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Times Square celebra su centenario con un gigantesco mosaico digital

Superpoblada por inmensos carteles, anuncios luminosos y pantallas, cualquier esfuerzo por destacar en la neoyorquina Times Square es, a estas alturas, una obra titánica tanto de creatividad como de tecnología. Coca-Cola, uno de los iconos que ha acompañado a la plaza durante 80 de los 100 años que ésta cumple este año, ha puesto el intelecto de 40 ingenieros y diseñadores en esta tarea y el resultado es un ingenio que la empresa describe como 'la primera escultura publicitaria tridimensional y de alta definición'.

Con un coste de 6,5 millones de dólares, esta escultura se eleva una altura de seis pisos, pesa 30 toneladas y utiliza más de 2,6 diodos de emisión de luz que necesitan la electricidad que normalmente consumen 10 hogares. Pero es que se necesita todo ese poder para animar las 32 pantallas curvas que forman el conjunto de la imagen que proyecta distintas y cambiantes imágenes de anuncios de Coca-Cola y pueden ser controladas con un GPS por el anunciante como si fuera un control remoto. Desde Daktronics, la empresa especializada en este tipo de cartelería que la ha construido, se explica que la curvatura que proporciona el efecto 3D es lo más revolucionario de este luminoso que ya brilla desde primeros de mes, aunque aún con algunos problemas de ajuste.

Aunque más pequeño, el despliegue publicitario de Coca-Cola en Times Square es tecnológicamente más avanzado y tiene mayor definición que la gigantesca pantalla del Nasdaq, que es aún el mayor luminoso de diodos del mundo y que a finales de los noventa costó 37 millones de dólares. Desde un lado al otro de esta plaza por la que pasan anualmente unos 30 millones de turistas, se miran ambos luminosos e, impresionante como es el del Nasdaq, los expertos han dado la razón tanto al anunciante como al fabricante. 'Es la señal más complicada que se ha hecho en Times Square nunca', aseguraba a The New York Times el consultor Barry Winston, uno de los responsables del aspecto hiperpublicitario de este cruce de caminos en Manhattan.

Cuarenta ingenieros y diseñadores han creado una pantalla tridimensional para la plaza

Con este luminoso, la empresa de Atlanta sienta las nuevas bases de la cartelería, un mercado que, a pesar de la crisis de la publicidad, sigue innovando y tiene buena salud en EE UU.

Además Coca-Cola renueva así una de las imágenes que más años la ha decorado, la de una inmensa botella. Aquel cartel era uno de los más fotografiados y singularizados, pero iba perdiendo lustre según avanzaban las tecnologías. La compañía se une con la inauguración de este ingenio a las celebraciones de la puesta en marcha de la primera embotelladora en la ciudad, pero, sobre todo, los 100 años de esta plaza, denominada Times, gracias al intenso lobby que para ello hizo un periódico, The New York Times.

A los 100 años este bullicioso centro se parece más a Disneylandia que nunca, pero sigue siendo un atractivo imán para turistas y amigos del teatro, que de nuevo tienen dificultades para conseguir entradas para algunos de los espectáculos musicales, después de dos años de crisis. Lejos quedan aquellos años en los que en el siglo XIX la Longacre Square, como se llamaba entonces, era un lugar de tránsito primero peligroso, luego poblado de burdeles y por fin en 1895, y gracias a un inmigrante llamado Oscar Hammerstein, la cuna del teatro de Broadway de clase alta.

En 1904, la plaza, que ya tenía uno de los edificios más altos de la ciudad (la sede de The New York Times) pasó a llamarse Times y para celebrarlo el diario organizó una fiesta de fin de año que desde entonces es una de las más reconocidas de todo el mundo.

La historia de este enclave recoge las épocas de la depresión de los años treinta y su posterior deterioro hasta los sesenta y los setenta, en los que florecían negocios de prostitución de nuevo y cines eróticos, algo con lo que se empezó a terminar en los ochenta, después de todo, Times Square era uno de los centros de Manhattan. Parte de esta historia se proyecta durante tres minutos en el tridimensional anuncio de Coca-Cola. Es el homenaje de un amigo a otro.

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