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Privatización

La SEPI aplaza indefinidamente la privatización de Cetarsa

La pérdida de cuota de mercado y el desarrollo del expediente de regulación de empleo (ERE) han hecho mella en las cuentas de la Compañía Española de Tabaco en Rama (Cetarsa), una de las empresas en proceso de privatización por la SEPI. La transformadora, con cinco centros productivos en Extremadura y 640 empleados, acaba de hacer públicos sus resultados de 2002, en los que arroja unas pérdidas de 8,93 millones de euros. En 2001, la compañía obtuvo un beneficio neto de 5,7 millones de euros. El importe de la cifra de negocio fue de 50,4 millones de euros, un 5,6% menos que en 2001.

La SEPI ha aceptado paralizar temporalmente el proceso de privatización de la compañía, líder en el mercado de la primera transformación de tabaco en España. Este aplazamiento se hace sine díe, según ha comunicado el holding público a los sindicatos. El Ministerio de Hacienda, ante el rechazo generalizado al traspaso de la empresa a manos privadas, ha optado por retrasar sus planes y no vender el 80% de Cetarsa antes de que finalice el año, como inicialmente estaba previsto. La SEPI ha asegurado al Partido Popular de Extremadura, donde viven directamente del cultivo del tabaco unas 4.000 familias, que no se privatizará la empresa hasta que la operación no asegure el mantenimiento de los puestos de trabajo. El presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, se ha mostrado muy crítico con los planes del Gobierno y ha asegurado que liderará un frente social contra la privatización. Sobre la posibilidad de que sea la Junta la que se haga con una parte del accionariado, el Gobierno extremeño asegura que 'jamás de los jamases' entraría en el capital.

Competitividad

En su informe de gestión, Cetarsa reconoce que ha habido 'dos importantes hechos que han marcado el periodo analizado'. En el caso del ERE, la compañía ha invertido 22 millones en bajas incentivadas y prejubilaciones de 420 trabajadores. 'Por otra parte, el incremento de precios (pagados por el tabaco a los agricultores) alcanzado como consecuencia del planteamiento de captación de cuotas realizado por nuestros competidores supone una pérdida de competitividad del tabaco español'.

Pesa sobre las empresas de primera transformación de tabaco en España (además de Cetarsa, operan las multinacionales Dimon, Standard Tobacco y Universal Leaf) la sospecha de que en campañas precedentes había un pacto sobre el precio a pagar a los agricultores. Las investigaciones que sigue la CE hicieron que el pasado año los precios se dispararan un 50%, lo que favoreció a los competidores de Cetarsa, que han ganado cuota de mercado en detrimento de la empresa pública.

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