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A fondo

Sos, el cuento de nunca acabar

Los accionistas tienen que respaldar hoy la gestión de Pérez Claver en el último año

Como un laberinto imaginario en el que los personajes del cuento dan mil vueltas sin encontrar la salida. Todos saben que existe, pero no cómo llegar hasta ella y menos aún cuál es el camino más corto hasta el anhelado destino. æpermil;se parece el argumento del día a día de Sos durante el último año, en el que directivos, accionistas, ex accionistas -algunos de ellos imputados por graves delitos-, bancos acreedores, bufetes de abogados, asesores financieros, firmas de capital riesgo e inversores oportunistas se entremezclan en una red de tramas que muy pocos creían posible hace poco más de un año y medio.

El próximo capítulo empieza hoy mismo. Los accionistas del grupo de alimentación están llamados al mediodía a una junta ordinaria que casi nadie espera sea tranquila.

El eje principal de la cita en la sede del grupo en Rivas (Madrid) será la ampliación de capital de 172 millones (en una operación acordeón, que conlleva una reducción previa de 153,9 millones) con la que la dirección de Sos trata de insuflar aire a sus maltrechas finanzas, en las que pesa una deuda que ronda los 1.300 millones que deben renegociarse con la banca acreedora antes del 31 de julio. Una fecha tope que ha marcado la propia compañía.

De esta ampliación de 172 millones, 60 ya están en las arcas de Sos, ya que los inyectaron las cajas de ahorros accionistas: Caja Madrid, Unicaja, Cajasur, Caja Sol y Caja Granada. De esta forma, serán los minoritarios los que juzguen si tiene futuro la ampliación, siempre que suscriban esos 120 millones claves para el futuro a corto plazo de la sociedad.

Pero en la junta no sólo se revisarán las cuentas de Sos en 2009, sino también la supresión de las restricciones de voto, que están limitadas al 10% del capital. Un requisito esencial dados los movimientos accionariales que sobrevuelan sobre la propietaria de Koipe y Carbonell.

No en vano, el grupo tiene en mente una segunda -y previsiblemente inminente- ampliación de capital en la que se inyectarán otros 200 millones de euros. Una cifra muy inferior a la que Sos preveía ingresar con la venta de su división arrocera. Pero las ofertas por este negocio no han sido todo lo atractivas que esperaba y, ante las propuestas recibidas, Sos está más cómoda con tener dentro el negocio que en manos de un competidor. Es decir, si el arroz se queda, hay que buscar nuevas líneas de financiación. Es ahí donde aparece un nuevo protagonista secundario: las firmas de capital riesgo. æpermil;stas tienen fondos para invertir y Sos genera la suficiente caja (ingresa 1.358 millones de euros anuales) como para ser una empresa interesante pese a su delicada situación financiera.

La intención del equipo directivo encabezado por Mariano Pérez Claver es que una parte sustancial de esos 200 millones sean suscritos por nuevos accionistas, mientras que alguno de los actuales podría aprovechar la situación para reforzar su posición en el capital. Una circunstancia que, a buen seguro, no será del agrado del ex presidente de Sos, Jesús Salazar. De hecho, el ex directivo lleva meses en un segundo plano y es una incógnita qué papel jugará hoy en la junta: si presentará batalla como ya hizo hace un año o si se limitará a guardar silencio e impugnar los acuerdos a los que lleguen los accionistas. Un movimiento que ya llevó a cabo hace un año y que no tuvo efectos en el devenir de la sociedad. Pero también otros accionistas (como Daniel Klein que cayó en el ostracismo por su presunto conocimiento de los tejemanejes de Salazar) podrían dar que hablar.

Sin olvidar a Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la patronal CEOE, que pese al temporal que se cierne sobre Viajes Marsans sigue siendo uno de los accionistas más relevantes de Sos, con una participación que supera el 3,5%. Sin embargo, para Díaz Ferrán, Sos no es, a priori, una de sus máximas preocupaciones.

Mientras, Salazar está a la espera de que la Audiencia Nacional decida si se abre o no juicio por la presunta estafa y apropiación indebida de más de 130 millones de euros. A día de hoy, Jesús Salazar sigue figurando como principal accionista del grupo de alimentación con más de 16% del capital, aunque realmente esta participación es propiedad de sus bancos acreedores ya que pignoró todos sus títulos como contrapartida a sus operaciones financieras.

La junta de hoy también será la primera ocasión que tendrán los minoritarios de Sos para juzgar la gestión de Mariano Pérez Claver al frente de la compañía, en la que aterrizó hace un año de la mano de Caja Madrid, que lleva el timón de Sos desde la caída de Salazar en virtud de su 10,5% en el capital. Con los cambios en la cúpula directiva de Caja Madrid se alzaron varias voces que ponían en duda si la caja de ahorros madrileña iba a dar o no continuidad a su inversión en Sos.

No hay que olvidar que Caja Madrid desembarcó en la empresa justo antes de que se destapara el presunto desfalco de Salazar. Por ahora la inversión está muy lejos de ser rentable. Sin embargo, voces próximas a la compañía reconocen que Rodrigo Rato ha respaldado la gestión de Pérez Claver y ha dado vía libre a la continuidad de la entidad financiera como eje de referencia de Sos. No es el momento de salir corriendo. Alguien tiene que pilotar el barco por muchos nuevos accionistas que vayan a entrar y los bancos acreedores prefieren alguien de quien fiarse.

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