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Competencia

Economía acusa a Telefónica de obstaculizar la competencia

Retevisión, Uni2, Jazztel y el resto de las operadoras del mercado español han recibido un balón de oxígeno por parte del Ministerio de Economía. El Servicio de Defensa de la Competencia ha respaldado plenamente sus tesis y, en respuesta a una denuncia de la patronal de las nuevas telefónicas, Astel, acusa a Telefónica de haber intentado frenar la competencia y de abusar de su posición de dominio. La operadora, por su parte, asegura que su conducta ha seguido en todo momento la más estricta legalidad.

El expediente ya está en manos del Tribunal de Defensa de la Competencia, que tiene un año para decidir sobre el tema. Dadas las conductas imputadas, la multa a la que se enfrenta la filial española de telefonía fija de Telefónica podría suponer el 10% del volumen de ventas, que el año pasado fue de 9.829 millones de euros. Lo elevado de la cifra -casi 1.000 millones de euros- convertiría la sanción en la mayor de la historia, a mucha distancia del resto, aunque también pesará en el tribunal, que tendrá reparos a la hora de imponerla, según fuentes del mercado.

Las acusaciones de Economía se refieren a la fuerte campaña que emprendió Telefónica a finales de 2001 para evitar la fuga de clientes. En ese momento se puso en marcha la preselección de operador, lo que significaba la posibilidad de los usuarios de contratar todos los servicios con una telefónica alternativa, sin necesidad de marcar prefijo para ello y utilizando para el servicio las redes de la compañía dominante.

Los clientes preseleccionados tienen un perfil más elevado de consumo que el resto y Telefónica desplegó una batería de medidas para intentar contener la amenaza. Entre ellas, figura el envío de una carta a los usuarios, en la que les advertía de las consecuencias de cambiar de operador y de los riesgos que asumían.

Esta carta es la que basa ahora la opinión del Servicio de Defensa de la Competencia. El organismo ministerial considera que Telefónica diseñó una estrategia 'que provoca confusión en los usuarios sobre las implicaciones de la preselección de operador y vincula la prestación de los servicios suplementarios a la prestación del servicio telefónico'. Como agravante, Economía resalta el 'alcance generalizado tanto respecto del número de destinatarios como de su duración en el tiempo'.

La campaña de Telefónica, según el documento, daba a entender a los usuarios que la oferta de los operadores alternativos era peor, que la calidad de las comunicaciones podía disminuir o que el tiempo de resolución de las averías podría alargarse si decidía contratar con otro proveedor de telefonía. Con estos argumentos, añade el Servicio de Defensa de la Competencia, Telefónica 'ha fomentado entre miles de usuarios del servicio de telefonía fija una actitud de recelo hacia sus competidores carente de fundamento, alentando de este modo la permanencia con Telefónica, por si acaso'.

Para Telefónica, sin embargo, la denuncia de Astel carece de fundamento, según afirman fuentes de la compañía, que asegura haber cumplido en todo momento las normas sobre preselección impuestas por el regulador. En su defensa, la operadora apela a la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) y a su decisión de archivar una denuncia en términos similares planteada con anterioridad ante el organismo regulador por los competidores de Telefónica.

Un proceso plagado de enfrentamientos

La última de las muchas polémicas que han enfrentado a Telefónica con los reguladores -la preselección- es, sin duda, uno de los mecanismos de liberalización que más problemas ha desatado en la apertura del mercado de telecomunicaciones. Si Telefónica es la denunciada ahora ante el Tribunal de Defensa de la Competencia, ella es la denunciante en otros procesos que siguen abiertos.Una de estas denuncias está también en manos del tribunal y es la que se refiere a las prácticas realizadas por Retevisión y Uni2 para conseguir preseleccionar a clientes en las que, supuestamente, llegaron a falsificar firmas y suplantar personalidades. En su informe previo, el Servicio de Defensa de la Competencia aseguraba que estas prácticas favorecían la competencia. Esta misma causa, para la que Telefónica aporta testimonios de usuarios, está siendo investigada por el ministerio fiscal. La apertura de la preselección causó mucha expectación entre los operadores alternativos, que inmediatamente comenzaron la captación de clientes. Los resultados fueron muy positivos en un principio, pero pronto la capacidad de Telefónica de recuperar usuarios preseleccionados empezó a dejar huella. Las tasas de recuperación llegaron a niveles del 40% y del 50%. Después de permanecer unos meses estancada, la preselección ha ido cogiendo fuerza en los últimos meses. Si a principios de 2002 los clientes sumaban 1,45 millones, en estos momentos son 1,82 millones, de los que poco más de un millón y medio han contratado todos los servicios y 320.375 sólo utilizan los servicios de operadores alternativos para la larga distancia y las llamadas de fijo a móvil. Esta cifra de preselecciones lleva a Telefónica a decir que no existen obstáculos por su parte, según fuentes de la operadora, ya que los 1,82 millones de clientes sitúan a España a la cabeza de Europa en esta materia.

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