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Inversores particulares

El 8,7% del Ibex está en manos de 26 accionistas

La compra de títulos ha permitido a los grandes inversores particulares mantener un patrimonio valorado en más de 50.400 millones de euros sólo dentro del índice.

Bolsa de Madrid
Bolsa de MadridPablo Monge

Con una participación actual que equivale al 8,7% del valor del Ibex, los 26 mayores inversores individuales mantienen su peso en el mercado bursátil. Su presencia a 31 de diciembre de 2006 era similar -equivalía al 9,1% del índice-, mientras que en los últimos cuatro meses tampoco se han registrado cambios significativos. Lo mismo puede decirse del valor de su patrimonio: 50.400 millones actuales frente a los 53.800 millones de euros de 31 de diciembre de 2006. Estas participaciones les sitúan por detrás de los fondos de inversión, que controlan el 18% del Ibex.

Sin embargo, la trayectoria de los inversores individuales muestra que los accionistas de gran calado han mantenido su peso en la Bolsa gracias a las compras, es decir, reforzando su apuesta por las compañías. Con esta estrategia han evitado que la caída de capitalización del Ibex de más de 13.000 millones de euros -cifra a la que se habrían sumado otros 8.700 millones si no se hubiera realizado la ampliación de capital de Iberdrola- se traduzca en un menor valor de sus participaciones. Buena parte de las caídas se han cebado en algunas de las compañías con un fuerte peso de este tipo de accionistas, como las relacionadas con la construcción, el sector inmobiliario y el financiero.

Así, la adquisición de acciones de las empresas en las que estos inversores ya participaban, o la toma de posiciones en otras, ha sido pues una tónica generalizada, aunque últimamente tampoco se hayan producido operaciones espectaculares. Si se comparan las grandes tenencias de acciones a día de hoy con las participaciones de control de cierre de 2006, sólo se encuentran algunas variaciones significativas, como la entrada de Manuel Jove en BBVA, así como las incursiones de Alicia Koplowitz y la familia Lara en Sabadell o las de Nicolás Osuna y Ram Bhawnani en Popular. Por el contrario, este último inversor se ha ido de Bankinter, en donde había jugado un papel muy relevante como catalizador de la revalorización de sus acciones. Crédit Agricole ha tomado el testigo.

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Los grandes accionistas individuales tienen más peso en las medianas y pequeñas cotizadas

En otras empresas se han producido reforzamientos de los socios estables. Así lo han hecho, por ejemplo, Esther Koplowitz en FFC y la familia Botín en Santander. En la mayoría de los casos se han limitado a consolidar su hegemonía en el capital, como ha ocurrido con la familia Del Pino en Ferrovial; Amancio Ortega y Rosalía Mera en Inditex; o de una buena parte de los directivos y consejeros en Sacyr.

Esta política contrasta, en ocasiones, con la seguida por estas mismas personas en sus vehículos privados de inversión -las Sicavs-, donde están priorizando las apuestas por la renta fija e, incluso, por la renta variable europea en detrimento de la española.

Las razones de esta aparente divergencia se perciben fácilmente. La mayor parte de estas participaciones se debe al origen familiar de las compañías, que posteriormente han salido a los mercados bursátiles, y en las que los antiguos propietarios siguen participando directamente en la gestión. Además, generalmente no quieren perder el control e intentan evitar posibles operaciones hostiles. Este mapa accionarial se repite con más fuerza en las medianas y pequeñas empresas que sólo cotizan en el mercado continuo. Son los casos de las compañías de alimentación SOS Cuétara y Ebro Puleva, de la constructora OHL, controlada por Villar Mir, y de la hotelera Sol Meliá, en donde Gabriel Escarrer ha subido su participación al 62%.

También la familia Gallardo, que ha sacado Almirall a Bolsa, mantiene una participación de casi el 70%. Y los profundos cambios registrados en el sector inmobiliario no impiden que la familia Sanahuja, después de diversas batallas, divisiones y opas, controle el 80% de Metrovacesa o que Rafael Santamaría cuente con un 75% de Reyal Urbis. Este empresario inmobiliario ha sufrido en su propia cuenta de valores la brusca caída de la compañía que preside, que retrocede un 17,7% desde máximos, al igual que Luis Portillo en Colonial o Enrique Bañuelos en Astroc.

Poca batalla

Es relevante que durante estos últimos dieciséis meses no se han producido batallas empresariales protagonizadas por estas familias, que en otras ocasiones han servido para impulsar los valores, como la que mantuvieron anteriormente Jaime Botín y Ram Bhawnani. Si bien, aunque indirectamente, los Entrecanales, a través de Acciona, han entrado con la compra de Endesa junto a Enel en una dinámica que promete seguir en el futuro: el deseo de los propietarios de grandes fortunas de tener un pie en el campo energético en general y en de las energías renovables en particular.

