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América Latina

Santo Domingo negocia ayuda por 1.000 millones de dólares

La crisis en la que se encuentra inmersa la República Dominicana desde que el Banco Intercontinental (Baninter) se declarara en quiebra parece comenzar a mostrar visos de solución. Las negociaciones con los organismos multilaterales han avanzado con rapidez, de modo que la firma de un acuerdo stand-by de 24 meses con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es un hecho. Este acuerdo vendría acompañado de diversos programas de apoyo al sector financiero por parte del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, que elevarían el monto total de la ayuda a unos 1.000 millones de dólares (862 millones de euros).

El Gobierno dominicano ha presentado una Carta de Intenciones al FMI donde se recogen las principales medidas de política económica, por las que el Ejecutivo presidido por Hipólito Mejía se ha comprometido a aplicar para reducir el déficit equivalente al 4% del PIB que la bancarrota de Baninter ha ocasionado.

En primer lugar, destaca el objetivo de culminar el proceso de disolución de Baninter con el fin de limitar el impacto fiscal y monetario de esta crisis. Asimismo, se pretende fortalecer el sistema financiero mediante la mejora de la supervisión bancaria y el establecimiento de normas y regulaciones prudenciales.

El Ejecutivo presidido por Hipólito Mejía se ha comprometido a ajustar la inversión pública para que no supere el 5,1% del PIB

Por último, se ha establecido un ambicioso plan para lograr la reducción del déficit fiscal en una cuantía equivalente al 1% del PIB en lo que resta de 2003 y en un 2% en 2004.

Para ello, ajustarán la inversión pública de forma que no supere el 5,1% del PIB durante 2003, congelarán los salarios del sector público, tratarán de generar un ahorro fiscal adicional de 1.200 millones de pesos (39 millones de euros) en lo que resta de año, establecerán un impuesto transitorio sobre todas las importaciones de un 2% de su valor CIF, es decir, de su valor en aduana, y aumentarán en 10 dólares la tarifa que se les cobra a los pasajeros a la salida del país.

Este conjunto de medidas deberían contribuir a estabilizar la cotización del peso, que en los últimos meses ha estado caracterizada por una fuerte volatilidad tendente a depreciar el valor de la moneda y, con ello, moderar el proceso inflacionista en el que se encuentra inmerso el país desde principios de año.

Cae el diferencial argentino

En el primer semestre de 2003, el cuadro económico de Argentina ha mejorado de forma sustancial y con ello los diferenciales de la deuda soberana que se han estrechado desde niveles de 6.207 puntos básicos en enero hasta 4.542 puntos a finales de junio. Desde principios de año, la economía ha exhibido una marcada recuperación.En el primer trimestre, el PIB creció un 5,2%, sostenido por el efecto sustitución de importaciones generado por la devaluación. El peso sigue, en efecto, depreciándose, ante el mantenimiento de excedentes comerciales imposibles de absorber por el mercado cambiario, mientras que la inflación ha entrado en una senda descendente, abriendo la posibilidad de que se sitúe por debajo del 10% a fin de año.El FMI se muestra satisfecho con la evolución de la economía argentina, pero advierte de la falta de avances en la agenda de reformas por parte del Gobierno. Aun así, es posible que ambas partes logren un acuerdo provisional antes de agosto, que es cuando vence el actual programa. Esta postergación permitiría al Ejecutivo negociar el acuerdo definitivo tras las elecciones legislativas y provinciales de octubre y diciembre, respectivamente, en las que se espera que Kirchner salga fortalecido.De cualquier forma, el estrechamiento de los diferenciales puede ser un buen momento para que el Gobierno lleve a cabo la reestructuración de su deuda que asciende a 160.000 millones de dólares. De hecho, Kirchner ya ha iniciado contactos con los principales acreedores, aunque por el momento se desconoce el importe y los términos en los que se llevará a cabo esta reestructuración.

El peso, en mínimos anuales

El peso argentino se situó en mínimos anuales esta semana, hasta 2,77 dólares por peso. Pese a que los tipos de interés domésticos han caído 10 puntos en el último mes, la demanda de activos en pesos sigue siendo elevada. La caída de la inflación, -0,4% en mayo, ha permitido que los tipos de interés reales sigan siendo atractivos. Pero la constante ampliación de la base monetaria por parte del Banco Central presionará a la baja a los tipos de interés y al alza a la inflación, lo que frenará la senda apreciadora del peso.

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