueblos de Bergeggi y Noli. El primero de ellos por sus increíbles playas, estas sí, dignas de los amantes del mar más comodones, ya que están salpicadas de restaurantes y tienen la particularidad de contar con aguas cristalinas.

Lo escarpado del terreno hace que los pocos hoteles que hay se sitúen en lo alto de las colinas, lo que permite a sus huéspedes gozar de unas vistas increíbles, pero los obliga a bajar (y subir) un largo tramo de escaleras para llegar a la playa.

Y después de un día al sol, cenar en Noli puede ser la mejor opción. Se trata de un pueblo amurallado, de callejuelas estrechas y terrazas cuidadas, donde la oferta gastronómica es extensísima.

A pesar de estar a la orilla del mar, la villa destaca más por lo que contiene su interior: plazas, iglesias y rincones casi secretos que a ratos se parecen al barrio romano del Trastévere. No pierda detalle de la decoración de sus fachadas ni de su flamante Torre Cívica.

Basílica de Santa María Asunta, en Camogli.
Basílica de Santa María Asunta, en Camogli.

Guía para el viajero

Cómo ir. Al no haber vuelos directos desde España a Génova, quizá lo más sencillo (y barato) sea volar a Milán. Desde allí puede tomar un tren para visitar la zona o alquilar un coche para recorrer de punta a punta Liguria con total libertad. Desde el aeropuerto de Linate hasta la costa son 150 kilómetros y se puede volar hasta allí desde ciudades españolas como Valencia, Gerona o Madrid.

Dónde dormir. En Portofino es posible alojarse en un hotel de película: el Belmond Hotel Splendido, un cinco estrellas con solera digna de la dolce vita italiana. Eso sí, sus precios pueden alcanzar los 2.000 euros la noche en temporada alta.www.beldmon.com.

Dónde comer. Platos esencialmente marineros a base de pasta y arroces, además de las salsas típicas como el pesto, todo ello regado con excelentes vinos de la zona. Si se adentra en Génova, podrá probar los manjares de La Cuciniera (Via di Canneto il Lungo 102), un restaurante tradicional a buen precio.

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