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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

ETA no tiene más opción que disolverse

ETA anunció ayer un nuevo alto el fuego, en esta ocasión con la coletilla de "permanente, general y verificable". Teniendo en cuenta que en septiembre pasado la banda declaró el final de las "acciones armadas ofensivas", podría interpretarse que con este paso abandona la extorsión al mundo empresarial y profesional vasco. Lo que de ser así, supondría un alivio para un colectivo que ha sufrido con especial virulencia la delincuencia mafiosa del grupúsculo, mermando de esta forma el desarrollo económico de una comunidad autónoma cuyo potencial es incuestionable.

Por tanto, aunque la noticia es buena, tal y como remarcó acertadamente ayer el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, no es la esperada. Lo único aceptable ya es su total e incondicional disolución, especialmente después de que la anterior tregua -proclamada en marzo de 2006- terminase sin previo aviso con el asesinato de dos personas en el aparcamiento de la T-4 de Barajas en la Navidad de ese mismo año. El anuncio, por tanto, no justifica que los demócratas levanten el veto a la izquierda aberzale próxima a ETA para que pueda concurrir en los próximos comicios municipales (en el País Vasco) y autonómicos (en Navarra) del 22 de mayo. El acuerdo entre los grandes partidos democráticos para impedir su participación en la vida institucional ha sido determinante para debilitar a la banda terrorista, cegando una de sus principales fuentes de financiación. Los herederos de Herri Batasuna deben demostrar que no tienen ninguna ligazón con ETA abjurando sin titubeos de la violencia. Solo así, o tras la disolución de la banda, se justificaría la recuperación del derecho a participar de la vida política democrática en todos los ámbitos de representación.

Afortunadamente, el arco parlamentario y la sociedad civil coinciden en que si bien es cierto que ETA ha dado un paso acertado, es completamente insuficiente. En este sentido, es preciso que no se produzca la más mínima fisura y se mantenga la tesis de que la única negociación posible con el entorno etarra es la encaminada a la disolución plena de la banda. Queda, pues, fuera de todo lugar la condición expresada ayer en el comunicado de que se resuelvan "las claves de la territorialidad y el derecho de autodeterminación". ETA está derrotada. Lo saben sus dirigentes y su entorno, pero también la sociedad vasca y la española. Lo que no implica que no pueda continuar haciendo daño, por lo que es preciso cerrar este lamentable capítulo de la historia reciente del País Vasco y de España. Y cuanto antes se certifique su defunción, mejor para todos. Aun así, ayer fue un gran día para los empresarios y profesionales de esa comunidad autónoma que podrán ejercer su actividad, y seguir creando riqueza, sin la intolerable presión de los matones del barrio.

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