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A fondo

Incluso las elecciones andaluzas influyen

Hace más de un año y medio los directivos de las cajas en general y el presidente de La Caixa y CECA, Isidro Fainé, en particular, hablaban del sector como un sector que, salvo excepciones, era sólido, solvente. Necesitaba reestructurarse para adaptarse a las circunstancias de una fuerte crisis económica y para sanear algunas entidades que se habían indigestado al tragar tantos inmuebles. El modelo: trajes a medida.

En seis meses o en un año como mucho puede que queden unas cinco cajas, o mejor dicho bancos con una caja como accionista principal de las 45 existentes hace menos de 24 meses. Eso sí, BBVA y Santander reforzarán su influencia en España, mientras que un número de cajas serán satélites que gravitarán alrededor de tres grandes astros al incluir La Caixa. Cuatro si Bankia logra superar las barreras que se le han cruzado. Y todo supervisado por un gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, al que solo le quedan siete meses para dejar el cargo y que no cuenta con el apoyo del Gobierno.

Los trajes a medida se han convertido en un uniforme para todos, excepto para un club selecto que puede elegir alta costura. Solo dos pequeñas cajas Pollença y Ontinyent seguirán independientes y con su estatus jurídico sin modificar. Y puede que Bankinter pueda mantenerse al margen de las integraciones y siga como un pequeño banco independiente. Pero solo puede. Su tamaño, unos 50.000 millones de euros en activos, no le permite realizar una gran operación para triplicar su tamaño y alcanzar los 150.000 millones que reclama el mercado e incluso el Gobierno, y el margen para conseguir ingresos para engrosar la cuenta de resultados se estrecha cada vez más.

¿El error de Bancaja?

Bankinter, no obstante, cuenta con una ventaja. "Su estrategia y futuro hay que entenderla en clave familiar". Su principal accionista es la familia Botín, con Jaime Botín como figura decisoria. "Es su principal accionista y quien hace y deshace", explican fuentes conocedoras de los entresijos del banco. Mientras la gran banca ha logrado o logrará ganar cuota de mercado en España a costa de las cajas, algo que también parecía muy complicado hace también menos de dos años. También parecía ficción que La Caixa y Bankia se fusionasen, y ahora no se habla de otra cosa. Las nuevas exigencias de provisiones que exigirá el Gobierno para que la banca actualice a precios reales el valor de sus inmuebles, y que Economía establece en 50.000 millones, ponen en un importante brete a Bankia.

La salud de la entidad que preside Rodrigo Rato es fundamental para el sistema bancario. ¿Y quién puede digerir esta pieza sin caer? BBVA, Santander y La Caixa. No se puede repetir el error de potenciar fusiones como las de hace apenas un año en las que las uniones se hicieron con calzador, y parece que Bancaja, con problemas de ladrillo, nunca tuvo que unirse a Caja Madrid, también con exceso de inmuebles en su balance. Entre otras operaciones.

Las consecuencias: el Gobierno y el propio sector, con Bankia a la cabeza, tienen que buscar otra solución para la tercera entidad financiera del país sin que el contribuyente o el pequeño accionista paguen los errores de una hoja de ruta mal diseñada.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha afirmado en varios foros que veía con buenos ojos la unión de La Caixa y Bankia. "Ojalá sea esa la solución", señalaba un directivo de la competencia. Fuentes cercanas a Fainé aseguran que la operación también es de su agrado. Aunque el grupo catalán tiene en el cajón otros proyectos como Novagalicia o el portugués BPI, en el que tiene ya una importante participación. La Caixa ha mantenido conversaciones con el Gobierno luso.

Fuentes de Bankia declaran que si debe realizar una provisión extra de unos 6.000 millones en un año, "las posibilidades de mantenerse independiente son ínfimas". Solo la creación del banco malo del suelo o una fusión con otra caja mediana que le aporte ayudas similares a las recibidas por Banco Sabadell con CAM pueden amortiguar el impacto de las nuevas dotaciones. Y ambas son complicadas. La primera porque parece que ahora no toca crear un banco del suelo, y la segunda porque Bankia ha recibido ya ayudas del FROB, aunque en forma de preferentes. Ello le permite participar en una subasta, aunque podría interpretarse mal por el mercado. Pero puede haber un precedente, BMN.

El grupo que preside Carlos Egea, que también recibió ayudas a través de una emisión de participaciones preferentes del FROB, y por las que abona un 8% de intereses anual, está decidido a participar en la puja por Banco de Valencia. Banco Popular también siempre que no se quede con Unnim antes. BMN asegura que es la única operación que tiene en cartera, y así se lo está transmitiendo a los sindicatos estos días tras pedir un esfuerzo para aligerar su estructura y dar salida entre 400 a 600 empleados, si no baja su estructura de gastos con recortes de sueldos, costes, salidas voluntarias, etc.

Pese a su objetivo BMN es una de las entidades que el mercado considera que terminará en la órbita de otra entidad o se fusionará con otro grupo similar como Liberbank, Banca Cívica o Unicaja, e incluso Ibercaja o Kutxabank. El mercado también especula con una operación con Banco Sabadell, pero esta posibilidad parece más remota. El banco catalán se ha quedado con CAM, pero quiere llegar a los 200.000 millones en activos y pretende incorporar otra entidad al grupo. Caja 3 puede ser una posibilidad, pero si se presenta alguna entidad mayor como la mencionada BMN, Liberbank, Banca Cívica o Ibercaja, mejor.

La clave política

Ibercaja, mientras, apuesta por Unnim y Banca Cívica. Esta última entidad anda en la aventura de encontrar un socio no solo por tamaño sino también por tomar aire. Además, las elecciones andaluzas del 25 de marzo con el previsible triunfo del PP pueden influir, según algunas fuentes, decisivamente en la presidencia de Cajasol, con Antonio Pulido a la cabeza, y por lo tanto en la copresidencia de Banca Cívica.

Estas elecciones también tendrán su repercusión en Unicaja, presidida por Braulio Medel. Esta entidad está embarcada en una fusión con Caja Duero y España que no avanza. También ha mantenido conversaciones con Liberbank, pero el hecho de que no se haya producido aún la integración con la caja castellanoleonesa y la influencia de las elecciones andaluzas han dejado la operación en la retaguardía. Pese a ello no se descarta que puje por alguna de las entidades que se subasten en los próximos meses. "Y es que no se puede perder de vista nunca a Medel", señala una fuente del sector. Tampoco se puede perder de vista a Kutxabank, que también jugará un papel destacado en el nuevo mapa bancario. Su objetivo es colocarse detrás de Bankia y La Caixa.

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