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Declaraciones

Obama dice confiar en una fusión de Chrysler con Fiat

El presidente de EE UU, Barack Obama, dijo ayer, en una conferencia con la que se señalaban oficialmente los 100 primeros días de su mandato, que se siente optimista sobre las posibilidad des de una fusión entre Chrysler y Fiat. Obama, dijo en varias ocasiones que no quiere ser accionista de empresas y que su objetivo es salir de ellas cuanto antes.

Obama cubrió en una rueda de prensa casi todas las aristas de una presidencia que en sus primeros 100 días se ha revelado como una de las más complejas en décadas. El presidente comenzó agradeciendo al Congreso la aprobación, esa misma tarde, de un presupuesto de 3,5 billones de dólares para 2010 que contiene la mayor parte de los principios que planteó al legislativo e incluye la base para la reforma del sistema sanitario. Es una de las mayores y más significativas victorias del presidente dentro del plazo simbólico del primer trimestre de la legislatura.

El presidente se refirió a la situación de las automovilísticas para señalar que es optimista sobre las perspectivas de una fusión de Chrysler con Fiat. A la hora de sus declaraciones, se cruzaban informaciones que indicaban que esta empresa de Detroit podría suspender pagos hoy mismo y forjar la alianza con la italiana. Eso supondría la salida de Bob Nardelli de la dirección y la toma de una participación minoritaria pero significativa por parte del Ejecutivo.

Sobre la delicada situación de Chrysler y GM (donde el Gobierno también tendría buena parte del accionariado), Obama señaló una vez más su apoyo a la industria condicionado a planes de viabilidad bien fundamentados y expresó su deseo de salir cuanto antes del accionariado de las compañías. Es algo que repitió al final de su intervención cuando fue inquirido por ello por The Wall Street Journal en términos generales.

"Nuestro papel principal debe ser el de accionistas que desean salir del accionariado. No quiero gestionar una automovilística, no quiero gestionar bancos. Tengo dos guerras que dirigir ya. Tengo más que suficiente. Cuanto antes salgamos de este negocio, mejor para todos", señaló el presidente. Acto seguido explicó que la intervención en el sistema financiero fue obligado para evitar su colapso y que su opinión es que América tiene que tener una industrias competitiva y funcionando. Para el presidente no es inapropiado que se ayude a esta industria en momentos delicados.

Para los críticos que recelan del amplio papel que se está arrogando el Gobierno en esta crisis Obama recalcó que no es su intención hacer una microgestión pero que como todo inversor, el "contribuyente americano tiene el derecho a escrutar y a asegurarse de que su dinero no se está tirando".

La situación abierta por la fiebre porcina y la decisión de no cerrar la frontera con México, la suma del republicano Arlen Specter a las filas demócratas del Senado, la ley de inmigración, Pakistán y la decisión de prohibir técnicas de interrogatorios caracterizadas como tortura fueron algunas de las materias abordadas en una intervención que a ratos se tornó filosófica e intimista. Obama hizo, una vez más, gala de sus grandes dotes de orador, cualidades que le han ayudado a mantener una popularidad elevada con respecto a algunos de sus predecesores.

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