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Efecto positivo

Los extranjeros contribuyeron a la mitad del superávit de 2005

La inmigración también ha tenido un efecto muy positivo sobre las cuentas públicas. Alrededor de 5.000 de los 9.933 millones de superávit conseguido por las Administraciones públicas en 2005 fue consecuencia directa de este fenómeno, según el informe dado a conocer ayer.

A día de hoy, la aportación neta de la inmigración a las cuentas públicas suma 4.784 millones de euros, el 0,5% del Producto Interior Bruto, ya que el año pasado los inmigrantes aportaron 23.402 millones a las arcas, el 2,6% del PIB, y por contra originaron un gasto de 18.618 millones, el 2,1% del PIB.

Con la futura entrada de nuevos inmigrantes, a razón de unos 200.000 por año, es razonable pensar que mejore aún más la aportación neta de los trabajadores extranjeros en el corto y medio plazo, aunque en el horizonte de 2030 es previsible que la tendencia cambie ya que los inmigrantes que hoy se encuentran en activo comenzarán a jubilarse.

Estos datos dan pistas importantes sobre la sostenibilidad de estas aportaciones. En la actualidad, la mayoría de los inmigrantes canalizan ingresos a la Seguridad Social, mientras que los que tienen derecho a pensión suman un número insignificante. La diferencia entre los más de 8.000 millones cotizados y los apenas 400 recibidos por pensiones explican el signo positivo del saldo.

El informe precisa que al realizar el mismo ejercicio eliminando tanto los ingresos por cotizaciones sociales para contingencias comunes, que implican una pensión futura, como el gasto en pensiones de la inmigración, el saldo público se convertiría en negativo, con un déficit de 869 millones de euros.

El futuro del bienestar

A juicio de los autores del informe, no parece previsible que la inmigración vaya a resolver todos los problemas de financiación a los que se enfrentará el sistema de bienestar español en el futuro por el envejecimiento de la población.

Como muestran las propias previsiones de la Comisión Europea, España será uno de los países de la Unión donde el envejecimiento de la población será más pronunciado: los mayores de 65 años aumentarán en ocho millones mientras que la población en edad de trabajar se reducirá en más de seis millones entre 2007 y 2050.

Ello supondrá un aumento del gasto público en pensiones y sanidad de más de nueve puntos de PIB en este periodo, por lo que la inmigración ayudará, pero no resolverá, la financiación futura del Estado del bienestar, concluyen los autores del estudio.

Detrás del 30% del déficit por cuenta corriente

Los autores del estudio estiman en el 0,3% del PIB el efecto que la inmigración tuvo el año pasado sobre el déficit exterior vía inversión, aunque advierten de que este cálculo se puede quedar corto si se cuenta con que el mayor dinamismo inversor genera también un aumento de la actividad económica y, por tanto, de las importaciones.Si se combinan el efecto de las remesas de los inmigrantes al exterior, que alcanzan medio punto de Producto Interior Bruto, las expectativas de renta futura de los extranjeros y el efecto dinamizador sobre la inversión, se puede explicar hasta un 2,1% del déficit exterior sobre el PIB, lo que es equivalente al 30% del déficit por cuenta corriente que arrastra España, se asegura en el informe dado a conocer ayer a los medios.

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