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Elecciones 2008 Retos

9. Un modelo flexible de financiación regional

El éxito de la reforma del sistema autonómico dependerá de su capacidad para perdurar

Es extraño que pase una legislatura sin que se ponga en tela de juicio la vigencia y la eficacia del modelo de financiación regional. Es un debate que supone un fuerte desgaste político, que provoca tensiones entre las comunidades y que es susceptible de levantar agravios comparativos entre territorios. No es raro que los dirigentes autonómicos caigan en la tentación de acusar de insolidarias o de subvencionadas a otras comunidades. Por todo ello, el reto del nuevo Gobierno será el de elaborar un modelo que perdure en el tiempo para evitar que la financiación autonómica y local esté permanentemente en debate. Así, el objetivo del próximo Ejecutivo pasa por buscar un amplio consenso entre las comunidades y en el Congreso para impedir que se reabra el melón de la financiación en cada nueva legislatura.

El nuevo sistema deberá superar las carencias del actual, vigente desde 2002, y que se ha visto incapaz de dar respuesta a los cambios económicos acaecidos en España en los últimos años. En particular, el actual modelo es demasiado rígido para adaptarse al boom demográfico que han sufrido algunas comunidades debido a la inmigración. Ello ha provocado que las haciendas autonómicas -responsables de buena parte del gasto en prestaciones sociales- vieran como sus ingresos fiscales subían en menor medida que su necesidad de gasto. Así, el éxito del nuevo modelo dependerá de su capacidad para dar respuesta a la nueva realidad económica y a su capacidad para adaptarse a los futuros cambios. Las comunidades ya han pedido que el futuro sistema de financiación reduzca el desequilibrio vertical entre la Administración estatal y la autonómica. Es decir, que los ingresos del Estados son superiores a sus gastos mientras que la situación es inversa para las comunidades.

Por otra parte, el nuevo modelo de financiación deberá tener en cuenta que las comunidades autónomas dejarán de ingresar unos 1.500 millones de euros debido a la práctica eliminación del impuesto de patrimonio. Ello implica buscar una fórmula para compensar esa pérdida de ingresos.

La actual fórmula es ineficaz por su rigidez

La posibilidad de aumentar el porcentaje de cesión de los grandes impuestos -IRPF, IVA e impuestos especiales- será uno de los temas de la negociación y que los partidos catalanes introdujeron en el Estatuto de Cataluña aprobado por el Congreso. Tanto socialistas como populares ya se han mostrado receptivos a una futura subida del porcentaje de cesión de IRPF e IVA al 50%, desde su nivel actual del 33% y 35%, respectivamente. En los impuestos especiales, se planea subir del 40% al 58%.

El aumento del porcentaje de cesión y el aumento de la autonomía financiero obliga a mejorar los instrumentos de cooperación entre comunidades para asegurar una administración eficaz y evitar grandes diferencias en las prestaciones sociales por comunidades.

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