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Fijación del precio, programa de compra de bonos y operación 'Twist'

¿Qué puede hacer el BCE para frenar la crisis de deuda?

El caos que reina en el mercado de deuda ha provocado que sean muchas las voces que reclaman al BCE nuevas medidas para tratar de impedir que la crisis de deuda se extienda a otros países como Francia o Bélgica ¿Pero cuáles son las herramientas con las que cuenta Mario Draghi para ello? Hasta el momento la compra de deuda para calmar los ánimos ha sido la norma imperante, pero vista la situación parece que no es suficiente.

Sede del  BCE
Sede del BCEBloomberg

Esta mañana los diferenciales de España, Italia, Francia y Bélgica han experimentado una mejoría momentánea. La razón hay que buscarla en los rumores que apuntan a que el regulador bancario ha iniciado hoy una de sus comprar más agresivas. Según Cárpatos las hipótesis barajadas apuntan a que Draghi ha adquirido por valor de 1.500 millones de euros deuda italiana y española. En concreto el 75% van dirigidos a calmar la situación del país transalpino y el 25%, a España. Pero algunos operadores van más allá y apuntan a que Draghi está estudiando la posibilidad de fijar un tipo de interés a partir del cual una vez que el bono a diez años supere esa barrera, el BCE intervendrá.

La fijación del precio es algo que ya utilizó el Banco de Suiza para frenar la escala del franco suizo. En septiembre la autoridad monetaria decidió intervenir para establecer un cambio mínimo de 1,20 euros por cada franco. El hecho que motivó esta medida fue la revalorización del 30% sufrida por su moneda tras convertirse en valor refugio en un momento de gran inestabilidad macroeconómica. El encarecimiento de las importaciones y su repercusión sobre la balanza comercial fueron motivos más que suficientes para el Banco de Suiza. Sin embargo, el BCE no vio la decisión con buenos ojos y se limitó a decir que tomaría nota.

Luis Benguerel, analista de Interbrokers, considera que esta sería una de las medidas más recomendables y apuesta por dejar a un lado el mercado secundario y comenzar a actuar de manera decisiva sobre el primario. Benguerel cree que hasta el momento el sector bancario ha sido reforzado ampliamente y que la solución pasa por fijar un tipo de interés, que en el caso de la deuda a diez años, la cifra más aconsejable sería el entorno del 5%, y una vez que alguno de los países supere ese precio, el BCE tomará cartas en el asunto a cambio de fijar una serie condiciones previas.

Otra de las opciones con las que cuenta la institución que preside Mario Draghi es emprender un programa de compra de bonos. Esta ha sido la alternativa elegida por Reino Unido y parece surtir efecto ya que su bono se encuentra en el 2% a pesar de que su inflación casi duplica a la de la eurozona. La semana pasada el Banco de Inglaterra mantuvo su programa de compras de bonos de 325.000 millones de euros, acompañado por el mantenimiento de sus tasas de interés en el 0,5%.

La Reserva Federal de EE UU consideró que la mejor solución pasaba por recuperar la operación twist, medida que no utilizaba desde hace 60 años cuando gobernaba el carismático J. F. Kennedy. La iniciativa por la que ha optado Ben Bernanke, y que se mantendrá hasta junio de 2012, consiste en canjear bonos a corto plazo por bonos a largo. El objetivo sigue siendo el mismo, controlar la rentabilidad de su deuda sin que suponga una inyección de dinero y mejorar el flujo de crédito.

El funcionamiento de esta medida se basa en la idea de que la Fed vende bonos a corto plazo y el dinero obtenido en esa venta es empleado para invertirlo en compra de bonos con un vencimiento más alto. El resultado final es que se aplana la curva de rendimientos, lo que supone una consiguiente bajada de las tasas del largo plazo y una subida de las del corto.

Los sistemas anteriores son solo algunos de los ejemplos con lo que el BCE podría atajar la crisis de deuda pues hasta el momento la formación de nuevos ejecutivos en países como Grecia e Italia parece que no funcionar y la compra de deuda en función de los acontecimientos solo sirve para ahuyentar los rumores momentáneamente. Una prueba de ello es que después de conocerse los rumores de compra del BCE la prima de riesgo de España e Italia se han relajado, pero horas después han vuelto a retomar la corriente alcista y a mediodía se sitúan en los 457 y 521 respectivamente con la rentabilidad del bono a diez años en el 6,3% en el caso de España y en el 7% para Italia.

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