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La deuda autonómica a largo plazo cotiza con fuertes pérdidas en el secundario

El mercado pone en el punto de mira los bonos de Valencia, La Mancha y Cataluña

La Comunidad Valenciana, Castilla La Mancha y Cataluña han colocado su propia deuda en el mercado, y la mayor parte de esos bonos ahora cotiza en pérdidas. Obligaciones valencianas con vencimiento en octubre de 2032 cotizan con minusvalías en el mercado secundario en el entorno del 36%.

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Moody's volvió ayer a darle un hachazo al rating de la deuda valenciana, una de las comunidades autónomas con más dificultades de liquidez en los últimos tiempos. La agencia hundió su calificación hasta situarla en Ba3, una nota muy baja dentro del apartado del bono basura. Previamente, el 19 de diciembre se la había recortado ya al primer escalón de "grado de no inversión".

La agencia advirtió también a las otras 16 comunidades autónomas que sus respectivos ratings están sometidos a la posibilidad de un recorte en el futuro inmediato. El problema potencial para los inversores está en la deuda emitida por las propias comunidades autónomas, que tienen potestad para emitir bonos por su cuenta y riesgo, al margen de los estatales.

Las autonomías pueden utilizar "operaciones de crédito por plazo inferior a un año para atender necesidades de tesorería o por plazo superior al año cuando el importe del crédito sea destinado a realizar gastos de inversión y no exceda del 25% de sus ingresos", según señala la Ley.

Emisiones autonómicas

En la práctica, todas las comunidades disponen de sus propias emisiones. Lo habitual, al menos hasta hace muy poco tiempo, es que colocaran la deuda entre inversores institucionales; esencialmente, entidades financieras, fondos de inversión y de pensiones.

La mala noticia es que una parte muy significativa de esa deuda cotiza con números rojos respecto al precio de colocación. Lo mismo ocurre, es cierto, con la deuda estatal, si bien en el caso de la autonómica las pérdidas pueden llegar a ser bastante cuantiosas en función del momento de emisión y del vencimiento.

Las obligaciones a más de 30 años -con vencimiento en julio de 2041- emitidas por el Tesoro público en septiembre de 2009 cotizan al 82% del nominal, cuando se vendieron al 99,8%. Las minusvalías latentes se sitúan, por tanto, cerca del 18%. La fotografía para los que necesiten liquidez no es buena, pero hay otros ejemplos en los que las pérdidas latentes son más cuantiosas.

Los casos más extremos son los de la deuda con vencimiento a largo plazo. Así, una emisión de la Generalitat Valenciana de 70 millones de euros cotiza en torno al 64% del nominal. Las pérdidas se sitúan, por tanto, en el 36% si se vendieran en el mercado secundario.

En el caso de Castilla La Mancha, las pérdidas de una emisión de obligaciones a 30 años por 200 millones de euros colocadas en enero de 2006 superan el 50%, según Bloomberg. Toda la deuda de la autonomía presidida por María Dolores de Cospedal que vence más allá de 2016 cotiza con números rojos superiores al 10% en el mercado secundario, según Bloomberg. No obstante, la calificación de su deuda por parte de Moody's, Standard & Poor's y Fitch se mantiene todavía en grado de inversión.

Otra de las comunidades autónomas más cuestionadas en los últimos tiempos es Cataluña. Su calificación, de momento, también se sitúa a salvo de la temida denominación de bono basura. En cualquier caso, una parte de sus bonos y obligaciones cotiza con descuentos significativos sobre el nominal. Por ejemplo, una emisión de obligaciones con vencimiento en octubre de 2034 por 500 millones de euros cotiza en torno al 52% del nominal, cuando fueron colocadas al 100,13% hace poco más de siete años.

Liquidez y pequeños inversores

Los expertos advierten que el gran problema de estas emisiones radica en su liquidez, a años luz de la de la deuda estatal. Esto puedo distorsionar a la baja el precio de las emisiones. La Generalitat Valenciana cuenta con 28 emisiones de deuda, de acuerdo a la base de datos de Bloomberg, y tan solo una cotiza al 100% del nominal.

Los bonos valencianos colocados entre particulares muy ligeramente por debajo del precio de colocación. Así, los vendidos el pasado diciembre a un año y que pagan un 5% cotizan al 98,5% del nominal. Los a dos años, que rentan el 5,5%, se cambian al 96,8%. Las pérdidas, en caso de venta en el secundario, se sitúan en el 1,5% y el 3,2%, respectivamente.

Los bonos catalanes para los pequeños inversores también cotizan con pequeñas variaciones respecto a su precio de colocación. Los colocados el pasado noviembre al plazo de un año y que pagan el 4,75% cotizan en torno al 98% del nominal, de manera que la pérdida potencial asciende al 2%. Los que tienen vencimiento a dos años y que rentan el 5,25% cotizan alrededor del 96% del nomina.

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