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La paz llega a Iberia

Todos pierden, nadie pierde

Sin tiempo apenas para conocer los detalles del laudo dictado para terminar, o al menos intentar acabar, con el eterno conflicto entre Iberia y el Sepla, se puede asegurar que el árbitro, Jaime Montalvo, no se ha puesto de perfil: se ha mojado.

Parafraseando las mismas expresiones que utilizó el viernes durante un encuentro con periodistas para explicar el contenido de su sentencia, "la equidad no significa equidistancia geométrica, solo me quedaré tranquilo si el laudo no gusta ni a los pilotos ni a Iberia. Si alguien está contento, quiere decir que me he equivocado. Por el contrario, si todos pierden es que nadie sale vencido".

Montalvo ha metido a fondo el cuchillo de su decisión en los dos temas que resultaban claves para cada uno de los intereses enfrentados.

Y el tajo ha beneficiado en un caso a los intereses y a los planteamientos de Iberia, y en otro a los intereses y a los planteamientos del Sepla.

El árbitro ha sido inequívoco a la hora de proclamar la legalidad de la filial Iberia Express. Tampoco ha expresado dudas sobre la completa capacidad de su dirección para establecer la gestión de sus recursos y la estrategia adecuada para cumplir sus objetivos.

Tales objetivos no son otros, según interpretó Montalvo, que asegurar la supervivencia de la aerolínea española en el tráfico de corto radio. En este tema, toda la razón ha sido otorgada a las tesis que desde el primer momento de la pelea han mantenido la dirección de Iberia y la de IAG. En el segundo asunto relevante que se sometía al arbitraje, el del derecho de los pilotos de la matriz a operar los aviones y los vuelos de la nueva empresa, Montalvo ha otorgado toda la razón al sindicato de pilotos Sepla.

Como criterio obligado de actuación futura ha establecido la prioridad del escalafón único de la matriz de manera que la carrera profesional de los tripulantes de la compañía queda salvaguardada.

Montalvo, no obstante, ha introducido una tercera variable. Afirma que el laudo "se justifica porque hay un problema para la sociedad que trasciende al interés particular, aunque completamente legitimo, de las partes en conflicto".

En este convencimiento asegura que el primer criterio que ha tenido en cuenta a la hora de dictar su resolución es "la enorme sensibilidad que tengo en favor del fortalecimiento de nuestro sector de aviación comercial aéreo". Asegura que es de importancia vital para la recuperación económica de España y de uno de sus sectores claves como es el turismo.

Señala igualmente que la fortaleza de Iberia es el factor clave para dar sentido a las inversiones realizadas y a la operación de los aeropuertos de Madrid y Barcelona como centros de conexión de vuelos entre Europa y Latinoamérica.

La importancia que adquiere Iberia como uno de los ejes principales de este sector crucial de actividad económica es lo que le ha llevado a considerar que es prioritario que la compañía "mejore sus costes".

Montalvo está convencido de que "Iberia es una de las mejores compañías del mundo, sus tripulantes están llenos de profesionalidad, pero necesitan bajar sus costes". Argumenta que "a todos nos están bajando los sueldos porque el mercado se devora a si mismo a mordiscos". Y con ello justifica el drástico recorte en los ingresos de los tripulantes por la vía de la congelación salarial y de la reducción drástica de los beneficios contenido en el anterior convenio colectivo

El laudo es sin duda una mala solución. Pero, llegados a este punto, y tomando en consideración que lo que ha dictado Jaime Montalvo es de obligado cumplimiento, sería una prueba de cordura que los implicados vivieran la coyuntura más como una oportunidad que como una amenaza. Es el momento de dar por finalizado el conflicto.

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