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Era una de las enseñas más antiguas y reconocidas

Banesto: Adiós a una marca de 110 años

Miembro del exclusivo club de los 'siete grandes', su declive llega con Mario Conde, cuya gestión desembocó en la intervención de la entidad en diciembre de 1993.

La decisión del grupo Santander de integrar su filial Banesto dentro de su red en España pone fin a una de las marcas bancarias más antiguas y reconocidas en España. Con 110 años de historia, y producto de 29 fusiones, Banesto ha logrado sobrevivir a nefastas gestiones y a una intervención, pero finalmente se ha visto abocada a desaparecer por la dureza de la crisis económica.

El devenir de Banesto ha estado estrechamente ligado a la historia española. Durante la última gran crisis que vivió la economía nacional (la de 1993), la entidad financiera vivió sus momentos más críticos, cuando el Banco de España tomó el control de la entidad y expulsó al entonces presidente, Mario Conde, que acabaría siendo condenado por su gestión.

Tras recibir una inyección de capital del Fondo de Garantía de Depósitos, Banco Santander se adjudicó Banesto con una oferta de 762 pesetas por acción (4,57 euros). Con Alfredo Sáenz al frente (y después con Ana Patricia Botín), el banco vivió una nueva época dorada como segunda marca de banca minorista del grupo en España, llegando a ganar 780 millones de euros y a rozar las 2.000 oficinas en todo el país.

Durante los 18 años en que Banesto ha sido filial de Santander -la matriz controla cerca del 90% del accionariado-, convivieron dos fichas bancarias, dos redes de distribución y dos marcas, en plena competencia. Ese modelo funcionó a la perfección durante muchos años, pero con el enquistamiento de la crisis económica en España, los costes de mantener esa duplicidad han acabado por superar a los beneficios.

Los orígenes de la entidad

Banco Español de Crédito (Banesto) nació en 1902, con un capital social de 20 millones de pesetas representado por 80.000 acciones con un valor nominal de 250 pesetas. El promotor del banco fue un grupo francés presidido por Gustavo Pereire.

La primera sede de la entidad se ubicó en el paseo de Recoletos de Madrid y sus primeras sucursales se abrieron en plazas exportadoras mineras, como eran Almería, Linares (Jaén) o La Carolina (Jaén). En el extranjero, Banesto abrió una sucursal en París, donde también comenzaron a cotizar sus acciones. En el periodo de entreguerras, la entidad inició una etapa de crecimiento con la apertura de nuevas sucursales (en 1935 contaba ya con 400 oficinas) y con la absorción de otras sociedades financieras como los bancos comerciales de Valencia, Burgos y Oviedo, el Banco Gijonés de Crédito o el Mercantil de las Américas. A lo largo de su historia llegó a comprar 29 entidades financieras.

Durante el franquismo, Banesto continuó con su expansión y compró a algún competidor importante, como Banco de Vitoria, una marca que mantuvo hasta 2003.

Los 'siete grandes' y Mario Conde

Con la llegada de la democracia, Banesto se había convertido en el mayor banco español. Su entonces presidente, José María Aguirre Gonzalo, creó el conocido como club de los siete grandes, una comida mensual en la que se reunían los primeros espadas de las mayores entidades del país: Banesto, Central, Hispano Americano, Vizcaya, Bilbao, Popular y Santander (que entonces era el más pequeño de todos), junto con el presidente de la Asociación Española de Banca y, en muchas ocasiones, el ministro de Economía de turno.

En septiembre de 1987 se produjo un acontecimiento que cambiaría para siempre la historia de Banesto. El tándem de inversores Juan Abelló y Mario Conde llegó a un acuerdo con el entonces consejero delegado para entrar en el capital de la entidad. A los pocos meses se convertirían en vicepresidentes de la misma, tan solo unas semanas antes de que Banco de Bilbao lanzara una opa hostil, en diciembre de ese año. Esta opa fue considerada por muchos la primera que se lanzaba en el panorama empresarial español. El intento de hacerse con el control de Banesto, rechazado de plano por el consejo, reforzó a Mario Conde, que acabó convertido en nuevo presidente de la entidad, para liderar la defensa de la independencia del grupo.

