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Humberto Calderón

"La política de Aznar beneficiará a las empresas españolas en Irak"

Las petroleras españolas tienen ante sí una gran oportunidad en Irak, donde recibirán un trato privilegiado, opina el venezolano Humberto Calderón Berti, ex presidente de la OPEP. Este experto anticipa una depresión de los precios del crudo

Quien fue el hombre más poderoso del petróleo venezolano y del cartel mundial de productores es hoy consultor para varias multinacionales del sector energético. Humberto Calderón Berti, geólogo e ingeniero, natural del Estado de Trujillo, lo ha sido todo en su especialidad. En 1976 fue artífice de la nacionalización de la industria petrolera venezolana antes de convertirse en presidente de la resultante Petróleos de Venezuela. Como ministro de Energía y Minas de su país, presidió la OPEP entre 1979 y 1980. En 1992 volvió a ser ministro, esta vez de Asuntos Exteriores, durante el segundo mandato presidencial de Carlos Andrés Pérez. Hoy, aunque algo más distante de la política, es un duro crítico del actual presidente, Hugo Chávez, y un ardiente defensor de la intervención de EE UU y Reino Unido en Irak, que en su opinión repara el error cometido al detener la guerra en 1991. Calderón, pendiente de las noticias del frente iraquí, atendió la llamada de este diario en su despacho en Caracas.

Pregunta. ¿Cómo puede responder el mercado petrolero a la toma de Bagdad por los aliados, lo que aparentemente anuncia el principio del fin de la guerra?

Respuesta. Siempre creí que la guerra iba a ser corta y que era improbable que hubiera daños importantes en los pozos petroleros. En la zona sur, que es la más importante en reservas, pocos pozos fueron quemados y la capacidad, que es de 1,6 millones de barriles al día, puede recuperarse. No hay mucha información sobre la situación de la infraestructura en el norte de Irak, pero si el patrón es el mismo no debe haber problemas serios. Lo que sí se ha encontrado es una industria petrolera obsoleta, poco mantenida.

"La nueva Administración puede alcanzar la producción de crudo de Arabia Saudí. Creo que van a mirar poco lo que decida la OPEP"

P. ¿Qué impacto tendrá un regreso al mercado del crudo iraquí?

R. El volumen de producción no sólo se recuperará, sino que puede mejorar. Si las empresas europeas, americanas y asiáticas participan en el proceso, se podrá duplicar la capacidad iraquí de producción a la vuelta de dos o tres años, hasta unos 6 millones de barriles. Y a medio plazo, hablamos de unos seis años, la producción iraquí puede equipararse con la de Arabia Saudí, que ahora es de 8 millones de barriles al día y puede aumentar a 10 millones. Irak tiene una gran ventaja y es que tiene yacimientos muy prolíficos.

P. ¿Quién y cómo va a gestionar ese crudo?

R. Todavía es un interrogante cómo se va a manejar esto. Ha habido ya en Londres reuniones de expertos petroleros iraquíes exiliados y están favoreciendo el esquema de la producción compartida, es decir, que de la producción una parte sea gestionada por el Gobierno y otra por las empresas. Hay dos esquemas posibles: compartir la producción o participar en las ganancias, y parecen decantarse por la primera opción.

P. ¿Cuál va a ser el papel del nuevo Irak en la OPEP?

R. Dada su urgencia financiera, van a empezar a exigir un aumento de producción. Creo que van a mirar poco lo que decida la OPEP. Ni siquiera sé si Irak va a seguir en la OPEP. Lo que seguro que va a haber es un levantamiento del embargo que limitaba la producción. El programa Petróleo por Alimentos va a terminar. Esto significa que en Irak se abren grandes oportunidades para las empresas extranjeras.

P. ¿Empresas extranjeras en general o de los países ganadores en particular?

R. Parece claro que le van a complicar la vida a las empresas francesas y alemanas. Ahora allí va a haber gran influencia americana y occidental y van a estar más inclinados a favorecer a las empresas de los países que se la han jugado en la guerra. Aunque opino que la decisión última la deberían tomar los iraquíes.

P. Pues todo indica que, al menos inicialmente, habrá una gestión directa de EE UU en Irak.

R. Creo que no irán más allá de las decisiones iniciales. En todo caso se tomará meses reorganizar el sector petrolero. Este año no debería esperarse un aumento de la producción en Irak, sino restablecer los niveles anteriores. Irak va a tener un papel muy importante en los próximos años.

