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Divisas

EE UU rechaza intervenir en los mercados para frenar la caída del dólar

Sólo la intervención del Banco de Japón (BOJ), en nombre del Ministerio de Finanzas, logró frenar en parte la caída del dólar frente a las principales divisas. Los analistas del mercado aseguraban que la entidad empezó a comprar dólares y vender yenes cuando la divisa nipona cayó a 116,3 unidades por dólar. Frente al euro, el billete verde se mantuvo menos volátil que en otras jornadas y cotizó en torno a las 1,15 unidades por euro.

'En las últimas dos semanas, el dólar ha perdido un 5% respecto al yen y ese movimiento es poco natural', aseguraba ayer el ministro de Finanzas, Masajuro Shiokawa. 'Necesitamos algo parecido a una alarma', recalcó.

Las autoridades japonesas pensaban llevar la cuestión de los tipos de cambio a la reunión que mantendrán los titulares de Economía del grupo de los siete países más industrializados (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) el próximo fin de semana. Y a la vista de las últimas declaraciones de Snow, sus protestas por la debilidad del dólar, y su intervención en el mercado para intentar quebrar esa tendencia, parece que recibirán una escasa acogida.

Problemas de fondo

El responsable del Tesoro de EE UU aseguró, en una entrevista realizada el pasado viernes y embargada hasta ayer, que Japón y Europa no deben culpar a un dólar más débil de sus problemas económicos y cuestionó la efectividad de la intervención en los mercados de divisas para fomentar la fortaleza económica a largo plazo.

'Sus economías han tenido un crecimiento bastante lento a varios niveles del dólar y la economía japonesa ha tenido una tasa de crecimiento muy débil por un largo periodo de tiempo durante el cual el valor del dólar ha fluctuado', dijo Snow.

La alusión de Snow, por tanto, alcanza a Europa y a las quejas de dos de sus principales economías, Francia y Alemania, por la negativa repercusión del alza del euro sobre las exportaciones. El titular francés de Economía, Francis Mer, insistió ayer en que la fortaleza del euro da margen más que suficiente al Banco Central Europeo (BCE) para bajar los tipos. Para Alemania la urgencia es mayor, dado el prácticamente estancamiento de su economía, pero desde el departamento que dirige Pedro Solbes se ha trasladado el mensaje de que la defensa de la fortaleza del euro es una cuestión política que todos los países deben respaldar. Al menos oficialmente.

Mer estableció recientemente el límite a partir del cual la apreciación del euro sería un riesgo para la economía global entre 1,20 y 1,25 dólares por divisa europea. Los banqueros centrales del G-10, que reúne a las principales economías mundiales, situaron el pasado lunes ese límite en 1,30 dólares. Hasta ese punto, 'la caída del dólar es una corrección desde niveles anormalmente altos', aseguraron fuentes asistentes a la reunión.

En esa línea, el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Horst Köhler, consideró 'lógica' la caída del dólar y 'hasta ahora sólo atribuible al déficit por cuenta corriente de EE UU', que los analistas sitúan en el 5% del PIB:

Snow sostiene que 'las estrategias de devaluación no están bien calculadas para que alimenten una prosperidad interna a largo plazo' y que la apuesta de EE UU 'es que preferimos ver valores relativos de monedas que sean establecidos a través de los mercados abiertos de divisas', dijo.

Para los analistas está claro que, al menos a corto plazo, la política del dólar fuerte, que anteriormente sirvió para atraer fuertes flujos de inversión exterior, es ahora sólo un mantra que los responsables estadounidenses repiten para evitar una reacción demasiado salvaje por parte del mercado.

'La política del dólar fuerte ahora es sólo un dicho sin sustancia pero no creo que sea un objetivo político real en este momento. Está en periodo de cambio', aseguraba el profesor de la Universidad de Columbia Jeffrey Sachs.

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