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Alimentación

Parmalat recurre a dos bancos de negocio para diseñar un plan de saneamiento

Parmalat actúa contrarreloj para salir de la crisis. Una vez superado el primer escollo, el pago de la emisión de deuda de 150 millones, el grupo italiano, matriz de Clesa, se enfrenta a una tarea más difícil: reflotar las cuentas y restaurar la confianza de los inversores.

La empresa anunció ayer que ha contratado a dos bancos de negocios, Lazard y Mediobanca, para 'la revisión de su situación económica y financiera y la estructura de capital, así como la preparación de un plan de reestructuración financiera'. Ambas entidades son especialistas en el asesoramiento de ventas de activos.

El plan, que se espera finalice a finales de enero, prevé 'un análisis de las previsiones económicas y financieras de las empresas del grupo'. En Clesa aún no hay constancia de si la revisión le afectará de algún modo. Eso sí, Arturo Gil, presidente del grupo, lanza un mensaje de tranquilidad sobre las cuentas de la filial y considera que el plan 'no afectará la estructura industrial de Parmalat'.

Junto a los dos bancos, Pricewaterhousecoopers llevará a cabo una auditoría, tal y como decidió el recién nombrado presidente Enrico Bondi, que sustituyó a Calisto Tanzi tras su dimisión.

A corto plazo, Parmalat se enfrenta a otro compromiso, de momento incumplido, que supone el desembolso de 400 millones de dólares por un pacto de recompra del 18,18% de su filial brasileña. No pudo afrontar el pago del primer plazo, que acabó el 17 de diciembre, y ahora negocia retrasar el segundo, del día 22. El incumplimiento no es propiamente una suspensión de pagos, a juicio de los expertos.

Además, Parmalat dijo que ha suspendido las negociaciones con el fondo Epicurum para intentar recuperar su inversión de 500 millones.

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