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Cada cooperativa integrada defiende su balance

Fagor y Mondragón: negocio y luego solidaridad

Trabajadores de la planta de Edesa de Basauri, perteneciente a Fagor Electrodomésticos, tras iniciar el encierro en la empresa para exigir el mantenimiento de la compañía
Trabajadores de la planta de Edesa de Basauri, perteneciente a Fagor Electrodomésticos, tras iniciar el encierro en la empresa para exigir el mantenimiento de la compañía alfredo aldai (EFE)

Corporación Mondragón no es un holding empresarial. Fue lo primero que aclaró cuando anunció que no creía en el plan de viabilidad expuesto por Fagor Electrodomésticos y que no aportaba más fondos a su salvación. Es una asociación de “cooperativas autónomas e independientes entre sí” (más de un centenar de diversos sectores). Cada una elabora su propio plan de negocio en busca de la rentabilidad, “como cualquier empresa”, señalan fuentes próximas al grupo con sede en Arrasate-Mondragón (Guipúzcoa). Cuando se consiguen resultados positivos, cada cooperativa decide cómo repartirlos. Una parte entre los socios de la compañía y otra para los mecanismos de solidaridad, que ayudan a las compañías de la corporación en dificultades. Lo primero es el negocio, y luego se activa la filosofía coo perativa que promovió hace 57 años el fundador del grupo vasco, el sacerdote José María Arizmendiarrieta, en proceso de beatificación.

En base a ese sistema, el líder nacional en línea blanca ha recibido 300 millones, 70 millones aportados por las cooperativas en mayo pasado. Para ello, los socios de las empresas integradas en el grupo han tenido que rebajarse sus anticipos (dividendos) y sueldos, y sus compañías han avalado con sus activos parte de los préstamos recibidos por Fagor Electrodomésticos. “Si hubiera sido otra cooperativa y no la primera, esto no hubiera pasado”, en relación a la que fue el embrión de toda la corporación, que creó su división industrial a partir de la actividad del líder en línea blanca (con la denominación inicial de Ulgor), y que luego extendió sus actividades por los sectores de distribución (con Eroski como cabecera) y financiero (en torno a Ipar Kutxa, la primera cooperativa de crédito de España).

Sobrecapacidad

Esa crítica deviene de los problemas de sobrecapacidad de Fagor Electrodomésticos, anteriores a la crisis que arrasa la economía mundial desde 2007. Como advirtió Corporación Mondragón en su comunicado del miércoles pasado, tiene que “competir en el mercado global y adaptarse a los cambios que se están produciendo [en el sector de línea blanca], con nuevos competidores y reglas de juego”. No solo es la caída del sector de la construcción en España y Francia, donde la mayoría de las cocinas de las viviendas están equipadas con sus frigoríficos, lavavajillas, hornos y lavadoras. Es un nuevo escenario en el que han irrumpido con fuerza los competidores asiáticos, como la multinacional china Haier, ahora interesada por las plantas de la marca vasca en Polonia, o las corporaciones LG, Samsung, ArcelorMittal y Vestel.

Los rivales ya no solo están en Europa, como los clásicos BSH, Electrolux, Whirpool o Indesit. Ahora, la compañía surcoreana LG solo tarda un año en lanzar un nuevo modelo de frigorífico al mercado (un proceso de tres años para las empresas del ámbito de la Unión Europea). Y lo que enciende más alarmas, las industrias de Asia no tienen trabajadores con más de 45 años de edad. ¿Qué hacen con los veteranos?, se han preguntado en la empresa, acuciada por los costes laborales, pese a que desde 2008 sus socios han aceptado continuas rebajas de sueldo (de casi el 7% este año). En este sector y en Europa, una hora de producción cuesta 23 euros. En China, un euro o menos.

Con este escenario, Fagor Electrodomésticos sufría un deterioro patrimonial neto de seis millones al mes, una sangría que se ha tragado los apoyos más recientes (los 300 millones citados y otros 52 millones del Gobierno vasco, además de 30 millones de Kutxabank a través del fondo Ekarpen).

Adaptación al mercado

Otras cooperativas de Corporación Mondragón, hoy con trayectorias de éxito, también vivieron importantes problemas en sus respectivos negocios, pero “supieron mudar la piel” para adaptarse al mercado. Son los casos del fabricante de ascensores Orona, que se ha desligado de la caída del sector de la construcción con una estrategia de internacionalización, o de Maier y Batz, que fabrican componentes de automoción. La primera sudó tinta para poner en rentabilidad sus fábricas de Reino Unido y Ulzama (Navarra), y la segunda tuvo que lidiar con la crisis en el ámbito de la matricería, asediado no solo por los rivales asiáticos sino también por empresas de Europa del Este, que también tienen a su favor los bajos costes laborales.

Otra cooperativa que ha consolidado su rentabilidad es Copreci, también del sector de línea blanca. Con años en investigación en nuevos desarrollos (tiene centenares de patentes), consiguió que su filial en México generara beneficios.

Ellas serán las que podrán acoger a parte de los cooperativistas de Fagor Electrodomésticos, por la estrategia de salvaguarda del empleo de la corporación cooperativa. En la plantilla de 5.600 personas de Fagor Electrodomésticos, 2.000 son socios. Tienen la condición de trabajadores autónomos y la cobertura de Lagun Aro, la entidad de previsión del grupo que ahora les abona el 80% del sueldo, al estar las plantas paradas por falta de financiación. Con una tesorería “excedente” de 150 millones, en la crisis de los noventa ya gestionó 1.900 despidos con menos recursos.

Haier empieza de cero por Polonia

La multinacional china Haier anunció ayer la ruptura de su alianza en Polonia con Fagor Electrodomésticos, anunciada hace solo dos meses, para la construcción de una fábrica conjunta de frigoríficos con una inversión de 56 millones. El grupo asiático, líder mundial en línea blanca, tiene claro que Polonia es su puerta de entrada en Europa. Ahora puede negociar a la baja por los activos fabriles de la cooperativa en ese país, sin estar limitado por pactos anteriores.

Por otro lado, Corporación Mondragón excusó su asistencia a la cumbre por la crisis de la cooperativa horas antes de su celebración, prevista ayer en Arrasate-Mondragón, la localidad donde tienen su sede tanto el grupo como la empresa, y en cuyas calles se celebran manifestaciones con miles de participantes que reivindican apoyos para la compañía guipuzcoana. La nueva reunión tendrá lugar mañana en un sitio más “tranquilo”, la sede del Gobierno vasco en Lakua (Vitoria). Allí, los representantes del gabinete del Lehendakari Íñigo Urkullu recibirán a directivos de Corporación Mondragón y de la propia Fagor Electrodomésticos, además de a miembros de la Diputación de Guipúzcoa y de la comarca del Alto Deba, donde se ubica la compañía. El objetivo es minimizar el impacto del cierre de Fagor.

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