P. ¿Y esto cómo afecta a los demás productores petroleros de la región?

R. Tengo mis dudas sobre las relaciones entre EE UU y Reino Unido con Arabia Saudí. Están tratando de minimizar su dependencia petrolera respecto a ese país. Irak tiene además la ventaja, sobre Arabia Saudí, de que el grueso de la producción puede salir por Turquía hacia el Mediterráneo. Eso interesa mucho a Europa.

P. ¿Qué espera de la reunión de la OPEP anunciada para el próximo día 24 para evitar que caigan los precios?

R. Será una reunión corta, porque hay pocos elementos para tomar una decisión. El petróleo ha caído desde los 37 a los 27 dólares (en el mercado de Tejas). Esto es así porque aumentó sin razón antes de la guerra. Durante el conflicto ha ido hacia arriba o hacia abajo de acuerdo con las noticias de la CNN. La gente se percató de que no había el poderío militar en Irak que algunos presumían. Era previsible: si en Bagdad no funcionan ni los ascensores, ¿cómo van a funcionar las fuerzas armadas? La nueva situación, el control de Bagdad por los aliados, va a deprimir los precios.

P. ¿Puede haber un desplome del crudo, como en 1991?

R. La OPEP no quiere correr ese riesgo. Los precios venían cayendo, pero sólo el anuncio de la reunión los frena. Y si hay amenaza de desplome, la OPEP actuará. A medio plazo preveo que el crudo se situará en torno a los 22 dólares, entre 20 y 24 dólares el barril. Ese precio es bueno para todo el mundo: remunera a los productores y puede ser un incentivo para la recuperación de la economía en los países consumidores.

P. ¿Cree que la industria petrolera española, empresas como Repsol y Cepsa, estarán en el Irak de posguerra?

R. Se va a demostrar que era acertada la postura del presidente Aznar, que se la ha jugado como un verdadero hombre de Estado. Esta política va a beneficiar a las empresas españolas, que van a tener una situación de privilegio en Irak. No sólo empresas petroleras importantes, como las dos que dice, sino también las constructoras u otras compañías que tengan capacidad de participar en Irak.

P. Estos contratos generan gran polémica en la opinión pública, al verse como un reparto del botín. Puede pensarse que se participa en una guerra para hacer negocios.

R. Es un gran error pensar que los aliados buscaban meter mano a los recursos iraquíes. El objetivo primordial de esta guerra era político, era Sadam Husein, que era una amenaza para la paz regional y del mundo. Lo otro era complementario. Evidentemente hay implicaciones petroleras. Ahora EE UU va a tener más equilibrio en los suministros del Golfo, con menos dependencia de Arabia Saudí y más de Irak.

P. ¿Se ha normalizado la producción petrolera en Venezuela tras la prolongada huelga contra Chávez?

R. El Gobierno ha logrado recuperar una producción de 2,6 millones de barriles al día, aunque dice que son 3 millones. El problema central es cómo sostener ese nivel. La situación de la industria es crítica. En Petróleos de Venezuela despidieron a 18.000 de 40.000 trabajadores y a un porcentaje mayor, cerca del 70%, de los ejecutivos y profesionales. Se han desmantelado las organizaciones de comercio, finanzas, exploración y producción. Han recortado a la mitad el personal de Intevep, la filial de investigación. Va a ocurrir, si no se revierte la situación, lo mismo que en el Irán del sha, que en 1979 producía 5,5 millones de barriles al día. Descabezaron a la industria, pusieron al frente a clérigos sin ningún conocimiento y la producción cayó a 2,5 millones. Ahora es de 3,7 millones. En Venezuela puede ocurrir lo mismo, porque han descabezado la estructura profesional para poner gente afecta al régimen. Esto crea dificultades para las empresas extranjeras en su relación con Petróleos de Venezuela.

P. Se ha dicho que la crisis venezolana obligó a EE UU a retrasar el ataque a Irak.

R. Yo ya señalé que sería muy complicado que la invasión de Irak coincidiera con la crisis venezolana. Cuando menos gravitó sobre la toma de decisiones. Invadir Irak con Venezuela paralizada habría dado un fuerte empujón al precio del crudo.

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