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Crisis en el gigante pesquero

Pescanova, un conflicto laboral que cruza fronteras

Emplea a más de 10.000 personas, la mayoría fuera de España En Galicia da trabajo a más de 1.000 familias Hasta ahora los sindicatos no han convocado movilizaciones

La laboral es la última mecha que queda por prender en la crisis del grupo Pescanova. La compañía mantiene en vilo a más de 10.000 familias después de que el consejo de administración, con la oposición de cinco consejeros, decidiera presentar concurso de acreedores. Por ahora, trabajadores y sindicatos han mantenido una posición más bien discreta, más aun que la mostrada por los consejeros del grupo, su auditor o sus bancos acreedores. Mientras que unos y otros han vertido sospechas sobre la actividad de la multinacional gallega, la plantilla ha mostrado su apoyo a la dirección eludiendo, por el momento, protestas y movilizaciones. Pero tanto la Xunta como la dirección de Pescanova son conscientes de que un conflicto laboral en la multinacional acabaría por desbordarlo todo.

De acuerdo a los últimos datos facilitados por la empresa presidida por Manuel Fernández de Sousa, Pescanova emplea a 10.278 personas, de las cuales 1.262 trabajan en Galicia.

Las plantillas de mayor tamaño se encuentran en las sedes de Frivipesca Chapela, responsable de la elaboración de alimentos precongelados; Pescanova SA y Bajamar Séptima, encargada de la producción y comercialización de langostino, con alrededor de 240 empleados. Por número de personas a su cargo le sigue Insuiña, especializada en el cultivo y procesamiento de rodaballo, con sedes en Pontevedra (65 trabajadores)y Lugo (90 trabajadores). Pescanova Alimentación, en Vigo, emplea a 67 trabajadores; Hasenosa Porriño, a 57, y Frigodis, a 22. Dentro del territorio nacional Pescanova cuenta con otras sedes en Madrid, Valencia, Huelva y Canarias.

CC OO es el principal representante de los trabajadores del grupo en España, con 25 delegados en el conjunto de los comités de cada una de las empresas, seguido de UGT, con 10, y CIG, el sindicato gallego mayoritario, con 8. También cumplen funciones sindicales USO y CUT.

El grueso de la fuerza laboral de Pescanova está en el extranjero. Un 80% de los empleados del grupo español están contratados en Latinoamérica, distribuidos en empresas como Argenova, Belnova, Camanica, Novaperú, Promarisco, Pesca Chile, Acuinova Chile y Nova Austral, localizadas en Argentina, Uruguay, Nicaragua, Ecuador, Perú, Brasil, Chile, Guatemala, Honduras, México o Uruguay, y en Estados Unidos.

La relevancia laboral a nivel europeo es bastante inferior, en torno a 400 trabajadores, en Portugal, Irlanda, Francia, Italia, Grecia y Polonia. En África, Pescanova da trabajo a unas 700 personas en Mozambique, Namibia, Sudáfrica y Angola. El grupo también está presente en India, Australia y Japón, con hasta 20 empleados, según los datos comunicados por la empresa en 2011.

El lunes, último día para entregar las cuentas

Pescanova tiene hasta el lunes para presentar sus cuentas relativas al ejercicio 2012, después de que el viernes pasado la Comisión Nacional del Mercado de Valores informara de que los datos aportados por el grupo eran insuficientes.

Fuentes de la empresa aseguran que trabajan en la elaboración de las mismas. Pero previsiblemente las nuevas cuentas de Pescanova, si finalmente son presentadas el próximo lunes, no irán firmadas por sus consejeros, ni tampoco habrán sido revisadas por el auditor de los últimos diez ejercicios del grupo, la consultora BDO. De esta manera Pescanova se arriesga a ser sancionada por la CNMV.

La compañía no ha convocado la celebración de un consejo de administración para revisar los nuevos datos. En el último consejo celebrado por el grupo, el pasado día 4 de este mes, que duró 13 horas, cinco consejeros se opusieron a la decisión de presentar concurso de acreedores y solicitar la revocación de BDO.

A finales de febrero al menos un consejero, Grupo Damm, con el 6,1% del capital, segundo mayor accionista de Pescanova tras su presidente, Manuel Fernández Sousa (con el 14,6%), se negó a firmar las cuentas de 2012. Fuentes cercanas a los consejeros de Pescanova aseguraron el viernes a este diario que no existía "ninguna comunicación entre los consejeros" y que estos no habían accedido por el momento a nueva información.

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