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Mercados Financieros 2.0

La llegada de internet a nuestras vidas ha supuesto una auténtica revolución para todos. Muchos conceptos de negocio se han visto obligados a dar un giro espectacular en sus estrategias de venta para poder sobrevivir y otras muchas industrias se han adaptado a las necesidades de una nueva sociedad que gira en torno a la red.

El mundo financiero no ha sido una excepción. En especial, la difusión de información en tiempo real juega un papel esencial en los mercados financieros modernos. Disponer de una correcta información es vital para la toma de decisiones en el proceso de inversión tanto a nivel profesional como a nivel particular, por eso la responsabilidad que ostentan los agentes que originan o trasladan dicha información es crucial.

Un día cualquiera, en las bolsas se ponen en precio millones de noticias sobre las compañías cotizadas en ellas. Agencias de información, medios de comunicación escritos, prensa digital, páginas web de organismos oficiales, etc. difunden precios, trasladan hechos relevantes, vierten rumores y opiniones que influyen directa o indirectamente en los precios.

La reciente explosión de las redes sociales como medio de comunicación de masas ha supuesto una vuelta de tuerca más en el modo en que incide la información económica en la evolución de los mercados. Fenómenos como Facebook o Twitter multiplican exponencialmente la velocidad con que una noticia, falsa o veraz, hipotética o consumada, se propaga y es procesada por los inversores.

Al mismo tiempo, internet ha supuesto una especie de “democratización” de los medios de opinión en todas las disciplinas, incluida la Economía. Cualquier persona, sin una identidad debidamente contrastada o verificada, con independencia de su formación o sus intereses particulares, podría acceder a una red social o a una web de algún medio de prestigio, abrir una cuenta y exponer cualquier idea, noticia, u opinión sin necesidad de rendirle cuentas a nadie.

La complejidad que ha alcanzado este fenómeno de transmisión de la información, ha hecho que resulte extremadamente difícil ejercer sobre la misma un adecuado control por parte de los reguladores. Sin embargo, la repercusión que puede tener una noticia inexacta en las bolsas puede causar reacciones inmediatas que creen o destruyan valor por importe de cientos de millones de euros en apenas unos pocos segundos.

El pasado viernes, una conocida agencia de noticias financieras publicó una noticia en la que el Gobierno de Cataluña habría solicitado ayuda al Gobierno de España para atender al pago de su deuda. En los mercados esta breve noticia, sacada de contexto, se interpretó como un requerimiento oficial de rescate por parte de la autonomía catalana, y de forma instantánea el Ibex 35 descendía cerca de un 1% afectado por la noticia. La situación de las finanzas catalanas no es muy boyante, pero lo cierto es que en ese momento no se estaba pidiendo un rescate y las caídas no estaban justificadas. El mercado recuperaría posteriormente a final de sesión.

Éste es sólo un pequeño ejemplo de cómo un malentendido o un mensaje mal interpretado puede causar daños en los mercados. Hay más ejemplos, menos inocentes y más tendenciosos, donde el daño estaría siendo mayor e incluso difícilmente reparable. Pero hablar de eso daría material suficiente para otro artículo.

Será difícil, por no decir prácticamente imposible, regular y controlar de una forma válida y eficiente la interrelación que existe entre las bolsas y la red. También resultará inalcanzable la garantía de que ese caudal de información interactiva alrededor de las mismas sea veraz y riguroso, pero no por ello las autoridades deben abandonar este empeño, con objeto de que los mercados sean todo lo transparentes y justos que deben ser.

Alejandro Varela es Gestor de Fondos en Renta 4 Banco

@AVarela_Madrid

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