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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Buen tono en las Bolsas

Buen año para los inversores. La Bolsa española, en línea con el resto de las internacionales, cierra 2004 en números negros. Eso pone de manifiesto la consolidación de los buenos resultados bursátiles del pasado año. Que dos ejercicios seguidos se cierren con ganancias es la mejor manera de olvidar la larga travesía que los mercados tuvieron que soportar entre 2000 y 2002.

El selectivo Ibex 35 ha completado 2004 con una revalorización del 17,36%, menor que en 2003 cuando obtuvo un 28%. Pero hay que recordar que en aquel año se partía de un índice mucho más bajo. En total, en dos años el mercado español gana algo más de un 50%. Pero frente al 2003, este año se ha sustentado la revalorización en pilares más sólidos: los resultados empresariales. Los balances están plenamente saneados, la deuda controlada y los beneficios por encima de los dos dígitos. Y como resultado, los dividendos se han disparado dando nuevas alegrías a los inversores. Nada menos que 14.077 millones han sido repartidos por el centenar de empresas que cotizan en la Bolsa de Madrid. Esta solidez se ha dejado notar en el mayor volumen de negociación: 590.000 millones de euros, un notable 31% más que en el año 2003. Igualmente, se ha notado en los movimientos corporativos. Aunque durante 2004 sólo se han producido tres OPV -y una cuarta fallida-, éstas operaciones han devuelto la alegría y la actividad a un parqué que el año pasado todavía mostraba reservas en este ámbito concreto.

Y todo ello, con numerosos vientos en contra que han provocado diversos vaivenes. Aún así, la segunda parte del año la Bolsa ha mostrado una solidez que presagia la continuidad en 2005. Los inversores se han resistido a los malos presagios y los buenos resultados empresariales han podido más que un petróleo que ha coqueteado con los 50 dólares y que se ha afianzado en niveles próximos a 40 dólares. También han tenido que lidiar con un euro disparado, y de momento imparable, y con los tipos de interés al alza en Estados Unidos.

Pero al echar la vista atrás en 2004 no se pueden pasar por alto dos acontecimientos. Uno de ellos profundamente luctuoso, que ha pesado negativamente sobre los mercados. Los atentados terroristas del 11-M cayeron como un mazazo, no sólo sobre el espíritu de los españoles, sino sobre la confianza de los mercados en una recuperación sólida. Y, en segundo lugar, los cambios políticos. En el caso de España, la Bolsa permaneció descolocada durante unas semanas tras la derrota del PP. No fue así en EE UU, donde de las urnas salió la reelección a George W. Bush. Eso sí, tras una campaña electoral que en nada benefició a los mercados mundiales.

Pese a todo, los inversores han seguido apostando por la renta variable, lo que muestra la buena salud de que disfrutan las Bolsas. Todas las Bolsas. Porque si el mercado español ha estado en la cabeza de la europeas, las Bolsas emergentes están dando alegrías a los inversores. Latinoamérica ha tenido un ejercicio brillante, con el consiguiente efecto positivo para grandes valores españoles, lo que también puede ayudar a que se repitan los números negros en 2005.

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