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Opinión
Tribuna
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El presidente del Banco Sabadell repasa el trabajo de Paul Krugman

El economista Paul Krugman, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales, ha llevado a cabo una fecunda actividad investigadora y divulgadora. El autor repasa aquí las contribuciones más destacables de este intelectual estadounidense

El Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales recientemente fallado ha distinguido a un economista, un intelectual, el profesor Paul Krugman, que ha destacado por su singularidad, tanto en el tratamiento de los temas científicos que aborda como por la proximidad de sus trabajos a la opinión pública, en su faceta de destacado y prolífico columnista, y su voluntad de acercar el análisis económico a la escena política.

Una breve reseña biográfica de Paul Krugman tiene obligatoriamente como puntos de referencia su magnífica formación académica: se gradúa en Yale y se doctora en MIT; su actividad académica en las más prestigiosas e influyentes universidades norteamericanas, Stanford, MIT y Princeton; su relativamente alta y prolífica capacidad editorial -es autor o editor de 20 libros y más de 200 artículos-, y por último, destacar su brillantez e ironía no exenta de argumentos sólidos como columnista del diario The New York Times o sus contribuciones habituales en la revista Fortune y en la electrónica Slate Magazine.

En su opinión, el experimento de la moneda única europea es el intento más atrevido en los últimos tiempos para aprovechar ganancias de eficiencia

Su reputación profesional descansa fundamentalmente en sus trabajos académicos sobre economía internacional, en su doble faceta, macroeconómica -financiación- y microeconómica -comercio internacional-, campo en el que se convierte en uno de los fundadores de la new trade theory, con importantes contribuciones a la teoría del comercio internacional. El profesor Krugman ha elaborado interpretaciones innovadoras sobre relevantes cuestiones económicas, como la diversidad de productos y el comercio competitivo; la estructura de mercado y la estrategia de política comercial; el comercio dinámico y los tipos de cambio; la geografía económica y la localización; los flujos de capitales internacionales y las crisis cambiarias, y el tratamiento de las desigualdades económicas y regionales.

El continuo desarrollo de las relaciones económicas entre países ha sido el objeto prioritario de su atención y su método de análisis está esencialmente vinculado a los acontecimientos que se producen en la economía mundial. Utiliza los modelos teóricos y la observación del mundo real para reforzar mutuamente sus evidencias y hallazgos. Y así, su investigación se ha enriquecido y ha ido reflejando cómo los nuevos países industrializados han acaparado, a costa de los países desarrollados, una importante cuota del mercado mundial de exportaciones de productos industriales; cómo un boyante mercado internacional de capitales ha permitido forjar nuevos vínculos entre los centros financieros del mundo, pero también plantear dudas sobre la estabilidad financiera global; ha sido testigo de las importantes fluctuaciones de los tipos de cambio y los cambios estructurales en los patrones de comercio que han generado presiones políticas que han amenazado gravemente al sistema comercial internacional. Estas cuestiones, temas recurrentes en el estudio de la economía internacional, son abordadas por el profesor Krugman con rigor e importantes y novedosos resultados a la luz de las recientes evoluciones de la economía mundial.

Las contribuciones más destacables del brillante profesor y columnista están relacionadas con:

l Nuevas teorías del comercio exterior y la localización industrial. La modificación de los supuestos básicos de la teoría tradicional a partir de la evidencia de la existencia de rendimientos crecientes, competencia monopolística y diferenciación de productos le conduce a explicar la anomalía en que se encontraba la teoría tradicional hasta ese momento. Esto es, la existencia de comercio intraindustrial que contradecía el paradigma vigente según el cual los flujos de comercio estarían relacionados con las diferencias en las dotaciones de factores productivos, la ventaja comparativa de un país. Los modelos que sugiere Krugman abordan aspectos de la realidad como el comercio intraindustrial y los cambios de patrones debido a las economías de escala dinámicas que permite avanzar en la estructura del mercado fundamentalmente en dos sentidos, en el grado de concentración y de diferenciación. Los trabajos en los que discute el comercio y las políticas industriales en el mundo son brillantes tanto en su vertiente académica como en la más divulgativa, en los que establece el éxito y fracaso de las políticas industriales japonesas en varios sectores, especialmente acero y semiconductores, así como los efectos de estas políticas sobre la economía norteamericana y mundial.

l Geografía y desarrollo económico. En una línea de investigación relacionada, el profesor Krugman muestra que las herramientas desarrolladas en el comercio internacional pueden ser de interés en otros campos. Con este fundamento busca las razones para explicar los patrones de producción y comercio de cada país o región, intentando dar respuesta a la forma en que un país puede mejorar sus resultados económicos. Una posible respuesta es la utilización de lo que se ha llegado a conocer como políticas comerciales estratégicas, políticas que promueven las exportaciones o desalientan las importaciones en determinados sectores.

