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Finanzas

EE UU avalará 238.000 millones de activos de Citi para salvar el banco

EE UU acude al rescate de la banca una vez más. Tras un fin de semana de maratonianas negociaciones, las autoridades acordaron inyectar 20.000 millones de dólares (15.540 millones de euros) más en Citigroup y garantizar hasta 306.000 millones de dólares (238.000 millones de euros) de pérdidas en las que puedan incurrir algunos activos en su balance. Ayer, su valor se disparó en Bolsa un 57,82%.

EE UU avalará 238.000 millones de activos de Citi para salvar el banco
EE UU avalará 238.000 millones de activos de Citi para salvar el bancoREUTERS

El desordenado hundimiento de Lehman Brothers devolvió fuerza a la teoría de que hay bancos que son 'demasiado grandes o interconectados como para dejarlos caer'. En el caso de Citi, una entidad con dos billones de dólares de activos en sus libros y más de uno fuera de ellos, 200 millones de clientes y presencia en casi todo el mundo, su futuro es una cuestión de Estado que ha forzado al Gobierno de Estados Unidos a actuar de nuevo.

El problema con la entidad dirigida por Vikram Pandit tenía su raíz en la crisis de confianza que generaba su balance y la capacidad para hacer frente a pérdidas que emergieran de los activos tóxicos que aloja. Citi, un banco que ha visto como se evaporaba el 60% de su capitalización bursátil tan sólo la semana pasada, ya ha registrado unos 20.000 millones de dólares de pérdidas en los cuatro últimos trimestres y sumará más en el cuarto.

Con este diagnóstico, la receta acordada entre el banco y el Tesoro, la Reserva Federal y el Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC, en sus siglas en inglés) pasa por insuflar confianza con la garantía de activos valorados en 306.000 millones de dólares (238.000 millones de euros) que mantiene en su balance.

Washington no fuerza ningún relevo entre los ejecutivos del banco o del consejo

Citi asumirá las primeras pérdidas de esta cartera compuesta de títulos apoyados en hipotecas residenciales y comerciales, entre otros. En total, la entidad absorbe 29.000 millones además de la provisiones que ya haya hecho pero, a partir de esta cantidad, es decir casi el 90%, el riesgo se traslada al Estado, o lo que es lo mismo, los contribuyentes.

Aunque desde Citi se cree que no habrá necesidad de ello, el Tesoro asumirá los 5.000 millones siguientes y el Fondo de Garantía toma el relevo si se supera esta cantidad garantizando 10.000 millones más. A partir de esa cantidad, el resto corre por cuenta de la Reserva Federal a través de un préstamo.

Además de poner un tope a las pérdidas por depreciación de los activos, el Estado va a inyectar otros 20.000 millones dólares (15.540 millones de euros) en Citi. Estos se suman a los 25.000 millones que ya recibió del TARP, el plan de rescate de la banca diseñado por el Tesoro de Henry Paulson y dotado con 700.000 millones de dólares.

Pandit, que no dejó de repetir la semana pasada que los niveles de capital eran buenos decía ayer que el acuerdo refuerza 'nuestras ratios de capital, reduce los riesgos y aumenta la liquidez'.

A cambio de todo ello, el banco emitirá 7.000 millones de dólares en acciones preferentes a favor del Tesoro y el FDIC. El dividendo de estas acciones es del 8% frente al 5% que se acordó para el primer tramo de 25.000 millones del TARP. Además, emitirá warrants por aproximadamente 254 millones de acciones comunes a favor del Tesoro y el FDIC a un precio de 10,61 dólares.

Al final, según su director financiero, Gary Crittenden, el Estado tendrá una participación en Citi del 7,8%.

El banco, además, se compromete a no pagar un dividendo mayor de un centavo, cuando en el último trimestre pagó 16 centavos. Es la primera vez desde que se puso en marcha el plan de rescate de la banca que se fija un máximo para el dividendo.

En lo que no hay cambios es en la cúpula del banco. El acuerdo de rescate no fuerza la dimisión ni del consejero delegado ni de su equipo y, además, deja intacto el consejo.

El plan para rescatar Citigroup se parece en cierta medida al que el FDIC quiso poner en marcha para que este mismo banco comprara a Wachovia, algo que se truncó con la competencia de Wells Fargo. El diseño de este rescate, uno más puesto en marcha por el Gobierno, es importante porque provee un esquema para actuar en caso de que se presenten situaciones similares.

Ayer, las acciones de Citigroup se dispararon en Bolsa un 57,82%, pero de la misma manera que la semana pasada la suerte de este valor arrastró al de sus pares, ayer bancos como JPMorgan, Goldman Sachs, Bank of America y Morgan Stanley registraron ayer importantes subidas en los mercados.

Una cultura de trabajo basada en el riesgo

Citigroup es el modelo de la banca diversificada. Su estructura la construyó Sanford Weill durante la pasada década a golpe de talonario. La idea de Weill era que el banco tenía que ofrecer todos los servicios financieros que particulares y empresas necesitaran. Lo que dejó para sus sucesores era la integración del gigante. Y no ocurrió. La crítica consistente de los analistas es que no había un lenguaje común en el banco y que era difícil imponer un cierto sentido de la dirección. Citigroup arrastró ese problema y perdió el paso frente a competidores como JPMorgan, que está presidido por Jamie Dimon, un hombre que no terminó al frente de Citigroup por un problema con Weill.Adicionalmente, la división de inversión empezó a desarrollar apetito por el riesgo. En un artículo publicado el domingo por The New York Times, se revela que los controles del riesgo no funcionaban y que quienes debían ejercerlos no tenían la independencia necesaria para hacerlo. Incluso la Fed tuvo que apercibir al banco por ello.La cultura del riesgo la lanzó Chuck Prince, sucesor de Weill y predecesor de Vikram Pandit. Sin ser un experto en mercados, Prince siguió el dictado del influyente consejero y consultor Robert Rubin. Como secretario del Tesoro en la época de Bill Clinton, Rubin abogó por la desregulación del sistema financiero surgido del New Deal y, desde su puesto en Citi, animó a que se tomaran riesgos cuyo alcance no parecía entender Prince. El diario citaba a un empleado que aseguraba que el consejero delegado no sabía distinguir un CDO de la lista de la compra y por eso confió en Rubin para que el banco apostara por titulaciones de hipotecas y otros activos que ahora tanto le pesan.

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