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Finanzas

El Fondo de Garantía de EEUU gestiona desde hoy Indymac

La crisis del crédito ha obligado a la Administración de George Bush a nacionalizar un banco. Indymac, especializado en créditos de alto y medio riesgo, fue intervenido por la Oficina de Supervisión del Ahorro el viernes. Aunque la firma negociaba con las autoridades un plan para afrontar su insuficiente liquidez, el regulador ha acusado de su caída a un senador demócrata.

Al final no fueron ni Fannie Mae ni Freddie Mac las entidades que escribieron el capítulo más negro de la crisis del crédito la semana pasada. Mientras los mercados vivían una jornada de infarto el viernes y el Gobierno trataba de asegurar la viabilidad de estas dos entidades semipúblicas, otra firma se vino abajo. Se trata de Indymac, que llegó a ser la novena entidad hipotecaria del país, y que ya se ha convertido en el protagonista del segundo mayor colapso de una entidad de depósito de EE UU desde hace 24 años. Su caída llega apenas cuatro meses después de la intervención para salvar in extremis a un banco de inversión, Bear Stearns.

Antes que Indymac, en 1984, en los inicios de la crisis de los ahorros y préstamos, se vino abajo el Continental Illinois National Bank & Trust.

Indymac tenía activos valorados en 32.000 millones de dólares en marzo, pero entonces, la entidad ya tenía problemas. Estos comenzaron a finales de 2007 cuando le fue imposible colocar en el mercado secundario una parte de sus hipotecas Alt-A, en las que estaba especializada. Estos créditos tienen un riesgo medio porque se conceden a clientes que no aportan la documentación necesaria para verificar su capacidad financiera.

A partir de entonces, Indymac, que es el resultado de una segregación de Countrywide en los noventa, empezó a tener problemas con sus resultados (en febrero registró sus primeras pérdidas en 23 años) y con su liquidez, que se agravaron en las últimas semanas. Entonces, los reguladores determinaron que su capital estaba por debajo de los límites obligatorios.

Michael Perry, consejero delegado de la entidad admitía la semana pasada a sus accionistas que los supervisores le habían pedido un plan de negocios para salir de la crisis. Perry confesó entonces que no había podido captar nuevo capital y que no creía que lo pudiera hacer dada la situación de los mercados. La primera solución a esta aguda crisis fue dejar de hacer préstamos y presentar un plan de despidos para la mitad de su plantilla (que totaliza 7.200 empleados). Su valoración en Bolsa ha sido fiel reflejo de los problemas que han debilitado a la institución. El viernes cerró a 28 centavos.

Pese a ello, John Reich, el director de la Oficina de Supervisión del Ahorro, hizo público un comunicado echando la culpa de la situación al senador demócrata Charles Schumer, al que acusó de provocar el pánico entre los clientes y provocar una estampida de depósitos. 'Esta institución ha caído debido a una crisis de liquidez', dijo Reich y 'aunque ya tenía problemas me preocupa que haya habido interferencias en el proceso regulatorio'.

Schumer mandó el 26 de junio una carta en la que, según Reich, se cuestionaba la viabilidad de la institución, lo que asustó a posibles compradores y clientes. Tras ese día, los titulares de cuentas retiraron unos 100 millones de dólares diarios.

Schumer ha contestado diciendo que los problemas de Indymac y de Countrywide (recientemente comprado por Bank of America) fueron causados por prácticas bancarias de alto riesgo y el regulador no hizo nada por atajarlas.

A partir de hoy, Indymac será gestionado por el Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC en sus siglas en inglés), que ha creado una nueva entidad para ello, Indymac Federal Bank, FSB. Este fondo garantiza hasta 100.000 dólares por cuenta. Indymac tiene unos 19.000 millones en depósitos, y unos 1.000 millones de ellos se escapan de esta garantía. La FDIC estima que hay unos 10.000 afectados por ello. Se calcula que el coste para este Fondo será equivalente al 10% de sus activos, de 53.000 millones de dólares.

Asegurar el éxito de la hipotecaria Freddie Mac

En marzo la hipotecaria Freddie Mac anunció una operación de captación de capital que aún no ha hecho. Desde entonces, la situación de la entidad semipública no ha hecho más que deteriorarse y los mercados han hundido el valor de sus acciones. Esta semana se vuelve a poner a prueba con una emisión de deuda que el Gobierno está mimando.Al ser uno de los momentos más complicados en la historia de esta gigante institución, clave para el mercado financiero, los funcionarios del departamento del Tesoro están intentando asegurar que Freddie sea capaz de colocar hoy una emisión de 3.000 millones de dólares de deuda a corto plazo, informaba el domingo The Washington Post.Este diario afirmaba que el resultado de esta colocación servirá como un barómetro para el apetito del mercado por los títulos de la firma. Aunque sea un apetito forzado. El sábado, los funcionarios del Tesoro mantuvieron conversaciones con bancos, que normalmente han mostrado interés por estas colocaciones, para asegurarse que dichas firmas hagan ofertas.El periódico especulaba con que un resultado que no fuera un éxito arrojará nuevas interrogantes sobre el futuro de esta entidad, y la firma gemela, Fannie Mae. Aunque el secretario del Tesoro, Henry Paulson, afirmó el viernes que el Gobierno desea mantener estas dos instituciones en su 'actual estructura' se han preparado planes de contingencia que podrían acabar en una especie de tutelaje no demasiado apartado del concepto de nacionalización. Los planes de contingencia también alcanzan a esta emisión. Según el Post, el Tesoro barajaba varias opciones en caso de que el interés por la colocación sea bajo. Una de ellas es que el propio Tesoro o la Reserva Federal compren los títulos.

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