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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El crecimiento sí preocupa al BCE

CINCO DÍAS

El Banco Central Europeo (BCE), por boca de su presidente, Jean-Claude Trichet, confirmó ayer lo que se sospechaba ampliamente: la economía europea está seriamente tocada. Quizá por ello decidió no volver a subir tipos; por eso y porque el petróleo ha dado un respiro a la inflación. Después de todo, ha bajado 30 dólares tan sólo en un mes.

El Consejo de BCE ha sido cauteloso, y a pesar de que Trichet recalque que su única prioridad es el control de precios, está bien preocupado por el crecimiento. De hecho, el banquero francés ya ha alertado de que los próximos datos de los PIB de las principales economías de la zona serán preocupantes. No supone una sorpresa, pues los índices adelantados como los de producción industrial apuntan en esa dirección. Si el miércoles se conocía el fuerte descenso (9%) en España, ayer se supo que en Italia cayó un 4,4%. Y Alemania, que todavía da muestra de vitalidad, se limitó a crecer un 0,5%. Igualmente, las balanzas comerciales de Francia y Alemania demuestran cómo la zona euro está en declive. Francia aumentaba su déficit y Alemania consigue incrementar su superávit con compras de fuera de la zona euro, pero contrae sus importaciones.

Ya no se trata, pues, de problemas financieros, ni bursátiles; ahora hay una crisis real en las economías del euro y eso se traslada a problemas -también reales- para las empresas y las familias. Aunque en general las grandes corporaciones europeas aguantaron bien el primer trimestre, las previsiones son ahora pesimistas. La fuerte caída del consumo, los altos precios de los carburantes y la fortaleza del euro han acabado por hacer mella en numerosos sectores. Se suman así a la construcción, el inmobiliario y el financiero afectados en una primera oleada por los efectos de las crisis hipotecarias en muchos países, incluida España.

Los Gobiernos deberían asumir que el problema no se corregirá sólo y buscar soluciones coordinadas. La inflación es un obstáculo para que el BCE incentive el crecimiento, y no queda más remedio que buscar reformas que sustituyan el incentivo monetario.

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