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Draghi invita a otra ronda de estímulos

El Banco Central Europeo retornó el pasado jueves, nuevamente, al centro de la escena financiera con el fin de evitar una catástrofe en Europa. Los mercados aguardaban con cierta ansiedad la cita y, esta vez sí, se han visto sobradamente satisfechos por las medidas anunciadas. La fiesta estaba comenzando a decaer, pero Draghi se presentó a última hora triunfalmente con “más bebida y más hielos” para garantizar el éxito del evento.

Los efectos se han dejado notar inmediatamente. Como dictaba la buena lógica, los bonos han extendido sus subidas, prácticamente en todas sus categorías y a todos los plazos, situando las rentabilidades en niveles jamás vistos en Europa. Y todo ello a pesar de que justamente unos pocos días antes, fuentes del mismo BCE sugerían, a modo de alerta, que los bonos podrían estar cotizando a precios tan elevados que serían compatibles con los de una “burbuja”.

Las bolsas también han celebrado con nuevas subidas los planes de Draghi. Estamos acostumbrados a ver cierta mejoría de la “economía financiera” cada vez que un banco central interviene en los mercados con decisiones fuera de lo común. Estas nuevas medidas monetarias ultraexpansivas disminuyen peligrosamente la percepción del riesgo entre los inversores, que se lanzan a la compra de cualquier tipo de activo en su búsqueda de rentabilidad intentando esquivar la represión financiera impuesta desde Fráncfort con su política de “tipos cero”.

Si quisiéramos ponerle alguna pega a la actuación de Draghi, sería muy probablemente la de que ésta llega quizás demasiado tarde, pero lo cierto es que no podemos negar que a estas alturas la situación requiere no sólo el uso de todas las herramientas disponibles sino también una contundencia muy medida en la aplicación de las mismas.

Sin embargo, el éxito de los estímulos en los mercados financieros no garantiza que éste se traslade también a la economía real. Son muchas las incógnitas que plantea el desenlace del programa anunciado. Por ejemplo ¿Tendrá algún efecto en la economía la bajada de tipos?, porque los tipos ya estaban realmente bajos y sin embargo el crédito no sólo no se abarató sino que se encareció para según qué prestatarios....Y ¿estarán suficientemente incentivados ahora los bancos como para conceder nuevo crédito?¿A quién deben concederlo? ¿para qué fines? ¿no correrán demasiado riesgo dada la situación? ¿Quién asumirá el coste de dichos riesgos?, porque aún estamos en medio de un necesario proceso de desendeudamiento de empresas y familias, y esto ya trajo en su día como consecuencia un fuerte incremento de la deuda de los estados...

Nos enfrentamos simultáneamente a una trampa de liquidez y a una trampa de deuda, que no tendrán una fácil salida. Las políticas del BCE deberán ser complementadas para resultar efectivas con políticas fiscales adecuadas y con un marco regulatorio propicio para flexibilizar la economía. No habrá milagros si la deuda continúa creciendo y los estados siguen restringiendo la libertad económica.

En los mercados, por otra parte, conviene extremar la cautela como consecuencia de la dosis de dopaje recibida, sobre todo aquellos inversores a los que ésta nueva situación les ha obligado a modificar su manera de invertir asumiendo mayores riesgos. Los bonos apenas tienen ya recorrido, y las bolsas, en múltiplos elevados, vigilarán estrechamente la evolución del beneficio empresarial. En definitiva es muy conveniente ser prudentes porque después de la fiesta suele venir la resaca.

Alejandro Varela, Gestor del fondo Renta 4 Alhambra FI

@AVarela_Madrid

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