El Olympique de Lyon, rival en el campo, modelo en los despachos
El Olympique de Lyon está a años luz del Real Madrid en lo que se refiere a palmarés o a potencia económica. Sin embargo, su presidente, Jean-Michel Aulas, puede jactarse de haber construido casi de la nada un club referente en gestión deportiva, capaz de ganar el título liguero siete veces seguidas. La pasada temporada, eso sí, entró en pérdidas y, como el Madrid, no gana la Liga desde hace dos años.
En 1987, poca gente en Lyon se preocupaba por lo que pudiera hacer sobre el terreno de juego el equipo de su ciudad, una bella localidad cercana a los Alpes, la tercera mayor del país. No era extraño, les gones (los chicos, en francés) militaban por aquel entonces en segunda división, y su presupuesto apenas rondaba los 2,4 millones de euros. Quien deseaba ver algo de fútbol de mediana calidad tenía que conducir una hora para ver al AS Saint Etienne .
Un cuarto de siglo después, el Olympique Lyonnais, el rival esta noche del Real Madrid en el Stade Gerland, facturó 160,2 millones el año pasado (el 16,5% menos), ha sido el dominador de la competición doméstica en la década que ha finalizado -ganó todas las ligas entre 2002 y 2008, aunque lleva dos años sin vencer- se ha llevado un total de 15 títulos nacionales y, lo que es más importante, presenta un balance saneado. El club francés es, junto con el Manchester United, el mejor ejemplo de buena gestión deportiva.
Al menos, hasta hace una temporada. El equipo atraviesa horas bajas tanto en lo deportiva (va cuarto este año, a cuatro puntos de la cabeza) como en lo económico, después de cosechar pérdidas el pasado ejercicio. La entidad ha notado la crisis de resultados, y ésta le ha llevado a fichar. Así, la facturación proveniente de los derechos televisivos ha sufrido un retroceso, lo que, a su vez, ha provocado que cerrase el primer trimestre de su ejercicio fiscal con un descenso de ingresos del 24,5%. El Lyon es uno de los pocos clubes europeos cotizados. Ayer cerró con una capitalización bursátil de 85,4 millones y una revalorización del 12,3% desde que comenzó el año.
El rival del Real Madrid en Champions, un ejemplo de gestión deportiva en horas bajas
Esta mala temporada, no obstante, no empaña lo que ha sido una gestión brillante. ¿Qué ha cambiado en ese modesto club desde 1987? Muchas cosas, pero que pueden resumirse en un nombre: Jean-Michel Aulas, un carismático empresario dedicado al desarrollo de software que aquel año accedió a la presidencia y que, con el tiempo, llegó a liderar el G14, el lobby formado por los grandes equipos que durante años le puso las cosas difíciles a su compatriota, el presidente de la UEFA, Michel Platini.
Hace 25 años, Aulas era un directivo que no tenía ni idea de gestión deportiva. Al final, esa ignorancia resultó ser una ventaja. "Creo que es más gratificante construir un palmarés que valorizarlo", aseguró el pasado año en una entrevista con El País , antes del enfrentamiento de octavos de final en el que eliminó al Real Madrid de Manuel Pellegrini. "En el fútbol hay dos opciones: o das valor a tu palmarés o lo creas. Yo construyo un palmarés de la nada. Es una visión optimista".
Claro que también tuvo su dosis de suerte. Su primer entrenador fue el ahora controvertido Raymond Domenech (¿recuerdan el vergonzoso episodio protagonizado por la selección francesa durante el pasado mundial? ). El equipo acabó primero de la división de plata, y al año siguiente se clasificaría para jugar en Europa.
Desde entonces, Aulas se esforzó por aplicar una máxima que todos conocen y pocos ponen en práctica. Comprar jugadores por poco dinero y venderlos por más. El mejor ejemplo, la que fue su perla hasta hace dos años, Karim Benzema, actualmente enrolado en el que será su rival esta noche. Pero hay más perlas salidas de sus filas: Kanouté, Diarra, Essien, Malouda...
Aulas se ha convertido en una de las voces críticas que advierten sobre la "burbuja especulativa" que vive el fútbol y recomienda que el "importante flujo de dinero" que corre por este deporte deje de ir a parar a los intermediarios y se invierta "en el propio fútbol para construir estadios, centros de formación para generar más jugadores y más recursos que alimenten el negocio".
Eso sí, el año pasado, Aulas no siguió los consejos que él mismo da y se gastó 95,4 millones en fichajes (entre ellos el de López y Cissokho al Oporto por 25 y 15,8 millones, respectivamente o el de Bastos al Lille por otros 20,7 millones). La crisis ha lastrado su principal actividad, la compraventa de jugadores, que le ha reportado 234 millones en los últimos cinco años. Esta situación llevó a la entidad a comunicar unas pérdidas netas de 35,4 millones el pasado ejercicio, frente al beneficio de 5,3 millones del ejercicio anterior y los 20,1 millones de dos años antes. Las cifras se vieron lastradas por las fuertes amortizaciones derivadas de la inversión y la ausencia de ingresos extraordinarios. En todo caso, el club francés puede enorgullecerse de una sólida posición financiera, con unos recursos propios de 130,7 millones y una deuda financiera neta de apenas 50 millones.
Despiece El Real Madrid, un coloso financiero
El Olympique de Lyon cerró el pasado ejercicio con una facturación de poco más de 160 millones. Una cifra nada desdeñable, pero lejana a los 438.4 millones de negocio que acreditan al club blanco como el más rico del mundo, según Deloitte. Este año, la entidad prevé facturar otros 450,02 millones. El nueve veces campeón de Europa se gasta el 98,7% de lo que ingresa en fichajes. Las cuentas del Real Madrid pueden considerarse sanas. Sus gastos le permiten mantener un resultado de explotación positivo de 43.946 millones y unos envidiables 23,97 millones de beneficio neto. El club que preside Florentino Pérez cuenta con un patrimonio neto de 220 millones.