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El Gobierno prorroga la ayuda a los parados sin prestación

Zapatero choca con el malestar de toda la oposición a su política económica

El presidente del Gobierno recibió ayer un aviso unánime de la oposición de que éste será un curso parlamentario difícil si continúa con los "bandazos" en su política económica. Todo ello pese a que defendió a ultranza el Estado del bienestar y anunció la prórroga de la ayuda a los parados sin prestación.

José Luis Rodríguez Zapatero inició ayer la jornada reuniendo en el Senado a su Grupo Parlamentario, cita en la que anunció la prórroga por otro semestre de las ayudas de 426 euros a los parados sin ingresos y valoró la importancia de las reformas anunciadas por el Gobierno la semana pasada. Fue una reunión cómoda, entre otras razones porque sólo dio tiempo a que tres parlamentarios le formularan algunas reflexiones, todas ellas en sintonía con la política económica del Gobierno. Sólo de una de ellas, la de José María Benegas, algunos dedujeron una llamada de atención sobre la debilidad del PSOE y del Gobierno para afrontar los desafíos a los que se enfrentan.

La prórroga de las ayudas anunciada por Zapatero significa que otras 200.000 personas podrán beneficiarse de los 426 euros mensuales, cifra a la que hay que sumar los 300.000 parados que hasta ahora han ingresado estas prestaciones. En esta cita con diputados y senadores, Zapatero aprovechó también para lanzar otros mensajes directos a los sindicatos. El principal descansa en su voluntad de "preservar la paz social". "Seguirá siendo un objetivo fundamental del Gobierno", dijo el presidente, convencido de que "hay que mantener las conquistas sociales cuando las cosas van mal" porque para salir de la crisis, añadió, "no vamos a alterar nuestro modelo social, a pesar de que obligará a serios sacrificios a todos". En este mismo contexto, Zapatero calificó de "documento pacificador" el presentado el viernes por el Ejecutivo para encauzar la reforma laboral y eludió profundizar en la polémica sobre el futuro de las pensiones.

Sus mensajes tuvieron también como destino a los mercados, como complemento a la gira que están haciendo por las principales plazas europeas la vicepresidenta Elena Salgado y el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa. Zapatero elogió la solvencia del sistema financiero y, sobre todo, reiteró su voluntad de cumplir el ajuste fiscal de 50.000 millones, en el que consideró "imprescindible" la colaboración de las autonomías. El presidente achacó la reciente caída de la Bolsa a los movimientos especulativos, se declaró optimista sobre la salida de la crisis este mismo año, no tanto sobre la creación de empleo, y valoró el pacto salarial conseguido por empresarios y sindicatos.

Los problemas para Zapatero llegaron al salir de la reunión con los senadores. Horas después, se sometió a la sesión de control en el Senado y el PSOE también tuvo que hacer frente a una batería de iniciativas parlamentarias formuladas por los grupos de oposición, en cuyo debate quedó patente la soledad política, en principio nada que ver con la aritmética, con la que el Gobierno inaugura el nuevo curso. Desde el PP, CiU, PNV, ERC, IU y el Grupo Mixto se criticó la política económica por los continuos "bandazos" que observan en ella. Zapatero negó que esté pilotando un "cambio de rumbo" en su estrategia y enfatizó su voluntad de corregir el déficit al 3% en 2013. Hoy volverá a someterse a esta presión en el Congreso.

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