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Para que las destinen a las economías en apuros

Los reguladores dan a los bancos más tiempo para fortalecer las reservas de efectivo

Los reguladores globales han dado a los bancos más tiempo para fortalecer las reservas de efectivo para que puedan destinarlas a ayudar al crecimiento de las economías en apuros.

El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea ha suavizado una de las medidas que se pactaron en la reforma del sistema financiero de Basilea III, en concreto la referida al ratio de cobertura de liquidez (LCR, por las siglas en inglés referidas a liquidity coverage ratio) que entrará en vigor el 1 de enero de 2015. Este requisito tiene como objetivo garantizar que los bancos dispongan de suficientes activos muy líquidos y de alta calidad para cubrir la fuga de fondos durante un periodo de crisis. El Comité de Basilea, formado por 27 bancos centrales, pretende evitar así pánicos financieros como los ocurridos con Northern Rock y Lehman Brothers al inicio de la crisis.

El cociente de activos líquidos frente a la pérdida de fondos deberá ser superior al 100% durante un periodo de 30 días a partir de 2019, aunque este requisito se incrementará gradualmente desde 2015, cuando entrará en vigor con un 60% de ratio. En su antigua definición, los activos líquidos de alta calidad comprendían básicamente el efectivo y las reservas en el banco central. Los bancos habían reclamado que no podrían llegar a la fecha límite de enero de 2015 para cumplir con la nueva regla mundial sobre la tenencia mínima de activos fácilmente vendibles del Comité de Basilea de supervisión bancaria y la suplir el crédito a empresas y consumidores.

Con la reforma, los activos líquidos podrán incluir préstamos a empresas con calificaciones crediticias comprendidas entre A+ y BBB- (justo por encima del 'bono basura'), ciertas acciones e hipotecas de viviendas con una nota 'AA' (notable) o superior. No obstante, el comité de Basilea impondrá descuentos del 15% para los activos más líquidos, mientras que los menos solventes tendrán límites aún mayores.

El acuerdo final establece una regulación más flexible que la debatida originalmente, que había sido objeto de críticas por el impacto que podría tener en la concesión de préstamos a la economía real y su crecimiento.

Según los analistas, la nueva normativa amplía la variedad de activos que podrán utilizar los bancos para cubrir las vastas reservas de liquidez que les impondrá dentro de cuatro años el Comité de Basilea.

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