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Tribunales

El presidente de Deutsche Bank afronta con optimismo el arranque del juicio por el 'caso Mannesmann'

El juicio por el caso Mannesmann, la firma alemana de telefonía móvil adquirida por el grupo de telecomunicaciones Vodafone en primavera de 2000, ha comenzado hoy en Düsseldorf con el presidente del Deutsche Bank, Josef Ackermann, entre los acusados.

La vista, que se prolongará durante, al menos, seis meses, se ha iniciado hacia las 9.00 (hora española) en medio de una gran expectación mediática. Poco antes de entrar a la sala, Ackermann ha apuntado que se sentía "bien", aunque lamentaba que Alemania sea el único país donde aquellos que logran aumentar el valor de una compañía "acaban en los Tribunales".

Al banquero suizo, que en 2000 era miembro del consejo de vigilancia de Mannesmann, se le imputa haber autorizado el pago de primas y pensiones a directivos y ex altos cargos de la operadora alemana por valor de más de 56 millones de euros (70 millones de dólares). La Fiscalía sostiene que los pagos estaban realmente destinados a allanar el camino para la venta de la empresa a Vodafone.

Para la Defensa, sin embargo, las primas se justificaban por el buen trabajo de los ejecutivos, que en los meses de resistencia a la opa hostil del grupo británico lograron elevar el valor de Mannesmann hasta los 70.000 millones de euros (88.200 millones de dólares). En el banquillo de los acusados se sientan también el ex presidente del sindicato alemán IG Metall y antiguo miembro del consejo de vigilancia de Mannesmann, Klaus Zwickel, y el ex presidente de la operadora, Klaus Esser, que antes de entrar a la sala ha apuntado que actuó correctamente y estaba allí ¢para demostrarlo¢.

En la vista de hoy, la Fiscalía ha leído la acusación, imputando a los acusados el haber violado a sabiendas el derecho de sociedades anónimas. "Debido a las primas y pensiones concedidas se provocó una pérdida de valor en alto grado a la compañía", según los fiscales. Poco antes, la defensa había intentado impedir la lectura de la acusación argumentando que "no se ajustaba a derecho" al no haber sido adaptada al auto de apertura del tribunal, pero su petición fue denegada.

Comienza así un proceso en el que no está en juego solamente la imagen de algunos de los hombres más poderosos de la economía alemana, sino la legitimidad del sistema de retribución por primas a altos directivos, una práctica normal en otros países europeos y anglosajones, sobre todo, en EEUU.

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