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A fondo

Un reformista no revolucionario llega a la CEOE

A finales de semana, el nuevo presidente electo de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, ocupará definitivamente el despacho presidencial de la sede de esta organización, en el que prácticamente ha vivido José María Cuevas durante 23 años. Pero será hoy cuando se produzca el relevo efectivo y público en la cúpula de CEOE.

Se espera una mañana maratoniana en el parque ferial IFEMA, ya que para esta ocasión, los dirigentes patronales abandonarán su sede de la madrileña calle Diego de León, 50. A las diez de la mañana se reunirá en privado el Comité Ejecutivo; a las once, la Junta Directiva y a las doce se celebrará una Asamblea General pública y, probablemente, multitudinaria a la que no faltarán los máximos líderes sindicales de CC OO y UGT. Si bien no se esperan miembros del Gobierno.

También acudirán representantes de otras organizaciones empresariales, entre ellas de las Cámaras de Comercio, eternas rivales de CEOE y con las que la patronal vive una época de entendimiento desde que a finales de 2006 el propio Díaz Ferrán fuera el artífice de un acuerdo de paz que se materializó con la creación de un órgano de cooperación para la promoción de las empresas en el exterior.

El tesón del nuevo presidente de la CEOE por recomponer las relaciones entre la patronal y las Cámaras de Comercio, que dirige Javier Gómez Navarro -quien no se ha llevado precisamente bien con Cuevas-, dice mucho de cuál podría ser su carácter conciliador los próximos tres años, ya que según los estatutos, deberá convocar elecciones en febrero de 2010.

En su primera declaración pública de intenciones tras ser avalado como sucesor de Cuevas por los órganos directivos de CEOE el 14 de febrero, Díaz Ferrán dijo algo clave, a modo de programa de acción: 'todo tiene que renovarse, pero sin revoluciones'.

Al parecer, esta filosofía está también detrás de su indudable éxito empresarial, como copropietario de uno de los mayores emporios turísticos del país, con el Grupo Marsans a la cabeza (Viajes Marsans, la compañía aérea Air Comet, etc.) y Aerolíneas Argentinas, entre otras muchas propiedades con las que cuenta junto a su socio Gonzalo Pascual.

Precisamente, si alguna vez hubo algún pero para elegir a Díaz Ferrán éste consistió en su perfil eminentemente ejecutivo, frente a la condición de gestor profesional de la CEOE que ejerció siempre Cuevas.

Así, los escasos detractores del nuevo presidente, se encargaron de propalar que, con Díaz Ferrán, CEOE corría el riesgo de ser un segundo plato, que sería desatendido en favor de sus intereses empresariales.

El nuevo líder patronal también se ha apresurado a quitarse este sambenito de encima, y ha esgrimido públicamente su labor como gestor al frente de la Cámara de Comercio de Madrid y de la patronal madrileña CEIM, donde ha firmado varios acuerdos laborales con los responsables regionales de CC OO y UGT. Y es cierto que, hasta la fecha, fuentes sindicales del ámbito madrileño no han formulado quejas destacables sobre el talante y la forma de trabajar de Díaz Ferrán.

En este cargo también ha conseguido el apoyo férreo de la presidenta de la comunidad, Esperanza Aguirre, en la que Díaz Ferrán tendrá, sin duda, una buena baza política, ahora reforzada en los últimos comicios.

Buen conocedor de las necesidades empresariales, también se ha mostrado a favor de 'una renovación y una reforma constante y no brusca' del mercado de trabajo; siempre, como no, para hacerlo más flexible y competitivo.

Precisamente, negociar las reformas laborales ha sido uno de los principales cometidos de los dirigentes de CEOE en los últimos años, y es donde Cuevas ha dejado un listón muy alto, consiguiendo reivindicaciones patronales históricas como el abaratamiento del despido en 1997 o suculentas rebajas selectivas de cotizaciones.

Horizonte electoral

Ahora, Díaz Ferrán deberá ponerse al mando de la nave para intentar seguir conquistando beneficios, sobre todo fiscales y laborales, para los empresarios españoles. De momento, llega al cargo en un año eminentemente electoral, en el que no están previstas grandes negociaciones, más allá de una mesa, que está promoviendo la patronal, para incentivar la industria; y otra, para modernizar los servicios públicos de empleo. Aunque, quizás si juega bien sus cartas de buen empresario, consiga aquello de 'a río revuelto, ganancia de pescadores' y logre algún beneficio para los empresarios en la subasta electoral.

Pero antes de que todo esto ocurra, numerosos responsables empresariales escucharán hoy el discurso de despedida de Cuevas, sin duda el artífice de la CEOE que hoy conocemos y uno de los principales arquitectos de las relaciones laborales que rigen en la actualidad las empresas españolas.

Aún se despedirá también de la patronal europea (Unice) en Berlín el 13 de junio; y, un día después, lo hará de sus colegas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Berlín. Cuevas dirá adiós, pero no se va, porque presidirá 'de forma más ejecutiva' la Fundación CEOE, que se encarga de becar y premiar a jóvenes y emprendedores. Y presidirá el Instituto de la Formación de la patronal donde, entre otras cosas, se imparten cursos a los jóvenes cachorros del empresariado español.

La eterna renovación interna aún está pendiente

Son famosas las Asambleas de CEOE donde sus asistentes aprueban o rechazan a mano alzada lo que se somete a votación. Generalmente, las cosas en la casa de Diego de León, 50 se aprueban simplemente por aclamación. Esto da una idea de la unidad interna y la forma de funcionar de esta organización, en la que poca gente ha levantado la voz mientras José María Cuevas ha estado al mando.Sin embargo, las primeras voces discrepantes surgieron ya hace pocos años, desde la patronal catalana, dirigida por Joan Rosell, quien primero reclamó una modernización interna de la organización patronal y luego protagonizó un infructuoso intento de sustituir a Cuevas.Posteriormente, Cuevas sí reformó los Estatutos de la patronal en noviembre pasado, de forma que, en caso de abandonar él la presidencia de la patronal antes de tiempo, se permitiera a su sucesor agotar el mandato y no tener que convocar elecciones en tres meses, como recogían los anteriores estatutos. Otro de los cambios estatutarios que deja a Díaz Ferrán es la creación de un comité de sabios compuesto por importantes empresarios, aún por elegir.Díaz Ferrán tendrá ahora tres años para hacer esta reforma interna, que, sin duda, le van a reclamar desde Cataluña y quizás desde otras instancias regionales o sectoriales.

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