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El INE imputa a los combustibles la caída de la inflación al 2,9%

Todo se conjuró a favor de que las gasolinas se abarataran

La inflación logró cerrar noviembre en el 2,9% anual gracias a la significativa moderación que registraron los precios de las gasolinas, según ha informado el INE. ¿Surtieron efecto las supuestas presiones que habría ejercido el Gobierno a las petroleras o realmente se dieron las circunstancias para propiciar esa rebaja? Al final parece que todo se conjuró a favor de unos carburantes más baratos.

A la vuelta del verano las familias y las empresas tuvieron que lidiar, además de con todas las dificultades derivadas de la crisis, con los carburantes más caros de la historia. Al Gobierno le pareció en aquel momento que con una demanda bajo mínimos no era sostenible que la sin plomo se pagara a 1,5 euros el litro e instó a las petroleras a moderar sus márgenes. El Ejecutivo temía además el efecto que ese repunte de los combustibles podía tener sobre la inflación.

Mediaron incluso encuentros al más alto nivel entre los responsables del Ministerio de Industria y las grandes petroleras para tratar de llegar a un punto de encuentro, aunque al final nunca quedó claro de si se había suscrito o no un pacto de caballeros. ¿Qué ha ocurrido desde entonces?

Tres meses después de aquella puesta en escena, lo cierto es que la gasolina sin plomo se ha abaratado un 9,7%, pasando de los 1,522 euros por litro de septiembre a los 1,374 del pasado día 26 de noviembre. El precio del gasóleo, por su parte, también ha registrado una sensible reducción al situarse en 1,350 euros el pasado lunes cuando en septiembre se vendía a 1,444. Ahora es, por tanto, un 6,5% más barato.

Gracias a esa moderación en los carburantes, el índice de precios de consumo de noviembre logró atenuarse al 2,9%, según el dato avanzado que publicó el viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE), tal y como reconoció este organismo en su nota de prensa.

¿Qué ha ocurrido desde el final del verano hasta ahora para que se registre tal caída de precios? Salvo conocer hasta qué punto influyó la presión del Ejecutivo a las petroleras, que por supuesto ambas partes niegan, todos los factores que inciden en el precio final del surtidor parece que se conjuraron para facilitar una rebaja de los precios. A mediados de agosto el Brent cotizaba en el entorno de los 116 dólares por barril mientras que en la actualidad parece estabilizarse por debajo de los 110.

Esta bajada tuvo su reflejo en las cotizaciones internacionales de los productos (o coste de las gasolinas al por mayor), que en el mismo periodo han bajado casi 22 céntimos por litro en el caso de la gasolina y 10 céntimos el litro en el caso del gasóleo y eso a pesar de estar en plena campaña invernal, que siempre suele hacer repuntar los precios.

Y, por último, el tipo de cambio del euro frente a la divisa estadounidense es otro factor crucial, ya que los productos petrolíferos cotizan en los mercados internacionales en dólares. Pues bien, desde mayo la moneda europea se ha devaluado un 14% con respecto al dólar.

Quizás para descubrir si hubo o no presiones del Ejecutivo baste con analizar qué han hecho los precios de la gasolina y el gasóleo en noviembre, mes clave para la inflación por tomarse como referencia para la revalorización de las pensiones.

Comenzaron el penúltimo mes del año en clara tendencia bajista y, sin embargo, la pasada semana rompieron esa racha al volver a repuntar ligeramente.

El precio del litro de gasóleo se elevó un 0,3% los últimos siete días, con lo que truncó una secuencia de cinco semanas seguidas a la baja, según los datos del Boletín Petrolero de la UE del 26 de noviembre.

El litro de gasolina se encareció un 0,2% en la última semana, hasta marcar 1,374 euros, con lo que suma quince días al alza y parece consolidar un cambio de tendencia, después de haber encadenado desde comienzos de octubre cuatro semanas consecutivas de descuentos.

El INE explicó que se toman muestras de los precios de estos productos una vez a la semana. La cercanía del próximo puente de la Constitución puede ser también un buen termómetro para medir si el precio de los combustibles responde a variables como el coste de la materia prima y su elaboración o transporte (además de toda la carga fiscal) o también se deja influir por los posibles picos de demanda.

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