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Los supervisores podrán restringir las ventas a corto

Bruselas propone poner coto al "salvaje oeste" del mercado de derivados

La Comisión Europea ha presentado hoy nuevas normas para reducir los riesgos de los mercados de derivados financieros, que han sido acusados de agravar la crisis financiera. El Ejecutivo comunitario ha propuesto además medidas para limitar la especulación con las ventas a corto al descubierto y los seguros para cubrir el impago de la deuda (CDS, por sus siglas en inglés) en situaciones de emergencia.

Michel Barnier, el comisario de Mercado Interior de la Unión Europea
Michel Barnier, el comisario de Mercado Interior de la Unión EuropeaReuters

Los líderes europeos, encabezados por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, habían pedido reiteradamente a Bruselas medidas para luchar contra la especulación con este tipo de instrumentos, a la que culpan de encarecer el coste de financiación de los Estados y de precipitar los problemas que obligaron a acudir al rescate de Grecia.

"En una situación normal, las ventas a corto mejoran la liquidez en el mercado y contribuyen a fijar los precios de forma eficiente. Pero cuando hay problemas en los mercados, las ventas a corto pueden amplificar las caídas de precios y provocar turbulencias en los mercados y riesgos sistémicos", ha explicado el comisario de Mercado Interior, Michel Barnier.

"Esta propuesta aumentará la transparencia para los reguladores y para los mercados y hará más fácil para los reguladores detectar riesgos en los mercados de deuda soberana", ha destacado.

En la actualidad, los poderes que tienen los supervisores nacionales para restringir las ventas a corto varían mucho de un Estado miembro a otro. Por ello, Bruselas propone dar a los reguladores nacionales poderes claros para prohibir temporalmente, hasta tres meses con posibilidad de prórroga, las ventas a corto de cualquier instrumento financiero. Las prohibiciones estarán coordinadas por la nueva autoridad bursátil europea que se pondrá en marcha el 1 de enero de 2011.

Se trata de evitar que se repitan casos como el de Alemania, que en plena crisis de la eurozona en mayo prohibió las ventas a corto al descubierto sin consultarlo con el resto de socios, lo que agravó la situación. Además, la nueva autoridad bursátil, pendiente de ratificación por parte de la Eurocámara a finales de mes, también tendrá potestad para prohibir estas operaciones en todo el territorio comunitario.

Si el precio de un instrumento financiero cae bruscamente durante un día, los reguladores nacionales tendrán además poderes para restringir las ventas a corto en ese instrumento hasta el final del siguiente día para ralentizar las caídas.

Las ventas a corto son apuestas bajistas sobre el valor de una acción. El inversor pide prestados los títulos que piensa que van a bajar y los vende. Cuando caen los recompra más baratos para devolverlo. En las ventas a corto al descubierto, el inversor ni siquiera alquila los títulos, lo que incrementa el riesgo de incumplimiento creditico. La propuesta del Ejecutivo comunitario pretende limitar al máximo las ventas a corto al descubierto.

Bruselas propone además dar más transparencia a este mercado, ya que en la actualidad resulta difícil para participantes y reguladores saber qué valores se están vendiendo a corto y su importancia global. Para ello, obligará a los inversores que apuesten a la baja más del 0,2% del capital de una compañía a notificarlo a los reguladores, y también deberán informar al mercado cuando sus posiciones cortas superen el 0,5%.

También deberán informar a los reguladores de las ventas a corto de deuda pública, incluidas las obtenidas a través de CDS a partir de determinados umbrales, que se fijarán dependiendo de la situación en cada Estado miembro. De esta forma, los reguladores podrán detectar más fácilmente posibles riesgos para la estabilidad de los mercados de bonos.

Registro de las operaciones con derivados

Por lo que se refiere a los mercados más amplios de derivados, el plan de la UE consiste en obligar a registrar todas las operaciones en repertorios comerciales, a las que tendrán acceso las autoridades de supervisión, que podrán así detectar posibles acumulaciones de riesgo.

"Ningún mercado financiero puede permitirse funcionar como el Salvaje Oeste. Los derivados tienen un gran impacto en la economía real, desde las hipotecas hasta el precio de los alimentos. La ausencia de un marco regulador para los derivados ha contribuido a la crisis financiera y a las graves consecuencias que estamos sufriendo", ha destacado Barnier.

La norma se refiere a los derivados extrabursátiles (conocidos por la sigla inglesa OTC), que son valores negociados y comerciados en privado directamente entre dos partes, fuera de los mercados organizados. Se trata de contratos entre dos partes ligados al valor futuro del activo subyacente, como los tipos de interés, o el petróleo.

El comercio de estos derivados se ha disparado en la última década, y su mercado mundial supone en la actualidad cientos de billones de euros. Pero en los años de gestación de la crisis, los operadores subestimaron el riesgo de incumplimiento crediticio en casos como los de Lehman Brothers o AIG.

Además del registro, la UE primará que se negocien versiones normalizadas de estos instrumentos en cámaras de negociación centralizadas que absorban gran parte del riesgo de incumplimiento crediticio.

Las nuevas normas también exigirán de las instituciones financieras un mayor depósito de garantía y un mayor nivel de fondos propios para las operaciones que no pasen por la cámara de negociación centralizada. Quedarán exentas de las reglas las empresas no financieras que usan derivados para mitigar sus riesgos.

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