Con la llegada de Mario Conde (uno de los banqueros más influyentes en la España de los años ochenta) comenzaron a gestarse los problemas de la entidad. La solvencia de Banesto fue deteriorándose en los siguientes ejercicios, y la escasez de capital y el aumento de la morosidad provocó que el 28 de diciembre de 1993 el Banco de España decretara la intervención de la entidad (tras detectarse un desfase patrimonial de 3.636 millones de euros, 605.000 millones de las antiguas pesetas). El supervisor obligó al consejo de administración a dimitir en bloque y Mario Conde acabó siendo juzgado y condenado a 20 años de prisión.

El Banco de España nombró a Alfredo Sáenz, vicepresidente por entonces del Banco Bilbao Vizcaya (BBV), como presidente de la entidad. Otros cuatro representantes de los principales bancos nacionales también entraron en el consejo, para diseñar un plan de saneamiento de la entidad financiera.

Unos meses después de la intervención, Santander lograba hacerse con el 73,5% de la entidad en abril de 1994 en una subasta, frente a las pujas de BBV y Argentaria, lo que le convirtió en el banco más grande de España tras pagar cerca de 280.000 millones de pesetas (1.683 millones de euros). Emilio Botín, presidente de Santander, decidió mantener a Alfredo Sáenz al frente de Banesto y el banquero vasco acabó convirtiéndose en el presidente del grupo.

En 1998, Santander lanzó una opa sobre el 100% del capital de Banesto, en virtud de la cual se hizo con el 97,5% de las acciones y en 2002 el consejo de administración de Banesto nombró a Ana Patricia Botín, hija de Emilio Botín, consejera y presidente de la entidad en sustitución de Alfredo Sáenz -este fue repescado como número dos de Santander-. La banquera dejó el cargo en 2010, cediendo el testigo a Antonio Basagoiti. Durante los 18 años en que Banesto se ha mantenido como filial independiente de Santander, el grupo se ha apoyado en ella para potenciar la competencia entre sus diferentes redes. Y también desde entonces el rumor de su posible venta ha sido una constante.

Banesto había logrado ir capeando los primeros años de crisis. Su beneficio anual, que llegó a los 780 millones en 2008, se había reducido a menos de la mitad en 2011. La entidad ha ido recortando su red de sucursales para abaratar sus costes (pasando de 1.946 a menos de 1.700), pero los problemas de la economía española han llevado al grupo a tomar la decisión de prescindir de su segunda marca en España para lograr sinergias.

Banif, de perla de Hispano al claroscuro de Madoff

La filial de banca privada, Banif, es herencia del antiguo Hispanoamericano. Con 50 años de historia a sus espaldas -fue creado en 1962-, la entidad fue adquirida en 1974 por Hispano. Posteriormente, en 1991, se integró en el grupo resultante de la fusión con Central Hispano. En 1993, BCH llega a un acuerdo con Banco Comercial Português para el lanzamiento de un banco de gestión integral de patrimonios, Banco Banif Banqueros Personales. Seis años más tarde, en 1999, pasó a llamarse BSN Banif tras la unión de Santander con BCH. Desde 2002 opera, con 52 oficinas con marca propia, como Banif.Líder en banca privada -gestiona activos por 36.891 millones de euros y tiene una plantilla de 555 profesionales especializados-, se ha visto salpicado en los últimos años por diferentes inversiones fallidas, como los productos estructurados de Lehman Brothers, los bonos islandeses, el escándalo Madoff o la suspensión de los reembolsos a los partícipes, en febrero de 2009, en su fondo Santander Banif Inmobiliario.

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