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5d Inversión

La Bolsa resiste el trimestre de la tormenta financiera

El Ibex pierde un 2,12% entre julio y septiembre, pero conserva una revalorización del 3% en el conjunto del año

La Bolsa resiste el trimestre de la tormenta financiera
La Bolsa resiste el trimestre de la tormenta financieraCinco Días

Calma en medio de la tempestad. El nerviosismo desatado por la crisis de liquidez que ha agitado los mercados este verano, pese a seguir muy presente en las decisiones de los inversores, ha perdido intensidad en septiembre. La medicina suministrada por los bancos centrales ha surtido efecto. El virus se ha debilitado y los mercados han rebotado con fuerza desde los mínimos del mes para culminar la última parte del verano sin grandes sobresaltos.

Un vistazo al gráfico del Ibex en septiembre refleja un mes de ida y vuelta marcado por fuertes oscilaciones. La agresiva baja de tipos de interés en EE UU y el mantenimiento del precio del dinero en Europa se ha recibido con entusiasmo en los mercados. La Bolsa española ha recuperado el 6,42% desde mediados de septiembre, repunte suficiente para cerrar el mes con una subida del 0,67% y reducir la caída trimestral al 2,12%.

En Europa los grandes índices han registrado patrones de comportamiento similares con oscilaciones que varían entre el avance mensual del 2,9% del Dax y la caída del 0,05% de la Bolsa italiana. Más sorprendente resulta el comportamiento de Wall Street, foco de la crisis, donde las ganancias mensuales oscilan entre el 3,5% del S&P 500 y el 4,05% del Nasdaq, comportamientos que dejan los principales índices a un paso de los máximos del año.

'Demasiado bien ha ido el mes. Uno se puede incluso preguntar dónde está la crisis viendo los resultados. Pero no hay que olvidar que sigue latente. El mercado está muy cortoplacista. Hay muchos nervios, falta dirección y el volumen es errático. Se reacciona de forma agresiva a los datos malos y después se rebota con fuerza. Es difícil saber que hacer o que recomendar', comenta Alberto Roldán, de Inverseguros para describir la situación actual del mercado.

La incertidumbre es enemiga y la Bolsa española se perfila como una de las más perjudicadas. El Ibex ha superado la tempestad gracias fundamentalmente al buen comportamiento de Telefónica. La operadora, valor refugio del mercado este verano, ha ganado el 18,68% en el trimestre y debido a su elevada ponderación en el índice ha impedido las pérdidas en el mes de septiembre. Acerinox (+16,32%), Inditex (+7,97%) y Gamesa (+6,11%) también han acompañado a la teleco en la lista de valores más demandados este verano (ver gráfico).

Los castigos han ido a parar fundamentalmente a la construcción y la banca mediana, dos de los sectores más sensibles a la desaceleración económica en ojos de los inversores.

El mercado teme que las constructoras sufran los efectos de unas condiciones de financiación más adversas, al mismo tiempo la banca mediana ha perdido el favor por su alta exposición al mercado hipotecario y ante las menores probabilidades de que centren algún movimiento empresarial en el corto plazo, un factor que había propulsado sus cotizaciones de manera espectacular antes del estallido de la crisis actual.

La Bolsa española, además, juega con otro elemento en su contra de cara a final de año. Los inversores extranjeros han cambiado su percepción sobre la economía española, lo que les ha llevado a asignar una prima de riesgo mayor a las empresas cotizadas españolas. 'La Bolsa española tenderá a hacerlo peor que las demás si se mantiene la situación actual. Hay una crisis de confianza', añade Roldán. En el año, de hecho, sube un mero 3% frente al 6,3% del Euro Stoxx o el 19,2% del Dax.

Los inversores no se fían y para empeorar las cosas el mercado inmobiliario estadounidense sigue arrojando datos preocupantes. La caída de las ventas de ventas de viviendas de segunda mano al mínimo de siete años deja entrever que el ajuste se puede prolongar pudiendo afectar al consumo.

La buena noticia es que los bancos centrales siguen apoyando a las Bolsas con inyecciones de liquidez, algo que se ha vuelto a repetir esta semana. La Reserva Federal, además, ha dejado bien claro que está dispuesta a actuar para impedir que la crisis afecte al crecimiento. De ahí la buena reacción de las Bolsas este mes. El problema para muchos es la doble lectura que deja su última intervención y un recorte de tipos de medio punto que pilló a muchos operadores por sorpresa. 'El panorama es muy incierto', dice Julio Hernández, de Eurodeal.

Algo que quedo claro ayer tras la última batería de datos económicos que llegaron de Estados Unidos. La encuesta de consumo de Michigan resultó peor de la esperado, los gastos de construcción subieron cuando se preveía un descenso, al mismo tiempo que el índice ISM de Chicago resultó mejor de lo esperado. El consumo personal, sin embargo, repuntó un 0,6% en agosto frente al 0,4% de julio, lo que implica que la gente aún no ha sentido la crisis, mientras que el componente de inflación subyacente registró la menor subida desde 2006 al situarse en el 1,8%, datos confusos que dificultaban aún más las predicciones sobre posibles recortes de tipos de interés adicionales en EE UU.

Todavía se puede ganar dinero

Los inversores se encuentran en una encrucijada. 'El fin de una época de gran liquidez viene acompañada de tensión en los mercados pero todavía no es el fin de la renta variable', asegura Robert Buckland, estratega global de Citi.Lo cierto es que algunas particularidades de un mercado alcista maduro como el dominio de márgenes altos, elevados retornos a la inversión o mercados en zona de máximos están presentes ya a día de hoy. Otras características como el comienzo de un ciclo de bajadas de tipos de interés, el incremento de los spreads de crédito o la preferencia por los valores de alta capitalización están en fase inicial. La buena noticia es que muchas otras peculiaridades de un mercado maduro como las valoraciones caras o un gasto empresarial al alza no se cumplen. Buckland recuerda, además, que en los últimos 14 cambios de ciclo el mercado ha subido un 18% de media los 12 meses posteriores a un recorte de tipos.

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