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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Corrección en los mercados

La mayoría de los analistas explicaba ayer la conmoción de los mercados con varias razones nuevas: el derrumbe de las Bolsas chinas, el atentado en Afganistán contra una base militar en la que se encontraba el vicepresidente de EE UU, la crisis derivada del conflicto nuclear iraní y los decepcionantes datos sobre pedidos de bienes duraderos, uno de los principales indicadores de actividad de la economía estadounidense, que se sumaban a las referencias negativas de los últimos días. Todo ello, adobado con la incertidumbre añadida por el incombustible ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, en el sentido de una posible recesión de la economía de EE UU a finales de 2007. Greenspan, que ha pillado a contrapié a los mercados, no hacía sino enmendarle la plana a su sucesor, Ben Bernanke, cuyo diagnóstico es de un escenario de desaceleración suave.

Tras un largo periodo de ascenso, los observadores se preguntaban ayer si ha llegado la hora de la tormenta. Por un lado, que Afganistán es un polvorín ya es sabido; por otro, a los datos negativos de EE UU se unieron poco más tarde otros mucho más positivos sobre confianza de los consumidores. En cuanto a China, el retroceso se debe al temor de que las autoridades puedan intervenir contra la fuerte especulación, que ha hecho que aquellos mercados se dispararan un 130% en 2006. Es decir, son medidas que pretenden limitar las burbujas. Pero los inversores temen más medidas restrictivas. La lección a aprender es que aumenta el peligro de que sea China, una economía tan potente como inmadura, la que marque el son a los mercados.

Ayer se vivió una jornada de alta volatilidad debida a factores externos; plagada de incertidumbres, pero pocas nuevas. Todo indica que los factores negativos se han tomado como excusa para recoger beneficios. Ningún inversor ve el mercado negativo y muchos esperan la mínima disculpa para hacer caja. El mercado se quiere tomar un respiro. El esperado ajuste, o algo tan sencillo como que la Bolsa baja porque está alta. Lo deseable es que esta corrección no se retroalimente y deje la tormenta en el vaso de agua.

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