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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La pujanza del sector turístico

La pujanza del turismo internacional se manifestó en 2005 con un crecimiento global del 5,5%, y con España como uno de sus principales actores. A pesar de ser 'un año tumultuoso', a causa de las catástrofes naturales y sus secuelas y por la incertidumbre derivada del terrorismo internacional, la Organización Mundial del Turismo (OMT) considera que la recuperación que comenzó en 2004 se mantuvo con firmeza en 2005. Los atentados del 11-S en EE UU supusieron un punto de inflexión para el sector. Pero, aunque éste vive desde entonces un 'entorno perturbado', en palabras del secretario general de la OMT, Francesco Frangialli, no sólo no se ha derrumbado, sino que ha ganado mucho en resistencia.

La Feria Internacional del Turismo (Fitur) que hoy abre sus puertas en Madrid con la cifra récord de 843 expositores de 170 países es el mejor escaparate de la fortaleza de un sector que, además, está en constante evolución. Como prueba de ello, África se está situando a la cabeza del crecimiento turístico en todo el mundo. Una señal de la importancia que adquieren los nuevos destinos frente a los tradicionales. Y también un aviso para estos últimos, incluida España.

En clave española el sector presenta claroscuros. Es innegable su musculatura, que consolida a nuestro país como segundo del mundo en número de visitantes, tras Francia, y por ingresos, sólo superado por EE UU. En 2005 creció un 6% según la OMT -6,6% según cifras oficiales españolas-, por encima de las medias europea (4,3%) y mundial. Pero también es cierto que requiere ese notable crecimiento (55,6 millones de turistas en 2005 ) para mantener el número de pernoctaciones. Y que la seguridad de España actúa como un factor coyuntural a favor frente a otros destinos. Sin embargo, el gasto real por turista cae, las estancias son más cortas y es el turista español el que dinamiza las ventas. Un panorama que requiere una profunda reflexión, tanto de las empresas como de la Administración, para mejorar el modelo, evitar la pérdida de cuota internacional y asegurar el futuro del negocio.

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