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Mercados

La ayuda a España e Italia quiebra la unidad del BCE

Su número dos, Jürgen Stark, dimite por su oposición a la compra de bonos

La ayuda a España e Italia quiebra la unidad del BCE
La ayuda a España e Italia quiebra la unidad del BCE

El Banco Central Europeo se convirtió el viernes en la última víctima de la interminable crisis de la deuda pública. Por primera vez en sus 13 años de historia, el comité ejecutivo del BCE tuvo que anunciar la dimisión de uno de sus miembros por supuestas discrepancias con la política del organismo.

El brutal portazo lo ha dado nada menos que el alemán Jürgen Stark, quien en su calidad de economista jefe del Banco es considerado como el miembro más poderoso del comité tras su presidente, Jean-Claude Trichet. La salida de Stark confirma, por si había alguna duda, la escisión que ha provocado en el BCE el programa de compra de deuda pública para rebajar la prima de riesgo de países como España, Italia, Irlanda o Portugal.

La prima de riesgo repuntó nada más conocerse la noticia y los mercados bursátiles se desplomaron ante la evidencia de que la institución hasta ahora más fiable de la Unión Monetaria empieza a acusar también los embates de la inestabilidad financiera

Alemania intentó amortiguar el impacto anunciando de inmediato el nombre del posible sucesor de Stark, pero no logró despejar la creciente incertidumbre sobre la independencia y credibilidad del BCE. Tampoco sirvió de nada el comunicado del banco atribuyendo la espantada de Stark a "motivos personales" porque la mayoría de los analistas la relacionaron con la conocida disidencia del economista jefe con las recientes decisiones del Banco.

Stark siempre se opuso a la compra de bonos iniciada en mayo de 2010 y a la que el BCE ya ha dedicado más de 129.000 millones de euros. Fráncfort suspendió el programa tras el rescate de Portugal el pasado mes de abril, con la esperanza de no reactivarlas nunca más. Pero a principios de agosto, cuando la prima de riesgo de Italia y España superó por primera vez desde la fundación del euro los 400 puntos básicos y el contagio se acercaba a la deuda francesa, el BCE se vio forzado a reiniciar e intensificar la adquisición de deuda pública. La decisión llegó tras un comunicado conjunto del presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, interpretado como una orden taxativa para que el Banco interviniera en el mercado.

Trichet volvió a justificar la medida como imprescindible para "recuperar la adecuada transmisión de la política monetaria", supuestamente dañada por las turbulencias en los mercados de deuda pública. Pero Stark dinamitó esa explicación en una entrevista concedida el pasado mes de agosto: "Estamos ganando tiempo, pero no podemos intervenir a largo plazo con el argumento de que el mecanismo de transmisión de la política monetaria no funciona". El economista jefe pasaba así el Rubicón de oponerse en público a una decisión de la entidad. La misma franja que cruzó el pasado mes de febrero Axel Weber, entonces presidente del Banco de Alemania (Bundesbank) y máximo favorito para suceder a Trichet al frente del BCE. Weber se opuso a las primeras compras de bonos y acabó abandonando el Bundesbank de manera tan abrupta como Stark el BCE.

Halcón monetario

En el caso de Stark, algunas fuentes apuntan que la gota que ha colmado la paciencia del alemán habría sido el cambio de sesgo en la política monetaria de la institución apuntado el pasado jueves por Trichet. El BCE pareció renunciar a su intención de seguir elevando los tipos de interés durante este año ante la ralentización del crecimiento.

Stark siempre ha militado o liderado el grupo de miembros del BCE de endurecer la política monetaria ante el mínimo síntoma de inflación. Su fama de halcón monetario le ha acompañado desde su llegada al Banco en 2006. "Debemos abandonar la idea de que una inflación algo más alta puede contribuir al crecimiento y al empleo", señaló en la comparecencia ante el Parlamento Europeo previa a su nombramiento como miembro del comité ejecutivo del BCE.

A la influencia de Stark se achaca en gran parte la subida de tipos de interés en julio de 2008, calificada a menudo como el mayor error del Banco porque se llevó a cabo cuando Europa avanzaba hacia la recesión. Pero Stark también ha sido un ferviente defensor de la integración política para proteger el euro, una moneda a cuya construcción ha dedicado casi dos décadas de su carrera profesional y cuyo futuro, según su interpretación, se está poniendo en peligro con la actual política del BCE.

Herencia envenenada para Draghi

El próximo 1 de noviembre el italiano Mario Draghi tomará el relevo de Jean-Claude Trichet al frente del Banco Central Europeo. El italiano asumirá el mando en uno de los momentos más delicados de una institución que en solo 13 años se había labrado una reputación internacional comparable a la de la centenaria Reserva Federal estadounidense. Trichet recordó el jueves que durante este tiempo el BCE ha mantenido la inflación de la zona euro por debajo del 1,6%. "Me gustaría escuchar alguna felicitación a la institución que ha mantenido la estabilidad de precios", señaló el francés ante las críticas que se están planteando contra el banco, sobre todo en Alemania. Pero el deseo de Trichet parece lejos de cumplirse y su mandato parece condenado a ser juzgado, al menos en el corto plazo, por su involucración en la crisis de la deuda.Sus críticos le acusan, por un lado, de pasividad ante el castigo de los mercados a los bonos de la zona euro y, por otro, de haber cedido a la presión de los Gobiernos para intervenir.El inminente traspaso de poderes puede agravar aún más la inestabilidad del BCE porque Mario Draghi, a pesar de su trayectoria como banquero, no goza aún del peso político de un Trichet capaz de codearse casi de igual a igual con Merkel o Sarkozy. Sobre Draghi pesa, además, su pasado en Goldman Sachs y su nacionalidad, porque Italia es uno de los países necesitados de ayuda del BCE.

Alemanes en el poder

Jens Weidmann. Es el presidente del Bundesbank desde mayo, en que sustituyó a Axel Weber y, antes de ocupar este cargo, fue el principal asesor económico de Angela Merkel. Junto a Stark, Weidmann también ha mostrado su reticencia a la compra de bonos por parte del BCE.Asmussen. El secretario de Estado de Economía, Jörg Asmussen (1966), se perfila como relevo de Jürgen Stark en el BCE. Ha sido mano derecha tanto del antiguo ministro de Economía, el socialista Peer Steinbruck, como del actual, el conservador Wolfgang Schäuble.

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