_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El empleo ante el censo

Desde 1994 hasta 2004 ha sido necesario crear 2,54 empleos netos para reducir en una unidad el número de parados. En realidad, la ratio es más alta porque también se han cubierto las bajas por jubilaciones anticipadas. Esto es ajeno al aumento de la población autóctona, pues el leve repunte de la natalidad se empezará a notar en unos 15 años. La causa de una proporción tan elevada es triple. Por un lado, la afloración de la economía sumergida, que sólo crea empleo formal o, en otras palabras, legaliza ocupación preexistente. La segunda es el aumento en la tasa de actividad, esto es, la proporción que representa la suma de personas ocupadas más las que buscan empleo respecto a la población en edad activa. Esta pasó del 62,2% en media de 1994 a 68,9% en 2003. El tercer aspecto es el aumento de población, especialmente por inmigración.

Esto ha significado que la creación media de empleos netos por encima de 450.000 al año se tradujo en un descenso anual del paro de poco más de 180.000. El aumento de la tasa de actividad femenina (del 46,6% al 56% en este periodo) y el crecimiento sostenido de la ocupación durante tanto tiempo da lugar al efecto demostración, por el que el aumento en el empleo indica que mejoran las posibilidades de conseguirlo, haciendo que personas inactivas busquen trabajo.

La actualización del censo de población (Cinco Días del 19-IV-2004) aumentará el empleo y el paro en igual proporción, de modo que la tasa de paro se mantendrá en torno al 11,2%, pero junto al número de personas ocupadas subirá el paro en unas 150.000, dejándolo en unos 2,25 millones. Esta cifra indica, a la vez, la necesidad de reducirla drásticamente hasta en lo que se considera la tasa natural de paro, aproximadamente el 5% de la población activa, con lo que se situaría ligeramente por debajo del millón de personas. Visto desde el otro lado, aunque hubiera conformidad en el 5% de paro, es necesario crear 1,25 millones de empleos. A esto hay que añadir la continuidad en el aumento de la tasa de actividad, que debiera crecer en pocos años hasta el valor que tiene en la UE, lo que supone pasar del 68,7% al 71,3%, esto es un 3,78%, que equivale a unas 720.000 personas, con lo que la necesidad de empleos estará en torno a los dos millones netos, sin incluir aquí la afloración de ocupación no declarada.

El impulso inicial ya está dado y ahora hacen falta nuevos estímulos al aumento de los puestos de trabajo

El aumento en la oferta de puestos de trabajo deriva del entorno creado por la estabilidad monetaria y fiscal junto con las expectativas de continuidad. Mantener esa confianza es necesario para no perder lo conseguido, pero el impulso inicial ya está dado y ahora hacen falta nuevos estímulos al aumento del empleo, tanto externos como internos. Entre los primeros está la vuelta al crecimiento de la UE, especialmente de Francia, Alemania, Italia y Reino Unido, que son los principales clientes, la consolidación de la recuperación americana y japonesa, el fortalecimiento del dólar, la estabilidad del precio del petróleo y la reducción de tensiones políticas y parabélicas. Además de la situación coyuntural, habría que compensar la influencia de la competencia procedente de los nuevos miembros de la UE y de la de terceros que se incrementará el 31 de diciembre de 2004 tras el fin del acuerdo multifibras y por la presión liberalizadora del comercio mundial.

En los aspectos internos, el más relevante es el avance en la reforma laboral iniciada en 1997, especialmente en el coste de despido que inhibe contrataciones por tiempo indefinido, la reforma de la mediación en el mercado de trabajo y la introducción de factores de flexibilidad que permitan adaptarse a las exigencias de la clientela y anticiparse a la presión de la competencia. Al tiempo hay que considerar la multitud de elementos de coste excesivo impuesto por la regulación, los costes administrativos de cumplimiento de obligaciones de informar y todo lo que produce rozamientos en el funcionamiento de la maquinaria e instituciones económicas, y también evitar el incremento de cualquier coste laboral no salarial.

El aumento en la oferta de puestos de trabajo no es garantía de descenso del paro, ya que si se requieren cualificaciones de las que se carece o si las expectativas de los demandantes de empleo exceden el valor del puesto que se trata de cubrir, puede quedar vacante o ser cubierta por inmigrantes. En todo caso la cifra de 16,894 millones de cotizantes, récord absoluto obtenido al cierre de marzo de 2004 (en abril puede rebasar los 17 millones) es un nuevo punto de partida.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Más información

Archivado En

_
_