En la misma línea, ese movimiento se completa con la batalla dirigida por Florentino Pérez y otros socios de ACS, también indirectamente a través de la constructora, en Fenosa e Iberdrola. Operaciones que muestran que las fortunas tienen un peso relevante en los mercados por diversos caminos.

¿Qué añaden estos socios a la compañía en la que participan? ¿Es positiva su presencia o pueden imponer criterios que no siempre benefician a los minoritarios? Casos para argumentar en una línea y también en la contraria existen en la historia empresarial española y mundial, pero algunas posibles virtudes son destacadas por los expertos.

'La presencia en el capital de un inversor privado aporta visibilidad a la compañía y una referencia para los minoritarios. Pero, en ningún caso, debe tomarse como una guía infalible para ellos, porque el hecho de que sean grandes inversores no garantiza el éxito', afirma Luis Sánchez de Lamadrid, consejero delegado de Banca del Gottardo. Y José Manuel Pazos, socio director de IGF, añade que, en general, su presencia es positiva para los inversores a largo plazo, ya que suelen aportar estabilidad en el accionariado.

Directivos

Cada vez más peso. Además del papel en el accionariado de las empresas cotizadas de las familias que tradicionalmente han estado unidas a su propiedad -los Del Pino, Entrecanales o los March- las participaciones de los directivos en estas compalías cada día son más relevantes. Algunos han pasado de ser únicamente gestores a pasar a estar también entre los grandes accionistas de la compañía. Florentino Pérez, de ACS, y Luis del Rivero, de Sacyr, son algunos de los ejemplos más significativos de esta tendencia.

Guía para los pequeños inversores

Los grandes movimientos accionariales en una determinada compañía no suelen estar liderados por los pequeños ahorradores, pero sí es aconsejable que estén atentos a los cambios protagonizados por los inversores de más peso para tomar decisiones. No cabe duda de que las personas que se sientan en los consejos de administración (los insiders, según el término inglés) cuentan con una información superior a la del resto de los socios. Y aunque no hagan un uso indebido de ella, sus compras y ventas sí pueden ser una guía para el resto de los accionistas, según destacan los asesores bursátiles. 'Pero no deben estar solamente atentos a operaciones concretas en las cotizadas y más cuando ya se han producido; los minoritarios pueden fijarse en las estrategias que siguen las grandes fortunas a través de sus vehículos de inversión', dice José Manuel Pazos. Señala además que esas sociedades -las Sicavs o las family office- cuentan con una gestión muy profesionalizada y que las medianas fortunas están entrando en esa dinámica.Y Luis Sánchez, de Lamadrid, afirma que el nivel de información de un gran inversor suele ser elevado porque dispone de mayores recursos. Pero advierte que, a veces, sus movimientos se deben a objetivos que no tienen por qué ser compartibles con los intereses de otros accionistas, como buscar valores para diversificar sus carteras o para aporten sinergías en caso que sean empresarios.

Los gestores invierten 440 millones de euros en 2008

La apuesta de los consejeros, directivos y grandes inversores no institucionales por las empresas del Ibex 35 sigue siendo destacable, pues han invertido unos 440 millones de euros en lo que va de año, aunque contrasta con la efectuada en los cuatro primeros meses de 2007, cuando la cantidad llegó a los 1.300 millones de euros. En la cifra de este ejercicio se incluye, además, el desembarco de Ram Bhavnani en Banco Popular el pasado mes de marzo y cuya inversión, por el 3,3% de la entidad financiera, se valora a fecha del día en que comunicó la adquisición a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (véase tabla). æpermil;sa ha sido, con diferencia, la compra más importante realizada en 2008 y que contrasta con las siguientes posiciones del ranking. Así, âscar Fanjul y Diego Prado Pérez-Seoane han realizado compras de un tamaño considerable en Acerinox, si bien también han efectuado desinversiones notables, según han comunicado a la CNMV. A su vez, Américo Ferreira de Amorim, Gonzalo Hinojosa Fernández Angulo y Julio Fernández, en Banco Popular, Telefónica y Unión Fenosa, respectivamente, han adquirido títulos valorados en más de un millón de euros. Por encima del umbral del medio millón de euros hay varios, como por ejemplo Juan Castells Masana y Baldomero Falcones en FCC; Ramón Pascual Fontana, en Abertis; o Ángel Ron, en Banco Popular.Pero no sólo ha habido adquisiciones. Algunos consejeros han decidido hacer caja con sus participaciones en las compañías de las que forman parte. En total, el importe de las ventas se sitúa en unos 202 millones de euros. Por ejemplo, Juan Luis Arregui, vicepresidente de Iberdrola, vendió a comienzos de años 14 millones de acciones de la eléctrica a precios entre 9,68 y 10,25 euros por acción, obteniendo con la operación unos ingresos de en torno a 139 millones de euros.

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