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Fitch amenaza con una nueva rebaja de la deuda griega

La solución de Trichet no convence a las agencias de calificación

Fitch se suma a la visión pesimista de S&P. No le gusta la reestructuración suave propuesta por el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet. Ya han avisado: si finalmente se cumplen los planes de restructuración, rebajará la calificación de Grecia hasta dejarla al borde de la quiebra.

Grecia está a un paso de ver como otra de las tres agencias de rating degrada la nota de su deuda soberana hasta colocarla en al borde de la quiebra. El lunes fue S&P quien recortó el rating de Grecia tres escalones, de B a CCC, además de añadirle la perspectiva negativa. La nota otorgada equivale a valorar la inversión en deuda de este país como "extremadamente especulativa" dejándola a solo un paso del 'default' (impago). Hoy ha sido Fitch quien ha enviado un ultimátum a la deuda helena. Si se confirma la fórmula de la `restructuración suave' avalada por el BCE, bajará su calificación cinco escalones, de B+ a C.

La fórmula que tanto desagrada a las agencias de calificación fue utilizada hace un par de años para remendar los problemas de deuda pública de Rumanía, Letonia o Hungría. Es conocida como 'iniciativa de Viena' o restructuración suave o voluntaria. Se trata de un sistema de flexibilización en el pago de los títulos de deuda. Al vencimiento de unos bonos, el pago a los acreedores se realiza a través de unos segundos bonos, al mismo precio que los iniciales, con los mismos tipos de interés y con unos plazos de vencimiento de hasta siete años.

Aún basándose en acuerdos voluntarios entre los acreedores privados, algo que Fitch ya da por hecho, la 'iniciativa de Viena' no le convence. Lo consideran una restructuración (Distressed Debt Exchange, DDE) porque, según ha explicado en un informe, los nuevos bonos tienen condiciones peores que los primeros y objetivamente son menos ventajosos (dado el progresivo encarecimiento del diferencial de la deuda helena). Y además entiende que esta 'restructuración suave' no solucionará sino que sólo pospondrá una quiebra.

Los intereses exigidos a la deuda griega a 10 años siguen en cifras estratosféricas, encaramados en el 17,8%, máximo histórico. El Eurogrupo se reunió ayer de urgencia para intentar desbloquear un segundo rescate griego. Los encontronazos siguen siendo una constante. Alemania exige que los inversores privados asuman parte de las pérdidas de forma obligatoria, una reestructuración ortodoxa, la primera de la zona euro. Mientras, el BCE solo está dispuesto a asumir una solución 'voluntaria', que tampoco gusta a las agencias de rating.

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