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Competencia

Alstom reclama una solución de urgencia para evitar la quiebra

La situación vuelve a ser la misma que a principios del mes de agosto: el Gobierno francés y el fabricante de equipos de transportes y energía buscan una solución urgente para salvar a la compañía de la quiebra, que acusa una deuda neta de 5.000 millones de euros, frente a 900 euros de fondos propios.

El no rotundo de Bruselas al plan de salvación de Alstom (que supone una inyección por distintas vías de 2000 millones del Estado francés) ha caído como un jarro de agua fría en Francia. El propio presidente de la república, Jacques Chirac, ha reconocido que sin un plan de salvación los bancos no prestarán más dinero a Alstom. Aunque se mostró 'relativamente optimista' sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo con Bruselas.

El Gobierno galo debe encontrar en breves días una receta que garantice al comisario Mario Monti el respeto al principio de libre competencia establecido en el Tratado. El descalabro que supondría para la economía francesa la quiebra de un grupo que emplea a 110.000 personas, planea en el ambiente. Un político independiente ha llegado a calificar la decisión como 'un crimen contra el empleo' e hizo un llamamiento al Gobierno francés para que evite un 'Waterloo social e industrial'.

Alstom depende de la confianza de los inversores por las importantes inversiones y desarrollo a muy largo plazo que requieren sus proyectos. La confianza de los 32 bancos (25 extranjeros) que en su momento apoyaron el plan de salvamento del grupo pende de un hilo tan fino como difícil de mantener, un acreedor con carácter permanente. La propia compañía lanzaba el miércoles a última hora su llamada de socorro: 'El consejo de administración espera que la Comisión Europea encuentre las vías adecuadas para aplicar la legislación comunitaria teniendo en cuenta la especificidad de la actividad de Alstom y la urgencia de la situación'.

Una rápida solución es para la compañía 'esencial para el restablecimiento inmediato de la confianza de clientes y socios industriales'. Por su parte, el equipo del liberal Francis Mer podría seguir adelante con el plan de ayuda concebido con esmero, pero corre el riesgo de enfrentarse a un proceso judicial europeo que perjudicaría a largo plazo los intereses de la compañía de seguir existiendo.

Desde el anuncio del veto de Bruselas, el grupo, que ha practicado una política de fuerte endeudamiento durante los últimos años, ha visto caer sus acciones en picado. El consejo de administración, que volverá a reunirse el próximo día 22, fecha establecido por el Ejecutivo comunitario para ofrecer una alternativa, solicitó el miércoles a medio día la suspensión de los títulos Alstom 'hasta nuevo aviso', según hizo saber Euronext.

Otro plan

Para los expertos, la confianza de las autoridades francesas en la creación de otro plan de intervención en sólo cinco días es cada vez más débil y Bruselas se mantiene firme en su decisión. Los tres principales bancos que participan en la operación tal y como está concebida hoy, BNP París Bas, Crédit Agricole y Société Générale, esperan todavía una última solución.

Para algunos analistas, 'la siguiente etapa dependerá de la situación industrial de Alstom', si bien la situación se agrava según pasan los días, a falta de pedidos que fortalezcan su confianza de cara a los clientes y a los inversores.

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