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A fondo

Sacyr y sus bancos, aliados en la adversidad

Sacyr Vallehermoso persigue un movimiento a varias bandas que garantice su viabilidad como uno de los principales grupos de construcción y servicios de este país: vender sus piezas clave para arrancar 2009 con una posición financiera neta en contra de 4.200 millones de euros, frente a los 18.550 millones que acumula actualmente. A sus estrategas les salen las cuentas, pero sólo tras la desinversión en Repsol e Itínere. Una doble jugada en la que, en principio, juega con el apoyo de los bancos.

Y es que, si hay interesados en que Sacyr salga incluso con plusvalías de los procesos de venta que tiene en marcha, más allá de los propios accionistas del grupo constructor, esos se cuentan por decenas en el mundo financiero.

Santander, Caja Madrid, Calyon, Citi, Natixis, Merrill Lynch, Sabadell, Banesto, Caixa Catalunya, Caja Murcia, Caja Castilla La Mancha, y decenas de entidades más que aparecen en la lista de acreedores, están pendientes de cómo evoluciona el plan de adelgazamiento que dirige Luis del Rivero, exigido por algunos de sus socios en el consejo de Sacyr.

En el capítulo de traspasos, la constructora tiene prevista la colocación del 90,1% de la filial de infraestructuras Itínere por 7.500 millones (5.013 millones de deuda más 2.487 millones en efectivo). De forma paralela, trata de endosar el 20,01% de Repsol a 28 euros por título, lo que le reportaría 6.840 millones.

En total, recaudaría 14.340 millones que serían destinados de forma automática a eliminar todo el endeudamiento que soporta por su participación en la petrolera (5.143 millones), borraría los 5.013 millones que pesan sobre la citada Itínere, se quitaría de encima los 1.668 millones de deuda corporativa, y los 563 millones que debe por la compra de Europistas.

Una vez realizados esos movimientos, a Sacyr le quedarían 1.953 millones en caja para atender créditos por 6.163 millones de euros, de los que es responsable por sus filiales Testa (2.540 millones), Vallehermoso (2.887 millones) y Valoriza (736 millones).

Un vistazo al cuadro de vencimientos de la deuda indica que en 2009 la empresa tiene que atender compromisos por 2.118 millones, que se quedarían en 500 millones si salen adelante las citadas operaciones que negocia con Citigroup, en el caso de Itínere, y Lukoil, en el de Repsol.

Es verdad que Sacyr sería otra: pasaría de primer accionista de la mayor petrolera española a una mera constructora y prestadora de servicios medioambientales y urbanos. Pero su lastre financiero sería más llevadero, Valoriza se quedaría en la recámara como desinvertible, y bancos y demás acreedores respirarían sin el temor al fantasma de la suspensión de pagos.

¿Qué sucede si no se cumple este guión? En principio sólo hay una solución: el equipo que dirige Luis del Rivero tendrá que colocar activo por activo, desde autopistas hasta edificios. Una salida quizás demasiado lenta para la monumental deuda que acucia a la constructora.

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