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Inmobiliaria

Las inmobiliarias negocian bajo presión la financiación de su deuda

La crisis financiera unida a las operaciones multimillonarias que las inmobiliarias españolas cotizadas realizaron en 2006 está provocando que el futuro de muchas de ellas dependa ahora de decisiones de entidades financieras. Martinsa, subió ayer un 9,25% en Bolsa tras lograr un principio de acuerdo con las entidades acreedoras para aplazar el pago de su deuda y Colonial aguarda al visto bueno bancario para vender la empresa a ICD.

El futuro de la que pasaba por ser la primera inmobiliaria española, Colonial, está supeditado a la decisión de varias entidades financieras. Prácticamente da igual lo que Luis Portillo, la familia Nozaleda o Alicia Koplowitz, los principales accionistas de la compañía, decidan hoy -en la reunión que celebra el consejo de administración- sobre el acuerdo de venta al fondo dubaití ICD (ayer el mercado parecía desconfiar del acuerdo, Colonial cayó un 2,02% cerrando a 0,97 euros por acción cuando el precio ofrecido es de 1,19 euros por título). Si los bancos que, en los dos últimos años, ha financiado el crecimiento de Colonial a base de adquisiciones, lo que ha elevado la deuda del grupo a cerca de 9.000 millones de euros, no dan su visto bueno a la venta, no habrá operación. La compañía tiene previsto recibir el miércoles la decisión de las entidades bancarias.

La crisis financiera actual unida a las compras apalancadas que las mayores inmobiliarias españolas realizaron durante 2006 se revela ahora como un cocktail explosivo. Las inmobiliarias negocian con los bancos la refinanciación de la deuda contraída para llevar a cabo operaciones como las compras de Colonial (Riofisa y el 15% de FCC, más de 3.500 millones de euros); de Fadesa por parte de Martinsa (en una operación valorada en 4.045 millones); la compra de Urbis por Reyal (por 3.317 millones) o la de Parquesol por San José (en una operación valorada en 917,6 millones). Pero la crisis del sector inmobiliario español, la caída de las ventas y de los precios, la subida de los tipos de interés, entre otros factores, provocan que las compañías españolas del sector se sienten ahora a negociar en condiciones peores de las que preveían hace dos años con las entidades financieras. Además la crisis de liquidez mundial hace que los bancos sean poco proclives a hacer ningún tipo de concesión.

Por esa razón el mercado celebró ayer el principio de acuerdo al que ha llegado Martinsa Fadesa sobre la renegociación del pago de parte de su deuda. La compañía presidida por Fernando Martín, que subió en Bolsa un 9,25% cerrando a 18,9 euros por acción, contrató un préstamo sindicado de 4.100 millones para adquirir Fadesa en 2006, de los que fueron necesarios disponer una cantidad inferior, casi 3.000 millones. Martín firmó el pago en dos tramos, uno de 1.000 millones y otro de 2.000 millones, los dos en 2008, a su vez divididos en otros tramos. Y durante este año su tarea es renegociar esos plazos.

La compañía comunicó ayer a la CNMV que las condiciones de la reestructuración del contrato han sido aprobados ya por las entidades del sindicato con presencia en España. Falta la adhesión de los fondos extranjeros del sindicato que no tienen presencia en España y que esperan que lo asuman antes del 26 de marzo 'si bien los referidos términos y condiciones deben ser aprobados por la totalidad' de entidades. Martinsa-Fadesa añadió que sólo queda por aceptar esta demora un gestor internacional de fondos, que supone el 1,33% de la deuda del contrato de financiación.

La pignoración de los títulos por parte de los principales accionistas de Colonial es uno de los factores que explica el derrumbe en Bolsa de la compañía. Al caer por debajo del precio al que los accionistas dejaron en prenda sus títulos, los bancos ejecutan la venta provocando la caída del valor. Nozar, Portillo y Díaz de Mera comunicaron a la CNMV la pignoración de millones de acciones.

La familia Sanahuja, propietaria de Metrovacesa, también ha pignorado parte de su participación en la inmobiliaria y en su grupo familiar, Sacresa, para lanzar la opa por el 100% de la inmobiliaria española.

Fernando Martín y su socio en Martinsa Fadesa, Antonio Martín, también pignoraron sus participaciones en las compañías de las que eran propietarios para adquirir Fadesa.

Para la compra de Urbis, Rafael Santamaría otorgó importantes garantías 'incluyendo la pignoración de las acciones de Reyal Urbis propiedad de Inveryal sociedad de inversión de la familia Santamaría', informó la empresa en el folleto de opa enviado a la CNMV.

Jacinto Rey, presidente del grupo San José, también acudió a la pignoración para comprar Parquesol. En el folleto de opa explicó que había realizado una 'pignoración de participaciones de Udramed propiedad de San José'.

Las que no están en Bolsa también pasan por apuros

Las inmobiliarias no cotizadas también están pasando por apuros por la presión que supone cumplir con el pago de préstamos en un momento en el que ha caído la venta de inmuebles. El grupo Llanera entró en concurso a finales del pasado año. El grupo Nozar, accionista de Colonial, Afirma y Aisa, afronta una solicitud de entrada en concurso presentada por una empresa acreedora (la compañía de la familia Nozaleda asegura que la denuncia es incoherente). La inmobiliaria Habitat, que adquirió a Ferrovial su filial inmobiliaria, ha estado a punto de entrar en concurso, precisamente acuciada por el pago del préstamo que recibió para adquirir la inmobiliaria del grupo controlado por la familia Del Pino. En paralelo, Twin Falls, una inmobiliaria participada por Merrill Lynch, se ha acogido al concurso de acreedores.

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