Estos últimos datos económicos, recogidos por la Autoridad de Estadísticas Griega y todavía pendientes de revisión, dificultan que se vayan a cumplir las previsiones del Gobierno, que esperaba cerrar el año con una caída del PIB del 5,5%.
De nada sirvieron los intentos del expresidente socialista Yorgos Papandreu, que anunció en septiembre una subida fiscal para evitar la quiebra. Subió los impuestos y recortó el gasto público para ahorrar 2.000 millones de euros. Las protestas en las calles, las tensiones políticas y las dudas de los mercados acabaron con su Gobierno a principios de noviembre.
Grecia cerró 2011 con números rojos en todos los trimestres del año. Los más duros fueron los dos primeros (-7,4% y -8% frente al -5% y -7% de los dos últimos).
Los dos últimos años, con medidas de austeridad exigidas por la troika (Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional), han estancado a la economía griega. Mientras el PIB sigue cayendo, el paro se ha doblado hasta el 20,9%, los salarios han bajado y los precios han aumentado una media del 10%. La capacidad adquisitiva de los griegos cae así en picado. 60.000 negocios han cerrado entre 2010 y 2011.