Sin embargo, también en este tema Krugman manifiesta su escepticismo sobre las verdades oficiales basándose en la observación del mundo real, donde la evidencia muestra que en la práctica la política comercial estratégica es mucho más variada e incierta de lo que algunas descripciones podrían indicar.

l Tipos de cambio y macroeconomía en una economía abierta. El análisis de los flujos de capitales internacionales. Es difícil encontrar economistas que aborden temas micro y macroeconómicos al tiempo. Paul Krugman también escapa a esta regla. El mercado de divisas y la determinación de los tipos de cambio en función de las expectativas y los tipos de interés nacionales constituye el núcleo básico de la explicación de la macroeconomía en un mercado abierto. En este campo su trabajo se centra en las consecuencias sobre el bienestar de la diversificación internacional de la cartera, así como los problemas relativos a la supervisión de las instituciones financieras que operan internacionalmente, el crecimiento y la convergencia a largo plazo de los países en vías de desarrollo, la estabilización macroeconómica, la volatilidad de los tipos de cambio, las zonas objetivo y el nuevo diseño de la arquitectura financiera internacional.

Su reflexión también se ha dirigido hacia los procesos que se viven desde 1999 en la unión monetaria, donde se ha caracterizado por su escepticismo. En su opinión, el experimento de la moneda única de Europa es el intento más atrevido en los últimos tiempos para aprovechar las ganancias de eficiencia derivadas de utilizar una moneda única entre un grupo grande y diverso de Estados soberanos a pesar de los problemas a los que tendrá que enfrentarse y que en su opinión son:

l Europa no es un área monetaria óptima. La evolución económica asimétrica de los diferentes países de la zona euro puede crear diferentes tensiones que será difícil resolver con la política monetaria.

l La unificación económica tiene un poder central, el BCE, y una manifestación tangible, el euro, pero la contrapartida política es más débil.

l Dificultades en los mercados laborales por su falta de flexibilidad y los problemas para ajustarse a perturbaciones económicas.

l Las restricciones a la política fiscal nacional, debidas al Pacto de Estabilidad y Crecimiento, serán difíciles a falta de un importante federalismo fiscal en la UE.

Especialmente lúcido es su análisis de cómo las crisis económicas de los países en desarrollo sugieren que el sistema monetario internacional necesita una revisión, hecho que se pone de manifiesto en 1997 tras la crisis de los países asiáticos, que parecía surgir de sus interrelaciones con el mercado mundial de capitales y del contagio a través de éstos. La crisis vino a mostrar que un país puede ser vulnerable a una crisis monetaria incluso cuando su posición parezca saludable, y aunque ninguna de las economías asiáticas con problemas presentaban en esos momentos grandes déficit presupuestarios, tasa de expansión monetaria excesiva, niveles de inflación preocupantes u otro indicador de los que señalen una vulnerabilidad a un ataque especulativo. En cambio, sí existían importantes debilidades en esas economías. Al mismo tiempo, la velocidad y potencia con que las perturbaciones del mercado podían extenderse entre economías distantes sugería que las medidas preventivas que pueden adoptarse en cada economía no son suficientes.

Como hemos señalado en este breve repaso por su fecunda actividad investigadora y divulgadora, los temas abordados por Paul Krugman tienen en común las finanzas y la economía internacional, pero al mismo tiempo su cualidad personal más distintiva y relevante es su capacidad para utilizar los modelos teóricos en el análisis y tratamiento de los distintos acontecimientos que se producen en la economía mundial, ofreciendo evidencias y hallazgos que le permiten opiniones rigurosas, brillantes y provocativas.

Al mismo tiempo, es envidiable su capacidad para trasmitir de una forma rigurosa pero clara su pensamiento, y por más que en su obra se encuentran referencias abundantes a su reflexión acerca de las razones que motivan que los economistas sean tradicionalmente aburridos en su tarea de transmisión de argumentos y enfoques, sin duda su maestría e implicación en los acontecimientos diarios no puede calificarse de tedioso ni falto de estímulos. Antes bien, su obra y su acercamiento a los diferentes aspectos de la realidad constituyen un revulsivo para profundizar en las ideas que podrían ser, en una primera aproximación, políticamente correctas o aparentemente aceptables.

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