El último pleno del Ayuntamiento de Madrid recalifica 48 edificios de Telefónica
El Ayuntamiento de Madrid dará el visto bueno en el último pleno ejecutivo de la legislatura, que se celebrará el próximo jueves, a la recalificación de 48 edificios de Telefónica repartidos por 18 distritos de la capital. Así figura en el punto 61 del orden del día, según una información desvelada ayer por el diario El Mundo.
La inclusión de una medida que permitirá a Telefónica comercializar instalaciones hasta ahora restringidas para determinados servicios en el último pleno del mandato de José María Álvarez del Manzano ha despertado ciertas críticas, que acusan a la corporación municipal de propiciar una operación inmobiliaria para una empresa privada. Fuentes de Telefónica, sin embargo, aseguran que las recalificaciones se habían solicitado hace tiempo y que, en todo caso, ha sido el ayuntamiento el que ha dejado su aprobación para el último momento.
La recalificación permitirá a Telefónica dar el uso que desee a instalaciones que hasta ahora estaban destinadas a servicios telefónicos. Se trata mayoritariamente de los edificios que albergan las centrales y que ahora, con la digitalización y modernización de los equipos, ya no necesitan tanto espacio.
La intención de Telefónica es, primero, adecuar su patrimonio inmobiliario en toda España a condiciones administrativas más flexibles. Esto forma parte, según la compañía, del plan inmobiliario implantado en la empresa.
El segundo objetivo de la operadora es poder utilizar el espacio sobrante en las centrales para hacer oficinas, sin dejar de prestar servicio telefónico en los edificios. Telefónica asegura que de los 48 inmuebles que se recalificarán esta semana se pueden contar con los dedos de una mano los que podrían venderse. La mayoría de los 48 inmuebles, entre los que se incluye la sede madrileña de la compañía, no forma parte del programa de eficiencia inmobiliaria puesto en marcha por la operadora el año pasado y que contempla la venta de casi 400 edificios en toda España.
A finales de 2002, Telefónica anunció el inicio de la segunda fase de la operación inmobiliaria, que suponía la venta, antes de finales de este mes, de 341 edificios con un precio mínimo de 387 millones de euros. La desinversión en los primeros 35 que se pusieron a la venta le reportó unas plusvalías de 167 millones de euros.