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El número de desempleados baja de los seis millones

Llega el futuro: mucho empleo, poco trabajo

De cada tres puestos de trabajo generados, dos tienen carácter temporal y con jornada limitada (tiempo parcial) Haber roto la barrera de los seis millones podría ser flor de un día

El mercado de trabajo desde 1976
Alejandro Meraviglia

Los comportamientos del mercado de trabajo en los periodos de arranque y final de las recesiones son poco lógicos, y en el segundo trimestre de este año la encuesta de población activa revela un cúmulo de trasvases cuantitativamente atípicos de los colectivos laborales.

Pese a seguir inmersos en la recesión, con una contracción del PIB del 0,1% tal como ha anticipado el Banco de España, avanza mucho el empleo, pero lo hace en condiciones de baja calidad; y desciende mucho el paro, por la salida intensificada de gente del país, sobre todo de extranjeros.

Pero una radiografía rápida de lo acontecido es un fiel anticipo del futuro laboral de España: mucho empleo y poco trabajo. Una economía intensiva en servicios de alta intensidad de fuerza laboral, pero sometida a los caprichos de la estacionalidad. Por tanto, mucho empleo aunque haya poco crecimiento de la economía (la elasticidad ha cambiado porque se ha abaratado el coste del factor trabajo, tanto el sueldo como el salario diferido o despido), pero con fórmulas cada vez más adaptadas a la estacionalidad.

En el segundo trimestre de este año se han creado 150.000 empleos pese al descenso del PIB, y de cada tres puestos de trabajo generados, dos tienen carácter temporal y con jornada limitada (tiempo parcial), y, por supuesto, se concentran en los servicios. De hecho, los mensajes intencionados del Gobierno anunciando una EPA que “demostrará avances en la ocupación más allá de su carácter estacional” no aparecen por ninguna parte.

Prueba de ello es que la industria y la construcción, pero sobre todo la actividad manufacturera, que anunciaba señales de resurrección en los registros de afiliación de la Seguridad Social, han perdido empleo entre abril y junio. Las señales de cambio de ciclo, por tanto, se debilitan bastante.

En todo caso, este desplazamiento hacia el empleo de menos calidad, por categoría del contrato, por duración de la jornada, por retribución del desempeño, no puede consolidarse como la alternativa, por mucha capacidad que tenga la economía española para encajar estos formatos laborales. Es común que en un periodo en el que la economía está aún estabilizándose, los empresarios eviten riesgos excesivos en la ampliación de sus plantillas, y se refugien en los mecanismos más flexibles, en aquellos que les permiten corregir las decisiones si devienen erróneas.

No obstante, si el perfil de crecimiento de la economía se consolida, como los expertos anuncian desde hace tiempo, en tasas modestas (inferiores al 2% de avance), el de la generación de empleo será intensivo en contratación flexible, que siempre ha sido utilizada por los servicios de explotación coyuntural, especialmente el turismo.

Aunque el desempleo ha roto la barrera de los seis millones de personas, también podría ser flor de un trimestre, porque no puede hablarse, ni de lejos, de una recuperación económica consolidada. Es verdad que el componente demográfico, con la salida paulatina de población activa por falta de expectativas laborales, se va a mantener una temporada larga y con efectos nada despreciables.

En concreto, en el último trimestre ha sido determinante para reducir el paro por debajo de los seis millones; pero en el último año los activos han descendido en mil cada día, una proporción únicamente tan acusada en términos cuantitativos cuando se incrementaba por la llegada masiva de extranjeros. Eso sí: si la recuperación toma cuerpo, los activos cambiarán de signo, tal y como ha ocurrido en Baleares, que lleva unos cuantos trimestres de ventaja sobre el resto del país, y los activos han avanzado en 30.000 desde abril.

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