_
_
_
_
_
La crisis de deuda soberana
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Más demanda, menos estigma

La LTRO a tres años del Banco Central Europeo de ayer confirmó que las tensiones de liquidez y, en general, las debilidades de la banca europea, siguen siendo muy importantes. Porque la colocación ayer alcanzó los 529.530 millones de euros en la primera celebrada el mes de diciembre la cantidad fue 489.190 millones de euros. En total, en menos de tres meses, el BCE ha puesto a disposición de las entidades financieras europeas más de un billón de euros a tres años y al 1%, lo que es, más que una barra libre, una auténtica borrachera de liquidez.

En todo caso, el dato que más sorprendió ayer fue que el número de entidades que acudieron a esta operación fue de 800, mientras que en diciembre del pasado año fueron 523. Un 60% más de participantes que, aún sin saber la concentración geográfica de las operaciones, deja bien a las claras que el temido estigma de acudir a estos LTRO no es tal, si es que alguna vez existió.

En las últimas semanas se venían sucediendo las especulaciones sobre cuál serían el impacto cuantitativo de esta segunda operación de refinanciación y la cosa parece haber quedado en un término medio. Algunos analistas habían estimado que la LTRO de ayer no superaría los 200.000 o 300.000 millones de euros porque estimaban que las necesidades de liquidez se habían reducido y que una solicitud elevada de fondos podría ser interpretada como una señal o estigma de debilidad ante los mercados. También había habido estimaciones en el otro extremo, que señalaban que podían llegar a solicitarse hasta 1 billón de euros porque los problemas de liquidez seguían siendo muy importantes. Y esto último sí que parece indiscutible, pero no ya solo por la tenencia o no de liquidez sino por otros problemas que tenía y que continúa teniendo la banca europea. En particular, los márgenes financieros acusan una debilidad significativa y las oportunidades de carry trade de una financiación al 1% que puede invertirse en bonos con dos o tres puntos más de rentabilidad es, cuando menos tentadora. También, porque los verdaderos problemas bancarios de fondo, los de solvencia, siguen presentes en buena parte de los sistemas financieros europeos. En España son evidentes y su respuesta por parte de las autoridades supervisoras y reguladoras está siendo cada vez más contundente y está propiciando una nueva ola de reestructuración y saneamiento. En el resto de Europa, siguen existiendo riesgos importantes que, sin embargo, no se reconocen explícitamente, como un exceso de capacidad operativa, una exposición al riesgo soberano y a las titulizaciones no suficientemente reconocida y, en muchos casos, unos niveles de eficiencia operativa francamente mejorables. La diferencia con el caso español es que en algunos de esos sistemas financieros europeos la economía crece y el empleo se ha resentido mucho menos, lo que genera una paradoja. En particular, si la situación económica es más favorable, ¿por qué una buena parte de las entidades financieras de la Europa continental siguen arrojando pérdidas significativas? Porque los deberes de reestructuración y saneamiento siguen sin completarse. Pero ahí está el BCE, con un alcance que supera a los países periféricos. Es cierto que los bancos mejor posicionados no están acudiendo tan masivamente a la financiación del BCE pero que 800 bancos acudieran ayer a la LTRO es un síntoma inequívoco de que el problema bancario europeo no es de unos pocos.

Con este panorama, la amenaza de estigmatización por solicitar financiación al BCE no parece tener cabida. Eso sí, seguramente a medida que los datos vayan aflorando, se comprobará si España o Italia, como se esperaba, han concentrado la demanda en estas subastas. Ayer, al tiempo de entregar este artículo, se conocía ya que algunos bancos en países como Reino Unido habían obtenido liquidez en cantidades bastante considerables, como es el caso de Lloyds, con más de 11.000 millones de euros, mientras que otros italianos como Intensa Sanpaolo podrían haber llegado hasta los 24.000.

Con estigma o sin él, la pregunta más pertinente es si estas grandes operaciones del BCE solventarán los problemas de la banca europea. La respuesta parece negativa porque la liquidez, por sí misma, solo está permitiendo respirar al sector financiero pero no está solventando -entre otras cosas porque eso no corresponde al BCE- los problemas de fondo. Es más, se está incurriendo en algunos riesgos adicionales. Ante la posibilidad de carry trade anteriormente mencionada, muchos bancos están comprando la deuda pública de sus países y, por lo tanto, asumiendo gran parte del riesgo soberano, que sigue ahí. Mientras que no se solucione este problema y se acometan los deberes de reestructuración bancaria allí donde son precisos, la liquidez seguirá siendo solo un balón de oxígeno pero no el pulmón que la Eurozona precisa para impulsar el crédito y la inversión productiva.

Santiago Carbó. Catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Granada

Más información

Emprendedor no, gracias

Antonio Durán-Sindreu Buxadé

Archivado En

_
_