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Crecen los escándalos alrededor de la organización

El secretario general de la FIFA admite que Qatar compró el Mundial de 2022

Los escándalos parecen no tener fin a dos días de las elecciones por la presidencia de la FIFA. A las acusaciones de soborno, de las que ha escapado por los pelos el presidente, Joseph Blatter, se le une ahora las afirmaciones del secretario general, Jerome Valcke, quien afirmó que Mohamed bin Hammam, candidato catarí al puesto de Blatter (suspendido por estas acusaciones de soborno) había "comprado" el Mundial de 2022.

El presidente de la FIFA, Joseph Blatter.
El presidente de la FIFA, Joseph Blatter.EPA

El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, puede estar en la antesala de un de los mayores escándalos alrededor de la organización, apenas dos días antes de que se celebren las votaciones para elegir al nuevo presidente. El directivo acaba de ser absuelto por el comité de ética de la organización. Sin embargo, su secretario general ha tenido que reconocer haber afirmado en un correo eléctronico que la candidatura de Catar "compró" su designación para el Mundial de 2022.

En este email enviado al vicepresidente Jack Warner (suspendido el domingo por las acusaciones de soborno), Jerome Valcke aseguraba que que Mohamed bin Hammam (candidato catarí al puesto de Blatter, también suspendido provisionalmente) creía "que podía comprar la FIFA de la misma forma que había comprado el Mundial". En el texto, aseguraba que "respecto a MBH, nunca entendí por qué se presentaba; si realmente pensó que tenía alguna opción o si era una forma de expresa lo poco que le gusta JSB [en referencia a Joseph Blatter]", informa el diario Financial Times.

La candidatura de Qatar, que rechazó cualquier acusación de soborno en el Parlamento británico, aseguró hoy que "está buscando de forma urgente una clarificación acerca de la afirmación de su secretario general". Bin Hamman, por su parte, aseguró que "habría que preguntarle a Jerome Valcke" qué estaba pensando. "No sé por qué dijo eso". El catarí recurrirá la decisión del Comité de ético.

El origen de la polémica se remonta al 25 de mayo. Ese día, este Comité abrió un expediente disciplinario a Bin Hamman, miembro del Comité Ejecutivo y candidato a las elecciones del 1 de junio. Otro integrante de la ejecutiva denunció la existencia de una reunión en la Unión Caribeña de Fútbol organizada el 10 y 11 de mayo por Bin Hamman y el vicepresidente Jack Warner y les acusaba de soborno. Según la FIFA, la reunión "estaría relacionada con las elecciones a la presidencia del organismo".

El catarí denunció dos días después a Blatter porque creía que el presidente había sido informado con antelación sobre los posibles pagos que se iban a realizar a las delegaciones asistentes a esa reunión. Blatter, por lo tanto, habría tenido conocimiento de los hechos y no habría hecho nada. Esta situación ha llevado al ministro británico de Deportes, Hugh Robertson, a pedir que suspendan las elecciones porque la campaña es "una farsa".

Robertson hizo esas declaraciones después de que el expresidente de la Federación inglesa de Fútbol y de la candidatura de Inglaterra para el Mundial de 2018, Lord Triesman, indicara en una comparecencia en la Cámara Baja del Parlamento británico que cuatro miembros de la FIFA habían buscando "sobornos" a cambio de respaldar la candidatura de Inglaterra para celebrar el Mundial de 2018.

Esta mañana, un senador australiano ha solicitado la devolución de los 34 millones de euros que el país invirtió en su candidatura para el Mundial de 2022, que se disputará finalmente en Qatar, tras las acusaciones de corrupción en las que está envuelto el máximo organismo del fútbol desde hace días.

Sponsors preocupados

Coca-Cola, patrocinador del Mundial de Fútbol, ha asegurado que "las acusaciones que se han hecho son perturbadoras y malas para el deporte. Tenemos todas las expectativas puestas en que la Fifa resolverá esta situación de forma expeditiva y a fondo". Adidas también ha hecho pública su preocupación, al asegurar que la publicidad negativa "no es buena ni para el fútbol, ni para la Fifa, ni para sus socios". Emirates también ha mostrado su descontento.

La FIFA no puede permitirse el lujo de tener enfrentamientos con sus patrocinadores, toda vez que estos son el sustento de su mayor negocio, el Mundial de fútbol.

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