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Rajoy tomará una decisión "cuando tenga las cosas atadas y bien atadas"

España supedita el rescate a un compromiso del BCE para relajar el riesgo país

Los mercados se mantuvieron ayer expectantes ante la ralentización de los preparativos del rescate de la deuda española. Madrid exige garantías sobre la eficacia real del plan de compra de bonos del BCE y su repercusión en la prima de riesgo. Pero la pausa inquieta a los grandes inversores.

España supedita el rescate a un compromiso del BCE para relajar el riesgo país
España supedita el rescate a un compromiso del BCE para relajar el riesgo país

El Gobierno de Mariano Rajoy sigue sin fiarse de la oferta de Mario Draghi. El presidente del Banco central Europeo (BCE) puso en marcha el 6 de septiembre un programa ilimitado de compra de deuda para los países que soliciten ayuda al fondo de rescate de la zona euro. Pero antes de cursar esa petición, España reclama garantías sobre el alcance y la repercusión efectiva de la intervención del BCE en la prima de riesgo, según fuentes conocedoras de las negociaciones entre Madrid, Bruselas y Fráncfort.

La vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, aseguró ayer en una entrevista en Telecinco que España solo tomará una decisión sobre la petición del rescate "cuando tenga las cosas y bien atadas".

El BCE se niega a atar por adelantado el umbral de la prima que desencadenaría su intervención. Y lo que es más preocupante para España, ni siquiera garantiza un automatismo entre la petición del rescate y su intervención en el mercado secundario. Sin ese compromiso por parte de Fráncfort, España podría encontrarse con un segundo rescate (tras el préstamo de hasta 100.000 millones de euros para la banca) pero sin la asistencia del BCE para rebajar los tipos de interés.

Madrid ha aprovechado la relativa calma de los mercados de deuda en los últimos días (la prima cerró ayer en 426 puntos básico) para endurecer su posición. Y fuentes próximas al Gobierno aseguran que la solicitud de rescate está supeditada a un compromiso tácito del BCE sobre la magnitud de su intervención.

Esa reivindicación española no ha sido el único factor que ha contribuido a la ralentización de las negociaciones. También ha influido la división en el seno del Eurogrupo (consejo de ministros de Economía de la zona euro) sobre la conveniencia de conceder a España el llamado rescate blando, así como sobre las condiciones que deberían exigírsele a cambio.

Alberto Nadal, vicesecretario de la patronal española (CEOE), pidió ayer desde Bruselas a ambas partes que "empleen de forma sabia" la tregua que el BCE ha logrado en los mercados. Y recomendó al Gobierno que sopese con calma las condiciones de rescate porque "precipitarse sería peor".

Todas las fuentes consultadas, sin embargo, coinciden en el peligro de una estrategia de dilación. El vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, expresó ese temor el lunes, en Ámsterdam: "las incertidumbres son un riesgo que pueden tensar los mercados de deuda. Y ya hemos comprobado hasta qué extremos puede llegar esa tensión".

El pronóstico de Almunia, como casi siempre, se vio corroborado ayer mismo por una seria advertencia de la patronal mundial de la banca (Institute of International of Finance), en la que militan algunos de los grandes acreedores nacionales e internacionales del Tesoro español.

"El anuncio del BCE fue muy valiente pero se quedará en agua de borrajas salvo que España e Italia pidan al FMI y a la UE un programa económico", señaló Charles Dallara, director general del IIF y enlace de esa patronal con la troika (CE, BCE y FMI) que supervisa los rescates en la zona euro. Y la volatilidad de la prima en la jornada de ayer (escaló hasta los 440 puntos antes de quedarse en los 426) confirmó la creciente inquietud de los inversores.

"El empeoramiento de la prima se debe a dos factores fundamentales", valora Daniel Pingarrón, estratega de IG Markets. "A la incertidumbre creada por el Gobierno sobre la solicitud del rescate y al retraso en la implementación de la unión bancaria a causa de Alemania".

Victoria Torres, de Self Bank, advierte que "durante la sesión del martes hemos visto que al mercado se le acaba la paciencia". Y añade que "la caída de la prima de riesgo se debe a la expectativa de compras de deuda por parte del BCE, pero si no se cumple vamos a volver donde estábamos".

La esperada intervención del BCE permitiría relajar la prima de riesgo de los países rescatados (total o parcialmente) para facilitarles la ejecución de un drástico programa de ajustes y de reforma. Pero Fráncfort solo pretende eliminar el llamado riesgo de convertibilidad, es decir, el que parece derivado de la posibilidad de una desintegración de la zona euro y no de las condiciones macroeconómicas reales de cada país. Para España se calcula que una prima por encima de los 400 puntos refleja las dudas sobre la moneda única.

El BCE, sin embargo, no se ha pronunciado sobre esa estimación. Y el ministro de Economía, Luis de Guindos, dejó el sábado claro al Eurogrupo, reunido en Nicosia, que no se conforma con unos tipos de interés de casi el 5%. "La prima debería estar claramente por debajo de los 400 puntos con arreglo a los esfuerzos que estamos realizando", reclamó De Guindos.

Las cifras

 

426 puntos básicos es el nivel al que cerró ayer la prima de riesgo española. Durante la jornada llegó a 440 puntos.

5,89% es la rentabilidad del bono español a 10 años. En julio estuvo en el 7,7%.

8.053 puntos alcanzó ayer el Ibex al cierre, tras caer el 1,1% en la sesión.

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